Todo avance conlleva, a menudo, pequeños retrocesos. Al progresivo (aunque aún insuficiente) avance del ciclismo urbano en las distintas ciudades de España ha acompañado un preocupante aumento en el número de robos de bicicletas.
Según apunta el último Barómetro de la Bicicleta de 2017, a uno de cada cinco ciclistas españoles le han robado la bici alguna vez. Un drama que, todos aquellos que han sufrido, describen con tristeza. Y es que a menudo lo que nos une a la bicicleta -especialmente a aquella con la que nos movemos por la ciudad- no es sólo el dinero que nos ha costado, sino también un cariño especial que va más allá de lo económico.
Según explica el diario El Comercio, que se centra en la ciudad de Gijón, el modus operandi y el perfil de ladrón especializado en la sustracción de bicis es casi siempre el mismo: chicos jóvenes, que suelen actuar en grupo, la mayoría de las veces durante el día y que utilizan herramientas como cizallas para cortar en cuestión de segundos los candados. Generalmente huyen subidos en el propio botín.
La salida al mercado de las bicicletas robadas es uno de los principales caballos de batalla de la Policía. Con el desarrollo de Internet, el control de la venta resulta complicado. En ocasiones, son los propios perjudicados los que rastrean los portales de compra-venta on line en busca de sus propios objetos.
Tal y como contamos hace ya cinco años en el amplio reportaje ‘¡Alerta: cacos!‘, buena parte del problema pasa por la impunidad de la que goza el ladrón. “Si la policía lo detiene, como a menudo ni siquiera hay denuncia, al final no hay condenas o son insuficientes”, lamentaba en su momento Álvaro Remesal, de la web bicisrobadas. Una gran parte de todas esa bicicletas son sacadas del país y vendidas en pocos días, sobre todo en países norteamericanos. El resto se venden en España a través de webs de anuncios clasificados, mercadillos o tiendas de segunda mano.
Una vez más, desde Ciclosfera recordamos diez consejos para evitar formar parte de ese 20% de ciclistas que han sufrido un robo:
- Deja la bici en un lugar lo más transitado posible. Si te ves obligado a dejarla de noche, procura que el lugar esté iluminado.
- Utiliza un candado tipo U. Son pesados, pero también los más seguros. Si además lo acompañas con una buena cadena, se lo pondrás más difícil al caco.
- Cándala a un elemento fijo y anclado al suelo. Nunca a un árbol.
- Asegura varias partes de la bici: el cuadro, el sillín y ambas ruedas es lo ideal.
- Cambia los cierres rápidos por tuercas fijas: complicarán mucho el robo de partes de tu bici.
- Átala lo más alto que puedas. Un candado a ras de suelo siempre es más fácil de romper.
- Ten guardado el mayor número posible de datos de tu bici: factura de compra, número de serie, etc. Tenerlos será de gran ayuda en caso de robo.
- Sé discreto. Una bici barata y sencilla siempre es menos apetecible para el ladrón.
- En caso de robo, denúncialo. Así tendrás, al menos, alguna posibilidad de recuperar a tu compañera de dos ruedas.
- No compres bicicletas de dudosa procedencia: estarás contribuyendo a que aumenten los robos.