Bizi nació en 2008, y se ha asentado como una alternativa de transporte sostenible en la ciudad. Lo demuestran sus casi 26.000 usuarios registrados, y datos como los difundidos ahora: casi 2.000 de estos usuarios (exactamente, 1.894 ciclistas) han participado en la encuesta de satisfacción, basada en 47 preguntas y estructurada en cuatro bloques: condiciones de uso (11 preguntas), servicio de Bizi (20 preguntas), preguntas sobre hábitos de transporte y conocimiento de la Ordenanza Municipal de circulación (15 preguntas) y un espacio abierto en el que recabar peticiones y sugerencias para mejorar el servicio.
Las respuestas de los usuarios (muchos de ellos dados de alta en 2008, cuando el proyecto se puso en marcha) dan cifras muy interesantes. Así, por ejemplo, los encuestados usan una Bizi casi 5 veces a la semana (en concreto, 4,85), unos trayectos que, en un 82%, son habituales (ir a trabajar, a estudiar…).
Otro dato muy interesante, y que desmiente que este tipo de servicios sean incompatibles con la bicicleta privada, es que dos de cada tres usuarios tienen una bici propia, pese a lo que recurren con mucha frecuencia a la compartida. Casi siete de cada diez usuarios asegura conocer y respetar la Ordenanza Municipal de Circulación, y casi nueve de cada diez pide poder usar su bicicleta en zonas verdes y espacios peatonales señalizados (una cuestión bastante peliaguda en Zaragoza).
Los usuarios de Bizi son claros al afirmar que la prohibición de pedalear por todo tipo de aceras y calles peatonales pueden llegar a ser un grave inconveniente, suficiente, incluso, como para dejar de usar la bicicleta pública e incluso la bici como medio de transporte. La mayor parte de estos usuarios también reclama la construcción de más carriles bici.