Arrinconados por los tiempos modernos y el triunfo de las máquinas, un grupo de artistas daneses se refugió en un desolado paisaje para festejar y crear en libertad. Hoy, casi un siglo después y como los felices ciclistas de uno de esos pintores, Brockdorff, seguimos pedaleando y besando el aire, ya sea en lugares lejanos o reconquistando nuestra ciudad cada día.