¿Cómo te llevas con tu bici?
¡Creo que es la relación más larga y estable que he tenido en mi vida! Monto casi desde que nací y soy una firme defensora del ciclismo urbano, porque es el medio de transporte al que toda ciudad debería aspirar.
¿Cuál es tu primer recuerdo ciclista?
En mi barrio, San José de Valderas, en Alcorcón. Recuerdo a mi padre empujándome y yo aprendiendo a montar, con ruedines, en una BH verde que me habían regalado. Después me pasaba el día con amigos, haciendo pistas para montar en los parques de arena y jugábamos a construir carreteras y garajes. Era muy pequeña, pero son algunos de los recuerdos más felices de mi vida.
¿Por qué sigues montando a diario?
Porque, cuando acabo de trabajar, subirme a la bici me regala una sensación de libertad única. Uso mi cuerpo pero, también, mi cerebro. Puedo ir por sitios por los que no puedo acceder en coche y andando, y encima voy relajada. Muchos creen que ir en bici es sinónimo de ir siempre rápido, pero para mí es todo lo contrario: me relaja, es como hacer Yoga o Pilates. Incluyo la bici entre las cosas más placenteras que hay, como comer chocolate o hacer deporte.
¿Qué bici tienes?
Una Órbita grande, de paseo. Es la segunda que tengo, porque la primera me la robaron y me compré una igual. No he tenido coche en mi vida, y lo primero que conseguí cuando me fui a vivir a Madrid fue una bici. No lo hice por el medio ambiente sino, simplemente, porque era la opción más sana, cómoda y práctica. Encima puedo aparcarla en mi casa, porque tampoco requiere mucho espacio.
¿Qué tipo de ciclista eres?
Muy tranquila. Intento evitar los coches, porque su velocidad y el humo que expulsan me apestan. También me gusta “perderme” en bici: aunque vayas por tu ciudad a veces te dejas llevar, como si estuvieras recorriendo un lugar que no conoces. Siempre descubres cosas en las que nunca te habías fijado.
¿Cómo trata Madrid a los ciclistas?
Mal, tanto los conductores como los peatones. Creo que ser mujer tiene algo que ver, pero muchas veces me han gritado e insultado. Los automovilistas nos ven como una molestia y los peatones, como un peligro. No importa que seas respetuosa o pases a tres metros de ellos: para muchas personas, sobre todo ancianos, una bici es un peligro. Supongo que se deben sentir muy frágiles, pero también hay muchos que, simplemente, son machistas, racistas y opuestos a cualquier cambio.
“Los automovilistas nos ven como una molestia y los peatones, como un peligro”
¿No crees que las cosas están mejorando?
Personalmente, creo que no. Al menos en Madrid. Tendrá que ver con la falta de civismo de algunos, o con los usuarios de BiciMAD que van por la acera a toda velocidad, pero es increíble: tal y cómo van los coches y las motos, a los ciclistas nos ven como a terroristas. En Madrid seguimos en pañales con todo lo que respecta a la bici.
¿Cómo ves, en general, la ciudad?
No muy bien. El equipo de Carmena es demasiado permisivo a veces, sobre todo si hay intereses económicos de por medio, y no piensa demasiado en las necesidades reales de los vecinos que, al final, sólo queremos descansar y que estén las calles limpias. El centro sigue sucio, los locales cierran a la hora que les da la gana y no hay noche en que la gente no esté gritando u orinando en la calle. Eso sí, que conste: tampoco estoy nada a favor de lo que hacía antes el PP.
Llevas más de diez años trabajando en televisión y ahora conduces y moderas Pool Fiction, un programa sobre cine y series.
Viendo la cantidad de periodistas que hay en el paro sé que soy una privilegiada: que, durante doce años, tu trabajo sea vivir a diario una de tus grandes pasiones es un milagro. ¿El futuro? Ni idea. Que esto dure lo que tenga que durar, porque nadie tiene nada garantizado.
¿Cómo ves el mundo?
Con escepticismo: tal y como están las cosas, es complicado que no nos afecten. Intento no echarme la culpa de todo, como me enseñaron en el colegio de monjas, y convencerme de que ni puedo salvar yo sola a los refugiados de Siria ni voy a impedir las barbaridades de Donald Trump. Eso sí: puedo ser amable y humana con las personas que me rodean. Creo que la verdadera revolución comienza siendo tolerante y empático con el que tienes al lado.