¿Qué bici tienes, y cómo llegó a tu poder?
Una Trek 7.2 de mujer que me vendió mi primo y se ha convertido en mi medio de transporte y recreo. A la escuela, al trabajo, al centro de la ciudad, a ver a mis amigos… Desde hace tiempo no uso el transporte ni el coche, aunque recorro unos 9 kilómetros a diario.
¿Desde cuándo montas en bicicleta?
Aprendí a montar sin ruedines a los 8 años. Recuerdo ir a un parque con una amiga y nuestras madres: ella estrenaba su bicicleta nueva, me dejó la vieja y, con un poco de ayuda materna, al poco estaba rodando. Terminamos comprándole esa bicicleta, y mi hermano todavía la usa.
Además de a pedalear… ¿A qué te dedicas?
De lunes a viernes estudio Ingeniería Bioquímica en la Universidad Autónoma de Sinaloa, y por la tarde trabajo allí en el laboratorio de productos naturales, donde investigamos las cualidades antiparasitarias de un fruto endémico llamado guamuchil. Los sábados y domingos por la mañana trabajo en una taquería.
¿Cómo es tu ciudad, Culiacán?
El clima es cálido y húmedo: está entre los cerros, y por ella pasan dos ríos (el Humaya y el Tamazula) que se unen en el río Culiacán. Fue fundada en 1531, el centro conserva parte de la arquitectura original y, para colmo, tiene comida riquísima como el marisco y frutas deliciosas, como por ejemplo el mango.
¿Cómo está el ciclismo urbano allí?
Las autoridades no impulsan ni el uso de la bici ni el respeto al ciclista, y seguimos en minoría. Sin embargo, gracias al trabajo y campañas de varios grupos y asociaciones, está creciendo: se ven más ciclistas a diario y hasta más chicas se animan a pedalear.
“No hay carriles bici y vas esquivando baches, coches mal estacionados, peatones… Pura adrenalina”
¿Cuáles son las bicis más frecuentes en tu ciudad?
Las de montaña… Todo el mundo las usa para andar por la ciudad. Desde hace un tiempo algunos de mis amigos van en fixie, pero prefiero los cambios y los frenos de pinza.
¿Por qué te mueves en bicicleta?
Al principio, para ahorrar. Luego descubrí que llego más rápido, que me siento libre, que no dependo de horarios o el dinero que llevo en el bolsillo para llegar adonde yo quiera. También me encanta la cantidad de buenos amigos que he hecho: me gusta hablar con la gente que me cruzo pedaleando, y para colmo me siento más fuerte, más saludable, más feliz.
¿Es peligroso circular por allí?
Peligroso no… ¡Es toda una aventura! No hay carriles bici y vas esquivando baches, coches mal estacionados, portazos, peatones… Pura adrenalina. No es peligroso porque siempre hay rutas alternativas y trucos, pero es obvio que sí hay que tener cuidado. Lo que menos me gusta no es el riesgo, sino que me griten “mamasita”, “raite” o simplemente me silben.
Algún día iremos… ¿Por dónde nos llevarás a rodar?
En el centro hay mucho que ver, por la zona de la universidad y el parque botánico, el parque de las riberas… También os llevaré a jugar bike polo los sábados, y podemos llegar a lugares cercanos a Culiacán como Imala, Eldorado, Altata o las cascadas de San Antonio.