Eran las 13.15, hora local, cuando el suelo tembló violentamente bajo los pies de los habitantes de Ciudad de México. El pasado 23 de septiembre, 32 años exactos después del devastador terremoto que derrumbó la capital mexicana y causó 10.000 víctimas, otro seísmo de 7,1 grados en la escala Richter hizo temblar los edificios, provocando el colapso de muchos de ellos, y causando más de tres centenares de víctimas mortales.
Como ocurre siempre que tiene lugar una catástrofe natural de estas dimensiones, en las horas y días inmediatamente posteriores al terremoto se desató el caos, agravado por el hecho de tratarse de una ciudad de 20 millones de habitantes. El tráfico motorizado se volvió imposible, y la bicicleta se transformó, una vez más, en el vehículo más útil para determinadas labores de ayuda a los damnificados.
Entre esas tareas está la iniciativa Acopio en bici. Lo que surgió como un mero hashtag de Twitter tras el terremoto ocurrido semanas antes en las regiones de Oaxaca y Chiapas, no tardó en convertirse en toda una organización formada por 200 voluntarios que, como no podía ser de otra manera, tuvo su réplica tras el seísmo de Ciudad de México. Su labor: transportar la ayuda de personas que no pueden ir a dejarla a los centros de acopio, repartidos por toda la capital mexicana.
La solidaridad de los habitantes de Ciudad de México está siendo clave en todo este proceso. Miles de personas han donado alimentos y productos de primera necesidad al programa, que está contribuyendo a paliar las necesidades más urgentes y básicas tras la catástrofe.
“Mucha gente abandonó el coche en medio de la calle, lo que provocó que las calles se colapsaran”
“Tras el terremoto, todo el mundo salió a la calle espantado, en estado de shock”, cuenta Zopi, presentador del programa de radio sobre ciclismo urbano Bicitlán, en la capital mexicana. “La gente se movía de un lado a otro y la ciudad colapsó. Mucha gente abandonó el coche en medio de la calle, lo que provocó que las calles se colapsaran. En ese momento, aparecieron las bicicletas. Incluso se veían ciclistas con palas a la espalda para remover escombros”.
Acopio en bici no fueron los únicos en subirse a la bicicleta con el objetivo de ayudar a la población. Colectivos como Brigada Ciclista CdMX, o uno de los más populares en la capital, Bicitekas, repartieron solidaridad y ayuda a golpe de pedal. “Fue realmente impresionante”, recuerda Zopi. “Las bicicletas se volvieron a demostrar como el medio más eficiente. Los ciclistas conocen las rutas como nadie, y se desplazan de forma veloz y silenciosa. Para todo ello, las redes sociales jugaron también un papel fundamental”.