El verano quedó atrás, y son miles los cicloturistas que regresaron con las alforjas llenas de experiencias. Paisajes inolvidables, nuevos amigos, lugares increíbles y, sobre todo, muchos kilómetros acumulados en las piernas. Al fin y al cabo, ¿existe alguna manera mejor de conocer el mundo que sobre una bicicleta?
Todo buen cicloturista sabe que, cuando uno llega a un lugar a golpe de pedal, es más fácil que se te abran las puertas. Quizá por su manera de entender la vida, más pausada y respetuosa con el entorno, o su total inmersión allá donde vaya (aquí no hay ventanillas tras las que parapetarse), el ciclista genera una cercanía que pronto se torna en confianza, lo que a su vez da lugar a una hospitalidad especial.
Todo buen cicloturista sabe que, al llegar a un sitio a golpe de pedal, es más fácil que se te abran las puertas
Partiendo de esa realidad, fue en 1993 cuando nació en EEUU la plataforma Warmshowers (duchas calientes) a manos de Terry Zmrhal y Geoff Cashman. Una comunidad orientada a poner en contacto a cicloturistas dispuestos a ceder gratuitamente un hueco en su casa a otros viajeros en bici. Hablamos de una época en la que Internet era, para la mayoría de los mortales, ciencia ficción, pero también de un tiempo en el que, como hoy, la gente amaba pedalear por el mundo y llegaba al final de cada etapa exhausto, deseando encontrar una mullida cama y, cómo no, una reconfortante ducha de agua caliente.
Destino: el mundo
Al principio, Warmshowers no era más que una idea sobre el papel. Pasaron tres años hasta que, en 1996, Roger Gravel comenzó a gestionar la lista inicial de los miembros de la comunidad. Y nueve más para que Randy Fay la convirtiera, en 2006, en una página web con una enorme base de datos y un mapa interactivo. En 2009 Randy asumió el papel principal de la plataforma, que comenzó una expansión imparable: hoy cuenta con más de 113.000 miembros de todo el mundo y unas 60.000 casas de hospedaje.
Warmshowers opera gracias a una mecánica sencilla: cicloturistas y anfitriones crean una cuenta donde, a través de un mapa interactivo, poder consultar aquellos lugares donde encontrar a alguien dispuesto a alojar gratuitamente a un ciclista. ¿Reglas? Las que dicta el sentido común… y poco más. Los anfitriones tienen plena libertad para aceptar o no a un cicloturista, y este a su vez la obligación (ética) de ser claro y conciso con su fecha de llegada y salida.
En la práctica, y como ocurre con otro tipo de plataformas colaborativas como Couchsurfing, Warmshowers funciona, y más allá de malas experiencias puntuales hablan maravillas de ella. Con la generalización de las redes sociales, no ha hecho más que crecer: la cuenta de Facebook tiene más de 26.000 miembros. Y, aunque muchos anfitriones viven en Europa o América, puedes encontrar alojamiento en sitios como Benín, Islas Mauricio, Laos, Georgia, Burkina Faso o Kuwait. Al fin y al cabo, ¿no es el cicloturismo una pasión universal?
“En líneas generales, es una plataforma muy positiva”, señala Chus Blázquez, responsable de Rutas Pangea y uno de los mayores expertos en cicloturismo en España. “Warmshowers es muy abierta y te permite conocer gente muy curiosa”. En el lado opuesto de la balanza, Blázquez lamenta que haya zonas repletas de opciones, como Centroeuropa, y otras en las que resulte muy difícil encontrar una habitación.
Huéspedes y anfitriones
Merce y Rubén, protagonistas del blog y el canal de Youtube Dos bicis sin destino, son dos experimentados cicloviajeros. En su haber encontramos gestas como la que, en 2016, les llevó a recorrer el continente asiático desde Dubai hasta Filipinas, pasando por Omán, Irán, Turkmenistan, Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán, China, Corea o Japón. En total, 11.000 kilómetros pedaleando. Fue en 2011 cuando se hicieron miembros de Warmshowers, donde aseguran haber tenido “muy buenas experiencias como anfitriones. Ahora, después de haber viajado durante dos años por medio mundo, también las tenemos como huéspedes”, cuentan a Ciclosfera. Miguel Gatoo, otro cicloturista experimentado y fundador de la asociación Biciclo, coincide: “Mis experiencias siempre han sido excelentes. He encontrado gente con intereses muy similares a los míos y eso hace que llegues a un sitio de huésped y acabes con un nuevo amigo”.
En Irán son tan hospitalarios y tienen tantas ganas de conocer extranjeros que hay gente dada de alta sin ser ciclista
Para Gatoo, “viajar en bicicleta tiene mil peculiaridades. Dónde acampar, el desnivel de una carretera, cómo conseguir agua o encontrar piezas para la bicicleta son datos que, muchas veces, no puede darte alguien al que no le guste la bici, y casi todo el que pertenece a Warmshowers es un apasionado de ellas”. Según él, el lugar donde ha visto anfitriones más generosos es Irán, “donde la hospitalidad está tan extendida y tienen tantas ganas de conocer extranjeros que hay gente dada de alta sin ser ni siquiera ciclista”. En el otro extremo Xavier Corominas, otro viajero impenitente, lamenta lo complicado que es conseguir alojamiento en Japón o Corea: “Las viviendas son muy pequeñas”, explica, “y los fines de semana, encima, hay mucha demanda”.
Eso sí: el cicloviajero también tiene algo que ofrecer. Como cuenta Gatoo, “lo normal al llegar a una casa es preparar la cena a tus anfitriones, alguna especialidad de tu país. En mi caso siempre ha sido la tortilla de patata”, explica. “Normalmente no vas sólo a dormir sino, también, a compartir experiencias, y además de aprender cómo se vive en un determinado lugar ellos escuchan cientos de tus anécdotas sobre la bici”. Corominas hasta viajaba con la paellera a cuestas: “Habré preparado más de 50”, cuenta, “y he usado warmshowers en Australia, Nueva Zelanda, Japón, Rusia y toda Europa. Los anfitriones siempre te tratan bien: confían plenamente en ti porque saben que alguien que llega a su casa después de pedalear 100 kilómetros no puede ser tan idiota como para robarles”.
Lo habitual es que, al llegar a una casa ajena, el cicloviajero prepare un plato típico de su país
Eso sí: no siempre todos los miembros se muestran igual de colaborativos o amables. “Hay gente que no es capaz ni de contestar diciendo que no puede alojarte”, cuentan Rubén y Merce, “pero sobre todo cicloturistas que sólo usan Warmshowers para conseguir alojamiento, sin colaborar con otros usuarios ni aportar nada más”.
En efecto, hay varias cosas que mejorar, opina Gatoo: “Debería haber un compromiso de contestar, al igual que cualquier usuario que llega a tu casa tendría, por muy cansado que llegue, darte algo de conversación. Es importante que convivan contigo, te enseñen cosas de su cultura y hagan lo posible por pasar un buen rato con el anfitrión”, apunta. “El concepto está lleno de cosas bonitas”, explica el belga Olivier Van Herck, que con su pareja, Zoë, lleva dos años recorriendo el mundo (lo cuentan en Instagram, en su cuenta @weleaf.nl), “porque ves la vida de cada lugar detrás de las puertas. Además, pasamos mucho tiempo en la carretera, lejos de nuestra gente, y estar en una casa ajena te trae de vuelta la calidez de una familia, aporta energía en tu viaje”. Tanto que, en su opinión, lo peor es “tener que decir adiós tras una o dos noches. Sobre todo en Sudamérica, experimentamos que a las familias les encanta cuando te quedas varios días. Si te tienes que marchar tras sólo dos noches les notas decepcionados”.
De ruta por España
Hay muchos cicloviajeros españoles por el mundo, pero… ¿qué ocurre cuando los cicloturistas son extranjeros que vienen a nuestro país? ¿Cómo tratamos los españoles a los usuarios de Warmshowers? El francés Pierre Tenant ha viajado por España en infinidad de ocasiones, y no tiene más que buenas palabras. ”Siempre he dado con gente muy hospitalaria y cálida. Personas con historias hermosas que contar, que cocina maravillosamente bien, conoce su zona y te recomiendan los mejores caminos. ¡Siempre sentimos que nos conocemos desde hace años!”.
Jezabel Ramírez lleva seis años usando la plataforma. Y, al contrario de los que la emplean para buscar alojamiento, ella sólo ha acogido a gente en su casa de Madrid. Puro altruismo y generosidad. “He recibido mucha gente, pero nunca lo he usado para hospedarme”, cuenta. “La experiencia siempre ha sido buena. Será la suerte, o el karma, pero siempre he recibido a gente encantadora”. Willy Mulonia, otro avezado cicloturista y responsable de grandes marchas como la Mongolian Bike Race, lleva tiempo ejerciendo de anfitrión. Y siempre lo ha hecho poniendo la confianza por delante. “Según llegan, les presento mi casa. Les ofrezco ducha y comida. Les digo que las llaves están bajo el felpudo… Y me doy media vuelta”. Una confianza que, en ocasiones, ha generado anécdotas inolvidables. “Un año”, recuerda Mulonia, “un francés fue nuestro Papa Noel. Le pusimos un traje y entró por la ventana de la cocina. ¡Los niños alucinaron! Lo podías ver en sus ojos, estaban pensando.. ¡Existe de verdad! ¡Si papá y mamá están aquí, este tiene que ser Papá Noel!”
Mejorar para seguir creciendo
Como ocurre con todo, Warmshowers también tiene margen de mejora. La web ha sido renovada recientemente, algo recibido con los brazos abiertos por los usuarios. “Ahora es más fácil y cómoda de navegar, además de más bonita y vistosa”, confirma Pierre. “Se ha añadido la opción de crear grupos dentro de la plataforma, lo que resulta muy útil”, apunta Jezabel. Pero también hay pegas: fallos en la versión para iPhone, defectos en el sistema de intercambio de mensajes… Pese a todo, sus usuarios están convencidos de que su futuro es prometedor. Cada vez más gente viaja en bicicleta, y las opciones de crear redes de apoyo gracias a Internet son inmensas. Todos los miembros de la plataforma adoran viajar en bicicleta, y una pasión común es el mejor pegamento para una comunidad. Sí, la bicicleta une. Y plataformas como Warmshowers están ahí para fortalecer esa unión.
Pura hospitalidad
¿Cuáles son más países que más se han volcado con Warmshowers? EE UU es el país con más anfitriones: casi 25.000. Le sigue Francia a escasa distancia, con 19.000 anfitriones, y después van Alemania (9.572) y Reino Unido (8.207). España se ubica en el sexto puesto del ranking, con 3.394, y otros países europeos (Bélgica, Suiza y Holanda) completan los diez primeros puestos. África es el continente con menos miembros (apenas 782), mientras que Sudamérica se conforma con unas cifras modestas, 6.629.