Encuentra tu sillín…
Hay un sillín para cada tipo de ciclista. Por mucho que pienses que vas a hacer pocos kilómetros, es importante que te pares a pensar cuál se adapta mejor a tu anatomía. Aunque a priori puedan resultarte más cómodos los sillines muy blandos, decantarse por ellos suele ser un error. La firmeza es importante.
…y ajústalo correctamente
Parece lo más obvio, pero no todo el mundo presta la suficiente atención a este punto y lo lleva excesivamente bajo, lo que además de un esfuerzo extra implica un grave riesgo de lesiones. Súbelo aproximadamente hasta la altura de tu hueso de la cadera. Y haz la prueba: con el talón apoyado en el pedal, sitúa este en el punto más bajo y fíjate en que al hacerlo la pierna quede casi completamente estirada (con una pequeña flexión) sin perder la horizontalidad de las caderas.
¡Y también el manillar!
El gran olvidado a la hora de realizar los ajustes necesarios para rodar cómodamente. La importancia reside en su relación con la altura del sillín. Cuanto más alto está el manillar respecto al sillín, menos peso soportarán las manos. Y por tanto, ganaremos control en las bajadas y lo perderemos en las subidas. Si por el contrario lo situamos más bajo, la bici se volverá menos manejable en bajadas y mejoraremos en las subidas. Si tienes la suerte de vivir en una ciudad llana, ¡ajústalo a tu gusto!
Pedalea a tu ritmo
Y especialmente en verano. Puede que te hayas venido arriba viendo el Tour de Francia, o que quieras estar a la altura de tus amigos más bicicleteros. Pero será mejor que des con tu ritmo y lo sigas sin ánimo de competir con nadie, ni siquiera contigo mismo. Y especialmente si estás empezando a usar la bici para moverte por la ciudad: hacerlo con tranquilidad será tu mejor baza.
Ten la bici a punto
Ten en cuenta que si llevas las ruedas un poco deshinchadas te costará más pedalear. Engrasa la cadena, ajusta bien los frenos y los cambios… ¡Una rodada cómoda siempre viene precedida de una puesta a punto!
¿Qué llevas puesto?
En Ciclosfera estamos convencidos de que no hay que vestirse pensando en el trayecto, sino en el destino. Por eso nos encanta ver en bici a ejecutivos con chaqueta y corbata, a chicas jóvenes con vestidos de noche y tacones o a señoras en chándal de táctel. Pero si estamos hablando de comodidad, conviene darle una pensada antes de subirse a la bici para dar con las prendas de nuestro armario más compatibles con la bici.
Protégete
El sol puede ser un enemigo traicionero: la gorra será una aliada fundamental, especialmente en estos meses de estío. Y aunque creas que dan calor, usa guantes. No sólo para evitar las muy molestas ampollas en las manos; también para minimizar los daños en las palmas en caso de una caída. Por muy tonta que sea ésta, el asfalto es muy traicionero, y las manos se suelen llevar la peor parte.