Como pez en el agua: así se mueve Julien Howard entre el caótico tráfico de la Gran Manzana. Es un martes cualquiera y este joven neoyorquino, de 27 años y ascendencia puertorriqueña, acude a trabajar a lomos de su despampanante Bianchi Super Pista D2.
Julien Howard empezó a cortarle el pelo a sus vecinos a cambio de dinero para hamburguesas… y ahora es toda una celebridad
Nada demasiado original salvo que, como cada día, su destino es distinto al de la jornada anterior. Porque Howard no es un peluquero normal, sino The Velo Barber, el peluquero ciclista que sobrevuela las calles de Nueva York trabajando a domicilio. Allá donde le requieran acudirá armado con su instrumental y a lomos de su bicicleta, con el objetivo de llegar pronto allá donde esté su cliente y realizarle uno de los mejores cortes de pelo de toda la ciudad.
Por un par de hamburguesas
“Empecé a cortarle el pelo a mis amigos hace ahora 13 años”, nos cuenta en exclusiva Julien. “A veces, simplemente, se lo arreglaba un poco si llevaban tiempo sin hacerse un buen corte. Soy muy observador y, desde niño, cada vez que me llevaban a la peluquería me fijaba en todo lo que hacía el peluquero. Así hasta que, un día, me dije que podía hacerlo yo también”.
Fue durante la adolescencia cuando la vida le puso en bandeja la oportunidad de dedicarse profesionalmente a ello. “Mis padres me enviaron a una escuela en una zona en la que no había peluquerías cerca, y era evidente que la gente necesitaba cortarse el pelo. Como tenía hambre, y no me gustaba la comida del colegio, empecé a trabajar a cambio de hamburguesas del Burger King”, recuerda ahora entre risas. “Con el paso del tiempo todos esos Whoppers se han convertido en dinero suficiente para vivir y hasta irme de vacaciones”.
Caos organizado
Cuando se fue de casa, Howard compartió piso en Nueva York con varias modelos que no tardaron en ponerse en sus manos para sus sesiones fotográficas. Fueron ellas las que le convencieron de que su destreza con las tijeras estaba al alcance de unos pocos elegidos, hasta que hace cuatro años decidió en cuerpo y alma a este trabajo. “Ya sabes”, nos advierte, “haz lo que amas y no trabajarás ni un solo día en toda tu vida”. Un disfrute al que se suma eficacia de usar la bicicleta como medio de transporte: “Al principio me movía en transporte público”, recuerda, “pero siempre llegaba 15 o 20 minutos tarde. La bici es infinitamente más rápida, lo que me permite hacer más cortes de pelo al día”.
Fue así como sus clientes le bautizaron como The Velo Barber, su sobrenombre actual y el apelativo con el que se está haciendo muy popular en Instagram. “Es allí donde cuento mis historias cotidianas, pero también un espacio perfecto para contactar con nuevos clientes y conocer gente. Se ha convertido en una herramienta fundamental para mi trabajo”, cuenta.
“Pedalear de noche por Nueva York sentir que toda la ciudad es tuya, no tiene precio”
Una vida bastante satisfactoria que, cada día, incluso le regala un momento extraordinario en el que da gracias a Dios por estar vivo: la noche. “Es entonces”, explica, “cuando las calles están más tranquilas. Pedalear por la Primera o la Sexta Avenida, avanzar a medida que los semáforos se ponen en verde, sentir que toda la ciudad es tuya… Es algo muy especial, que no tiene precio”. Lo que sí tiene precio es su trabajo: cada corte de pelo cuesta un mínimo de 100 dólares.