¿Quién es Bicireportera CDMX?
Me llamo Patricia Calderón, tengo 39 años y llevo diez moviéndome en bici por Ciudad de México. No soy reportera sino urbanista y me dedico al desarrollo inmobiliario en la ciudad, pero lo que empezó siendo una forma de transporte se ha convertido en algo parecido a una forma de vida. Porque la bici no consiste sólo en desplazarse, o hacer deporte, sino que es una forma de vivir. Soy "una Godín" (en México llaman así a los oficinistas que se pasan el día trabajando), pero al menos voy de un lado a otro en bici y me gusta compartirlo en redes sociales.
Y así fue como nació la 'Bicireportera CDMX'...
Sí, me puse ese apodo en Twitter porque en bicicleta es más fácil reportar el estado del tráfico y, en general, de la ciudad. Recuerdo, por ejemplo, el sismo de hace unos años: yo andaba en bicicleta, publiqué un tuit explicando cómo un tipo en auto se había vuelto loco que tuvo gran repercusión. Además, esa actividad me ha servido para comprobar que hay muchos ciclistas urbanos en Ciudad de México, pero que necesitamos amplificar nuestras voces, hacernos más visibles, e informarnos. Porque hay mucha desinformación sobre cómo circular, sobre qué necesitamos, y las autoridades deben enterarse también de ello.
¿Por qué empezaste a moverte en bicicleta?
Cuando empecé a hacerlo, hace diez años, vivía a cuatro kilómetros de mi trabajo pero tardaba casi una hora en coche por el tráfico. Era una pérdida de tiempo muy grande... ¡y soy hiperactiva, no podía soportarlo! Perder el tiempo en un coche es absurdo: no puedes, ni debes, hacer nada. No puedes leer. No te puedes ni maquillar. Como mucho, puedes hablar con alguien que esté igual de aburrido que tú... ¡Es perder la vida! Así que hice cuentas, analicé mi tiempo, y me di cuenta de que no podía seguir permitiéndomelo. Así que agarré la bici, me puse en marcha y, desde el primer día, vi que tardaba menos y además hacía ejercicio. Primero aprovechando los 'viernes casual', en los que se puede venir a trabajar con jeans, y después también los lunes, los miércoles hasta que lo hice a diario. Me mudé, ahora vivo a 17 kilómetros del trabajo, pero me sigue valiendo la pena: tardo entre 45 y 60 minutos, cuando hay mucho tráfico, y en vez de perder el tiempo en coche me desplazo al aire libre.
"Cuando llego a la oficina por la mañana... ¡la gente me pregunta que cómo llego tan animada!
Cuando dices que el ciclismo urbano es un estilo de vida... ¿cómo lo explicarías?
Con un ejemplo: cuando llego a la oficina por la mañana... ¡la gente me pregunta que cómo llego tan animada! Porque no estoy histérica, después de una hora metida en un coche o en el metro. Porque llego activa, con las pilas cargadas. Porque la bici te da energía, no te la quita. Dejé de fumar, dejé de beber, bajé de peso y aprendí a vivir la ciudad de un modo completamente distinto. Ciudad de México es muy bonita, pero a bordo de un coche no la disfrutas... ni siquiera la ves. En el coche no te fijas en un árbol bellísimo, frondoso... pero en bici lo ves y, si te apetece, te paras debajo de él. Y, además, la bici te hace ser empática, darte cuenta de lo que te rodea, ver cómo viven los peatones. Valoras a los demás. Sumando todo eso que te estoy contando... ¿no es un estilo de vida distinto?
El otro día vimos un estupendo tuit tuyo, enseñando cómo sales vestida de casa, como vas en la bici y cómo llegas a la oficina. ¡La bici y la elegancia no son para incompatibles!
¡Claro que no! En la oficina tengo un par de zapatos, porque llego en zapatillas y aquí me cambio. No hace falta nada más: si llevas pantalón puedes amarrártelo. Como mujer, llevo licra debajo del vestido. No sudo mucho, porque salgo muy pronto y hace fresco. Sólo me pongo un chaleco sin mangas para protegerme el pecho, y así no generar tanto calor. Y luego uso desodorante, perfume y apenas sudo. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque llevo poca carga. Salgo con tiempo. Respecto al pelo... ¡eso me da igual, porque siempre lo llevo hecho un desastre! (risas)
¿Cómo es Ciudad de México para pedalear?
El gobierno local ha tenido buenas intenciones, ha construido infraestructura, pero la descuida, por lo que las ciclovías terminan siendo un estorbo y un problema hasta para los propios ciclistas. Hay conflictos entre ciclistas y automovilistas, muy poca empatía por parte de estos, y creo que, precisamente, es porque nunca se han planteado pedalear. Yo conduzco mi coche, aunque procuro hacerlo lo menos posible, pero desde que me muevo en bici me he vuelto una conductora totalmente distinta. Ahora veo lo que padecen los ciclistas, los peatones, lo necesario que es, por ejemplo, respetar los límites de velocidad. Si todos los que conducen un coche tuvieran la oportunidad de subir a una bici no sólo verían lo felices que pueden ser, sino el daño que se hace al volante sin darte cuenta. Tocando el claxon, pasando a toda velocidad al lado de ciclistas y peatones, no respetando los espacios públicos al aparcar...
Última pregunta: en nuestro nuevo número de la revista impresa, Ciclosfera #38, hablamos sobre la brecha de género en el ciclismo urbano. ¿Qué opinas tú?
Creo que a las mujeres nos cuesta mucho darnos cuenta de nuestro poder, pero cuando lo hacemos... ¡que se preparen! Es verdad que, por nuestra condición física, somos más vulnerables, y eso se refleja en la bici. Si alguien nos agrede verbalmente, por ejemplo, es más complicado enfrentarse a él siendo mujer. Pero lo que también te digo es que a todas las mujeres ciclistas que conozco la bici las ha empoderado, y mucho. Porque te hace enfrentarte a tus miedos al circular, pero también a retos como pinchar, tener un problema mecánico... Además, conozco a muchas que van mucho más a gusto en bici que, por ejemplo, en transporte público, donde no es nada extraño que un tipo se te pegue y te empiece a molestar. No es fácil convencer a una mujer de que se mueva en bici, pero una vez que lo hace... ¡la bici nos da un poder mágico que nos hace volar!