El ciclismo crece, y eso lleva a que veamos bicicletas en lugares antes inimaginables. Por ejemplo, cada vez están más presentes en el CES, la feria electrónica más famosa del mundo que se celebra en Las Vegas. Antes coto privado de tecnologías futuristas, ahora es el escenario donde presentan gafas inteligentes para ciclistas o bicicletas conectadas.
Fue allí donde, hace tres meses, Garmin presentó Varia Vision, un dispositivo que proyecta información en las gafas del usuario. Sin desviar la mirada de la carretera, y a través de un sistema conectado a su teléfono móvil y a una centralita Garmin, el ciclista puede saber la distancia recorrida, su velocidad media o, casi más importante, cuándo debe girar para llegar a su destino o de quién procede la llamada que le entra en el teléfono.
El sistema, ya disponible, cuesta 399 euros y es otro gesto de Garmin a un sector cada vez más propenso a la conectividad. “Tenemos un radar de visión trasera que avisa de la presencia trasera de coches”, explica Nicolás Gálvez, product manager de Fitness y Outdoor de la compañía, “y luces inteligentes que extraen datos para ajustar la posición e intensidad de la luz. El Varia Vision es una prueba, pero también una apuesta muy seria por la seguridad del ciclista, al que facilita la vida y hace la carretera más segura”.
Todo integrado
A diferencia del running, donde el usuario suele estar más preocupado por los datos, para el ciclista es muy importante reforzar tanto la seguridad como el llegar de la forma más eficaz al destino. Por eso en el futuro se popularizarán bicicletas como la Vanhawks Valour, lanzada en Kickstarter y capaz de recaudar en unas semanas más de 800.000 dólares, cuando sólo precisaba 100.000 para hacerse realidad. La Valour es, a simple vista, una bicicleta normal, pero cuenta con un sistema electrónico que detecta vehículos en el ángulo muerto trasero, emite señales si es robada o nos indica, a través de señales luminosas, hacia donde dirigirnos. Y no es la única: la Cerevo Orbitrec permite también compartir información en Internet sobre dificultades en la calzada, lo que genera una red de información que, por ejemplo, nos avisa al llegar a una zona conflictiva y hasta envía un mensaje telefónico automático si tenemos una caída.
dd“La electrónica es un fenómeno todavía reciente”, explica Pepo Béjar, responsable de la web y B2B de Specialized, “pero nos permite ver cómo cosas que hasta hace poco eran ciencia ficción ya se han hecho realidad”. En su opinión, “es muy factible el que en un futuro próximo las bicicletas tengan un localizador integrado e independiente, además de cada vez más opciones para compartir información en la nube o, incluso, para conocer el estado mecánico de su máquina”. De momento Specialized ofrece una app telefónica, llamada Mission Control, para gestionar sus modelos eléctricos. “Logramos que la bicicleta funcione de forma inteligente”, cuenta Béjar, “adaptándose a nuestros gustos y necesidades. Podemos por ejemplo configurar que la entrega de potencia sea más o menos brusca, o que el sistema dosifique la batería disponible adaptándose a la ruta a realizar”.
El interés de las marcas es obvio: Canyon, por ejemplo, mostró hace año y medio su prototipo Projekt MRSC Connected, que además de integrar un sistema que ajusta en tiempo real y de forma automática la amortiguación de la bicicleta o la posición del manillar incorporaba, en colaboración con Deutsche Telekom, la llamada ‘On-Board Unit’. Hablamos de una centralita electrónica que avisa a usuario y fabricante de qué piezas se han desgastado y deben cambiarse, realiza llamadas de emergencia en caso de accidente o integra un GPS en el cuadro que, además de recoger y compartir datos del recorrido, permite localizar la bicicleta en caso de robo.
En la Red
La conectividad, incluso, excede a la propia bicicleta para integrarla en un sistema con más actores: el tráfico. Algunas marcas de automóviles aseguran estar explorando cómo comunicar a los diferentes vehículos y, lo que es más importante, prevenir accidentes. Volvo, junto al fabricante de accesorios deportivos POC y y la empresa de telecomunicaciones Ericsson, ha mostrado en el mencionado CES o el Mobile World Congress de Barcelona un sistema que, sobre Strava, alerta a automovilistas y ciclistas sobre posibles colisiones. El CIO de Volvo Cars, Klas Bendrik, lo explica así: “Los sistemas basados en la información del tráfico en la nube permiten añadir una capa adicional de seguridad, y ayudarán a reducir la incidencia de los ángulos muertos”.
Los suecos no son los únicos: los británicos Jaguar y Land Rover trabajan en el llamado ‘Bike Sense’, que incorpora en torno al vehículo sensores capaces de localizar a bicicletas y que disparan alarmas luminosas y sonoras en el interior del coche, para prevenir al conductor en un giro o evitar abrir una puerta. “Proyectos de este tipo son necesarios y están muy bien”, cuenta desde Garmin Gálvez, “pero lo que tenemos que cambiar son, sobre todo, las mentes. El que se compre un Jaguar no lo hará por tener un detector de ciclistas, sino porque le gustan los coches potentes y rápidos. El trabajo de fondo viene del ser humano, no de las máquinas. Lo importante es la sensibilización: un radar puede salvar una vida, pero no todas”.