Quedan todavía algunas semanas de curso pero, con la llegada del buen tiempo, el ambiente que se respira en el campus de la Universidad Técnica de Delft, en los Países Bajos, es alegre, relajado e, incluso, hasta ligeramente festivo. Y sí, quizá el epicentro de esa algarabía juvenil sea Coffee & Bikes, el aparcamiento de bicicletas inaugurado en otoño de 2018 situado en la plaza de la facultad de Ingeniería de Diseño Industrial (IDE). Y es que el edificio no es sólo un aparcamiento capaz de acoger 2.100 bicicletas: las dos plantas de parking están rodeadas por un montículo cubierto de césped perfecto para relajarse entre clase y clase sobre el que, además, se construyó un coqueto edificio que aloja un taller de bicis y una cafetería.
La arquitecta ciclista
“Nací en Haarlem, a apenas 60 kilómetros de Delft”, nos explica al otro lado del teléfono la responsable del proyecto, Marjolein van Eig, “y tuve la suerte de estudiar en la Universidad Técnica de esta ciudad. Estaba absolutamente familiarizada con el lugar, pero también con la bici: como buena holandesa, siempre me muevo pedaleando. Al supermercado, a la oficina, a la estación de tren… ¡La bici es mi principal medio de transporte!”
La arquitecta responsable lo tenía claro: el lugar debía crear un punto de encuentro e interacción social y debía inspirarse en la arquitectura modernista de Van der Rohe.
Como Marjolein nos cuenta, cuando recibió el encargo (desarrollado por dos estudios de arquitectura locales, Biq architecten y BureauVanEig), pronto tuvo claras dos cosas: que debía crear un “punto de encuentro e interacción social para los estudiantes” y que se inspiraría en la arquitectura modernista del campus del Illinois Institute of Technology (iit) de Chicago (EE UU), obra de Ludwig Mies van Der Rohe. Así fue: la retícula de vigas de acero o la amplia superficie acristalada remiten al Crown Hall, el imponente edificio que acoge el colegio de arquitectos de Van Der Rohe en Chicago. “La retícula de 5x6 metros”, explica Marjolein, “facilitará una ampliación. Las juntas que unen el pilar con las vigas son rígidas, lo que deja más espacio a las bicicletas. El parapeto está construido en el exterior, dando sombra y profundidad a la fachada. Toda la estructura es fácilmente desmontable. Y las distintas entradas y escaleras en torno al edificio lo hacen atractivo y accesible desde cualquier punto, invitando así a los estudiantes a acercarse y entrar”.
Transparente, elevado, liviano, es cierto que el discreto edificio parece facilitar el acceso del aire, las personas y los rayos de sol. “La versatilidad era clave en el diseño”, explican los arquitectos. “El talud de hierba sobre el que se levanta el edificio oculta parcialmente las bicicletas y encaja la construcción en su entorno. El taller, en la planta baja, conecta directamente con el aparcamiento, mientras que la cafetería, está situada a un metro de altura, cuenta con unas buenas vistas de la plaza. Y la altura de su techo varía, dando a la zona de asientos originalidad y personalidad”.
"La ubicación y la calidad del café combinan a la perfección". "¡La ubicación es extraordinaria!" Esas y otras cosas se leen en las redes sociales sobre Coffee & Bikes.
“La ubicación y la calidad del café combinan a la perfección”, asegura en redes sociales un tal Christian Glahn. “El café, recién hecho y a buen precio, es delicioso. El personal es amable. Y la ubicación, simplemente.. ¡es extraordinaria!”, añade Bram de Haas. Todas las opiniones, salpicadas de estrellas, van en la misma dirección: lo que podría haber sido una simple cafetería, o un eficiente aparcamiento de bicis, se ha transformado en un lugar extraordinario. En el que hablar. Brindar. Al que llegar en bicicleta y, antes, durante y después, disfrutar.