Cultura ciclista

Andrea Rodríguez: el río de la vida

Gracias a la bici se reconcilió con el mundo y, desde entonces, no ha parado de pedalear. Viajamos a Buenos Aires para descubrir con Andrea Rodríguez que el ciclismo es la mejor medicina.

¿De dónde eres?

De un barrio de Buenos Aires, Parque Patricios. Nací aquí en 1983, y por aquí sigo viviendo.

¿Desde cuándo pedaleas?

Siempre me gustó, pero desde que tuve un accidente de coche hace tres años la bici se convirtió en una extensión de mi cuerpo.

¿Por qué?

Me fracturé la pelvis en varios sitios y, tras muchos meses en cama, tuve que volver a aprender a caminar. Me recomendaron la bici para fortalecer los huesos y, además de en lo físico, me ayudó en lo emocional. Mi tía murió en el accidente, a mi lado, y estaba tan triste que perdí las ganas de vivir. Hasta que pedaleaba, escuchaba música y, así, recuperaba la alegría y el aire y el sol me hacían valorar que seguía viva.

¿Qué tipo de trayectos haces ahora?

La bici es mi única forma de transporte y, a menos que llueva mucho, la uso siempre. Para ir a trabajar, a la universidad, cuando salgo con mis amigas… Pedalearé unas dos horas al día.

¿Por dónde circulas?

Aunque no están en muy buen estado, uso mucho los carriles bici. Desde hace unos seis años hay cada vez más, y también muchos ciclistas. Las masas críticas son un éxito, cada vez abren más talleres y casi todos los bares ofrecen un aparcamiento de bicis.

¿Por qué esa explosión ciclista?

¡A los argentinos nos gusta copiar a Europa, y creo que mucho empezó por moda! El gobierno local también ayudó y, además, nos inspiramos unos a otros. Se ha producido un efecto contagioso muy positivo.

¿Cuáles son los principales inconvenientes de rodar allí?

Es muy fácil pinchar en los carriles bici y, sobre todo de noche y si eres mujer, no es seguro. Me preocupan más los robos que los atropellos: aunque a veces nos acosan, los automovilistas nos van respetando más.

¿Qué música escuchas sobre la bici?

Sobre todo rock argentino y cumbia. Muchas veces bailo mientras pedaleo y, según mi estado de ánimo, elijo una música u otra. Lo mismo me pasa con el clima: si llueve agradezco el agua, si hay sol pienso en la energía y la felicidad que hay en la vida y, a veces, intento no pensar en nada, relajarme y hacer algo parecido a meditar. La bici, además, te hace más observador, y si estás atento te puedes cruzar con gente maravillosa

¿A dónde nos llevarías de paseo?

Al sur de Argentina, a lugares como Villa La Angostura o Bariloche. Y si nos quedamos en Buenos Aires tomaríamos Avenida Libertador hasta Tigre, para tomar una cerveza bien fría mientras miramos el río.