¿Cómo nace el Rueda Film Festival?
La iniciativa parte de un amigo mío, Nicolás Olave. Era el dueño de My Beatiful Parking, una tienda emblemática a la que yo solía ir y en la que organizó distintas iniciativas culturales relacionadas con la bici, entre ellas la proyección de cine ciclista. Olave se rodeó de más gente, empezaron a indagar y vieron que había todo un género de cine ciclista, muchas piezas internacionales no demasiado conocidas. Así que se pusieron a la obra, con el objetivo de darle un espacio a ese cine y, además, fomentar la sostenibilidad o el uso de la bicicleta en Barcelona.
¿Cómo, y cuándo, te implicas tú?
Me invitaron a formar parte del jurado de la primera edición, porque soy directora de cine documental y ciclista empedernida. Descubrí un género que me era desconocido, en el acto decidí implicarme con el Rueda y terminé siendo la directora, un cargo honorífico porque todos trabajamos, y mucho. La de 2017 es la tercera edición, algo que valoro como un gran éxito: organizar un festival de cine con tan pocos recursos es muy difícil, y además hemos logrado contar con el apoyo tanto del público como de la administraciones públicas.
Además de mucho cine, Rueda organiza actividades como una carrera de cargo bikes, conciertos o una sesión infantil
Entre las distintas sedes de este año, y como base de operaciones principal, habéis elegido la Superilla del Poblenou. ¿Por qué?
Tiene un significado muy especial: representa el modelo al que nos queremos dirigir, el de una ciudad sin coches privados. Aunque iniciativas como la Superilla son muy criticadas por aquellos que usan el coche hasta para hacer la compra, nosotros creemos que representa un ejemplo de futura ciudad limpia, donde se fomenta la bici y se gana espacio para el peatón. Las proyecciones, además, serán en el Centre Moral i Cultural de Poble Nou, un lugar con más de cien años de historia y una gran tradición de cultura y asociacionismo.
Junto al cine, ¿qué más actividades habrá en el Rueda Film Festival?
Además de las habituales, como el mercadillo y el torneo de bike polo, destacaría varias novedades. La primera es una carrera de cargo bikes, porque consideramos que son el futuro y porque, todavía, falta información entre el público, que entiendan las posibilidades de transporte que ofrecen y cómo pueden ayudar a reducir hasta en un 40% el vehículo privado. También mostramos Bike Wars, una exposición de fotos de la artista valenciana Gema Polanco, o una serie de conciertos con música de todo tipo.
Y, por supuesto, el Rueda Kids.
Efectivamente: es una sesión infantil y matinal, con proyecciones y música en vivo y con un animador, sorteos… Es un éxito de taquilla, una de las actividades que más atraen a la gente, y algo maravilloso porque permite que los niños entren en contacto con la bici a muy temprana edad, y vean que existe esta forma de vida. También, en el jurado, contamos como presidente con Mikael Colville-Andersen, toda una referencia de ciclismo urbano a nivel mundial.
A través de los filmes que proyectamos accedes a un mundo brutal de historias, vidas y movidas culturales en torno a la bicicleta
En el otro extremo, habrá una selección de cortos erótico-ciclistas: Bike Smut.
En Rueda siempre hemos hecho una sesión golfa, pero incluía alguna de las películas que estaban en competición. Este año hemos querido ponerle más sentido del humor al tema, y pensamos que sería interesante proyectar en esa sesión golfa, el viernes a medianoche, un contenido que también fuese golfo. Conocíamos Bike Smut, una selección de cortos eróticos dirigidos por ciclistas, y pensamos que si hacíamos algo para niños también debíamos darle a los adultos algo pícaro y cachondo.
Como Ciclosfera, el festival Rueda considera que compartir y difundir la cultura ciclista es una forma, también, de animar a la gente a pedalear.
Sí… Cuando me implico en el Rueda una de las cosas que más me sorprenden es descubrir todo el imaginario, las películas maravillosas, que se hacen en todo el mundo en torno a la bicicleta. A través de los filmes que proyectamos accedes a un mundo brutal de historias, de vidas, de filosofía de vida y movidas culturales que giran alrededor de la bici. Es alucinante.
¿Por qué cala tanto la cultura ciclista?
Todos hemos usado la bici de pequeños, e imágenes como las de E.T. o Verano azul están incrustadas en nuestro cerebro. Pero, de mayores, nos avinagramos, y también vamos dejando de pedalear y desconectando de la sensación de libertad que ofrece la bicicleta. Creo que todas las actividades que hacemos en Rueda son muy lúdicas, invitan a la gente a jugar, y así permitimos que la gente vuelva a conectar con la bici a través de la cultura. Hay gente que se vuelve a plantear el usar la bicicleta después de ver una película, de descubrir como otros, quizá muy lejos, organizar su existencia en torno a la bicicleta. Hay miles de historias, de personajes, estilos de vida, retos y marcianadas en el cine ciclista, y eso hace que la gente se detenga a pensar, que se plantee cosas nuevas, porque la cultura te lleva a pensar, a replantearte cosas, a reflexionar.
¿Cómo está el ciclismo urbano en Barcelona?
Hay cosas que me preocupan. La implantación de carriles bici ha sido trepidante, lo que ha generado una importante tensión entre coches, peatones y ciclistas. Tiene que haber un periodo de ajuste, en el que cada uno de los actores del tráfico asuma una responsabilidad y tenga una buena conducta. Mucha gente no tiene ni idea de cómo circular en bici, de que el carril bici es un lugar para desplazarse respetando las normas de tráfico. Tiene que haber una responsabilidad por parte de los ciclistas, saber que circular en bici no te da derecho a hacer lo que te da la gana porque, entre otras cosas, eso hace que luego los demás nos insulten. En Barcelona se ha vivido un boom de la bicicleta que se tiene que ajustar: que el peatón, que debe ser el rey del tráfico, no cruce los semáforos en rojo, que los automovilistas y motociclistas entiendan que la bici ha llegado para quedarse y no son los que mandan en el asfalto y, por supuesto, que los ciclistas debemos ser educados y responsables.
¿Cómo será Rueda a corto y medio plazo?
Hay dos cosas que nos hacen mucha ilusión. Una es ver cómo crece, cómo se internacionaliza. En 2017 hicimos Rueda en otros lugares de España, como Zaragoza y San Sebastián, y en México, durante el Foro Mundial de la Bicicleta. En 2018 también se hará en Valencia y Buenos Aires, Argentina. El otro objetivo es poder vivir de Rueda. Hasta ahora es, básicamente, algo altruista, pero con el apoyo de las instituciones públicas y privadas creo que lo podremos lograr.