Cultura ciclista

El futuro estaba en África

El MTN-Qhubeka fue el primer equipo del continente negro en participar en el Tour de Francia. Su presencia sugiere que los campeones del futuro vendrán de África, y difunde una hermosa y eficiente labor humanitaria.

Shimphine es un niño sudafricano de 10 años. Se levantaba de lunes a viernes a las 6:40 para andar más de 5 kilómetros y, una hora y media después, llegar al colegio. Hoy, en bici, tarda 30 minutos.

La suya es una de las más de 53.000 bicicletas que, desde 2005, ha repartido en Sudáfrica el Team MTN-Qhubeka Samsung, el primer equipo africano en participar en los 102 años de historia del Tour. Su lema, ‘Bicycles change lives’ (‘Las bicicletas cambian vidas’).

Tormenta y barro

“Los niños las necesitan para ir al colegio y volver a casa pronto y hacer los deberes cuando hay luz natural, porque la mayoría de las aldeas no tienen electricidad. También las usan los adultos para transportar sus cultivos e ir a otras aldeas a vender fruta y verduras, e incluso para llevar a enfermos a otros pueblos porque en el suyo no tienen médico”, cuenta Sergio Pardilla, ciclista del Caja Rural que militó en la escuadra sudafricana en 2013 y 2014.

Foto: Sergio Pardilla
Foto: Sergio Pardilla

El español recuerda un día de tormenta y entrega de bicicletas en el que participaron los ciclistas profesionales. “Cuando nos fuimos al hotel a tomar una ducha caliente”, dice Pardilla, “los niños que habían estado con nosotros, y a los que habíamos dado las bicis para que hicieran una pequeña competición amistosa, regresaron con la mayor de sus sonrisas a sus casas sin agua caliente ni lavadora donde limpiar el barro. Cosas así emocionan”.

Qhubeka significa en idioma Nguni “progresar”, “avanzar”, como hacen las aldeas que se benefician de la labor del equipo. “Está probado que con una bici el tiempo que gastan los niños en ir al colegio se reduce un 75%, su asistencia aumenta un 28% y su rendimiento académico un 59%”, detalla Wendy van Eyck, responsable de comunicación de la vertiente solidaria del equipo ciclista.

Pero no son solo las bicis, añade, porque las reciben después de plantar árboles frutales para producir sus cosechas: “Por cada 200 árboles plantados entregamos una bici a la aldea. Además, las bicis son construidas por mujeres del propio país mujeres, con lo que se fomenta el desarrollo del negocio local”.

Talento virgen

Además de para mejorar la vida en las aldeas, la estructura deportiva surgió de una reflexión: si los africanos son los mejores en atletismo en largas distancias, ¿por qué no había grandes ciclistas? La respuesta fue sencilla: no tenían bicis.

“Los ciclistas africanos tienen un potencial enorme”, añade Pardilla. “Van a llegar muy alto y muy pronto. La UCI (Unión Ciclista Internacional) lleva años trabajando con jóvenes corredores del tercer mundo en un centro de alto rendimiento en Suiza donde les enseñan alimentación, táctica… Y, para los niños, el Qhubeka es un referente: les demuestra que hay futuro. Muchos de los ciclistas que ahora son profesionales han vivido en esos pueblos y han sufrido las penurias de esa vida”, afirma.

Coincide con él Veit Hammer, jefe de prensa del Qhubeka: “En un par de años habrá grandes campeones africanos. Poseen mucho talento pero les faltan infraestructuras, entrenadores y buen material. Ese es también nuestro trabajo: el 60% de los corredores del equipo son africanos, y estamos en permanente contacto con el UCI World Cycling Centre en Aigle (Suiza). Con su colaboración, veremos muchos más ciclistas africanos en el pelotón en los próximos años”.

El reto era actuar frente al mundo como el primer equipo africano en correr el Tour (por cierto, ganado por Chris Froome, un británico nacido en Nairobi, Kenia), y ellos han respondido con éxito. Steve Cummings ganó la 14ª etapa el 18 de julio, aniversario del nacimiento de Nelson Mandela (1918-2013), el símbolo de Sudáfrica. Cummings cruzó la línea de meta con la mano derecha abierta hacia el cielo y los cinco dedos extendidos, el símbolo de Mandela, y también una forma de expresar un deseo: el de las 5.000 bicicletas que el Qhubeka quiere entregar en 2015. Además, el erítreo Daniel Teklehaimanot lució el jersey de líder de la montaña, convirtiéndose en el primer africano en vestirlo.

El futuro del ciclismo profesional pasará, tarde o temprano, por África. Pero hay algo más importante: el porvenir de muchos africanos, gracias a una simple bicicleta, también cambiará a mejor.