Suelo visitar Cycles Ramses para hacer fotos de los proyectos que están llevando a cabo, las bicis terminadas y, lo reconozco, Chinita, la gata que se ha convertido en la reina del taller. Y recuerdo el día en que capturé esta imagen: era domingo, necesitaba arreglar mi bici y, como entre semana suele haber mucho lío, decidí pasarme el día de descanso. Mientras arreglaba la bicicleta, Chinita se dedicó a pasear sobre las herramientas del taller y, cuando se cansó de alborotarlo todo, se metió en un hueco para observar cómo trabajaba. Era tan curioso que no pude evitar sacar una foto: el cuadro italiano, el maillot que un día trajeron al taller y decidimos colgar… Esa armonía, dentro del caos, hicieron aquella mañana de ese rincón un lugar precioso.
Aunque la fotografía me encanta, me dedico profesionalmente a la docencia de arquitectura. Intento inculcar a los estudiantes el uso de la bici como medio de transporte: para lograrlo, pedaleo de una facultad a otra, intento desalentar del uso del coche y promuevo la bici como alternativa para vincularse con la ciudad. Todo un desafío, pero me reconforta ver que poco a poco las ciudades se llenan de bicis. Reconozco que toda mi vida ha estado unida al ciclismo. Es más: recuerdo ir, muy pequeña, cerca de la casa de mis padres a una bicicletada. Era en Ramos Mejía, donde me crié: teníamos que recorrer cien metros y, sobre una chopper con flecos rosas pedaleé con todas mis fuerzas. ¿Gané? ¿Perdí? ¡Eso a quién le importa ahora!