Euroactiv, uno de los principales portales relacionados con la industria y la tecnología de Europa, ha publicado un apasionante reportaje (firmado por Sean Goulding Carroll) en el que reflexiona sobre la pérdida de empleos en la industria automovilística, y cómo el sector del ciclismo podría ser la tabla de salvación para muchos trabajadores europeos.
En efecto, la industria del automóvil en Europa no pasa por su mejor: el fin del motor de combustión, los problemas de suministros y la feroz competencia de emergentes industrias, como la china, prometen poner a buena parte de los fabricantes europeos en muy serios apuros. Algo que no es nuevo: Estados Unidos, por ejemplo, ha visto cómo su gigantesca industria se venía abajo, con enormes crisis que se llevaron por delante decenas de marcas y descapitalizaron a gigantes como General Motors, Chrysler o Ford.
Unos 275.000 trabajadores de la industria europea del automóvil podrían quedarse sin trabajo de aquí a 2040.
Pues bien: es probable que en Europa pueda pasar algo parecido. Como explica Goulding Carroll en su artículo, "la industria automovilística da empleo directo e indirecto a unos 3,4 millones de personas en toda la UE: los motores de combustión interna requieren cientos de componentes, en los que interviene una amplia cadena de suministro de empresas. Pero según CLEPA, organismo con sede en Bruselas que representa a los proveedores de la industria automovilística, el cambio a los vehículos eléctricos podría dejar sin trabajo a más de 500.000 empleados en Europa de aquí a 2040, es decir, en torno al 84% de la mano de obra actual de los motores de combustión".
La producción de vehículos eléctricos creará nuevos puestos de trabajo, pero unos 275.000 trabajadores del sector automovilístico podrían perder sus trabajos en 2040. Sin embargo, hay una oportunidad: las bicicletas. No en vano, la producción de bicicletas vive un momento espléndido, y sólo en la Unión Europea y el Reino Unido se vendieron unos 22 millones de bicicletas en 2021, por valor de unos 19.700 millones de euros.
Como cita Goulding Carroll en su reportaje, muchos de esos trabajadores de la industria automovilística podrían tener conocimientos muy interesantes para la industria ciclista, especialmente porque esta se ha volcado cada vez más en las bicicletas eléctricas, con sus motores, baterías y tecnologías inherentes. Goulding Carroll cita a Philip Amaral, director de política de la Federación Europea de Ciclistas: "La industria europea de la bicicleta puede absorber cientos de miles de nuevos trabajadores con conocimientos de soldadura, electrificación, ensamblaje y todas las técnicas de fabricación que necesitamos para hacer crecer la industria. Algunas de esas habilidades van a ser también necesarias para construir más cuadros de bicicleta, componentes y distintos accesorios que forman parte del ecosistema ciclista".
El auge de las e-bikes exige a la industria ciclista a tecnologías, materiales y conocimientos que pueden encontrarse en los afectados por los despidos el automóvil.
Manuel Marsilio, director general de la Confederación Europea de la Industria de la Bicicleta, también es entrevistado en el reportaje, y opina en la misma dirección: "Europa produce menos coches y cada vez importa más, especialmente de China, lo que implica menos puestos de trabajo para la industria del automóvil en Europa. Sin embargo, las inversiones en el sector de la bici crecen cada año. Hay confianza en que el mercado va a crecer. Y las bicicletas eléctricas están acercando la industria de la bicicleta a la del automóvil en lo que respecta a conocimientos técnicos y complejidad de ciertos trabajos".
"Si nos remontamos diez años atrás", añade en el reportaje Kevin Mayne, director ejecutivo de Cycling Industries Europe, "no necesitábamos gente que supiera fabricar robótica de muy alta calidad y ese tipo de herramientas. Pero cada vez más, precisamos de habilidades similares a las de la industria del automóvil".
Goulding Carroll añade algo más: si la Unión Europea quiere alcanzar la neutralidad climática en 2050, ha de lograr transformar una serie de industrias que emiten grandes cantidades de carbono, entre las que se encuentra la del automóvil. La UE ya ha puesto en marcha programas para, por ejemplo, reciclar a mineros de la industria del carbón para que se incorporen a las energías renovables, dedicando hasta 55.000 millones de euros. Marsilio pide algo parecido: "Si contamos con el apoyo de la UE a través de programas especiales y financiación para que la industria de la bicicleta vuelva a cualificar a esos trabajadores, tendríamos una historia perfecta".