Hacer ejercicio de manera habitual regular no sólo ayuda a su salud mental y reducir el estrés: también ayuda a reducir el riesgo de afecciones como diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas e incluso ciertos tipos de cáncer.
Pero, ¿cuánto ejercicio necesitas hacer para obtener esos beneficios?
Cuando se analiza la prevención del cáncer de mama, la respuesta puede ser: no tanto como algunos piensan. Al menos esa es la conclusión principal a la que ha llegado un nuevo estudio publicado en la revista* Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention.*
El estudio contó con la colaboración de un total de 400 mujeres sanas de entre 50 y 74 años, a las que se siguió durante un periodo de dos años. Se hicieron dos grupos: el primero realizó una actividad aeróbica moderada (150 minutos a la semana) y el segundo una actividad aeróbica más intensa (300 minutos a la semana), y se midieron los beneficios en los llamado biomarcadores intermedios de cáncer de mama: sustancias en la sangre y en la orina que son indicadores de riesgo de cáncer de mama, entre los que están la insulina, la glucosa, estrona (una hormona sexual femenina) o el estradiol (una forma de estrógeno).
Tras un año realizando esta rutina de ejercicio, los biomarcadores mejoraron en general en ambos grupos, pero ninguno de los dos vio una mejora significativamente mayor o mejor que el otro. Es decir: hacer ejercicio, tanto de intensidad moderada como alta, puede reducir el riesgo de cáncer de mama.
“Si una mujer tiene una alta resistencia a la insulina, elevados niveles de grasa corporal u otros biomarcadores, tiene un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama”, declaró Christine Friedenreich, directora científica del Departamento de Epidemiología y Prevención del Cáncer del Servicio de Salud de Alberta, y una de las responsables de la investigación, a la revista Runners World. “Del mismo modo, si es físicamente activa, reduce el riesgo de desarrollar dicha enfermedad”.
Investigaciones anteriores han descubierto que el ejercicio reduce la resistencia a la insulina (una condición en la que su cuerpo tiene problemas para absorber la glucosa, lo que puede causar que se acumule azúcar en la sangre), inflamación y grasa corporal. Un elemento importante, dado que se ha relacionado directamente con un mayor riesgo de contraer cáncer de mama.