Cultura ciclista

Soñar despiertos: de México a Ushuaia, en bicicleta

Madre e hijo tenían claro que empezarían su viaje en México y que su objetivo era llegar a Ushuaia. ¿Y si no lo lograban? No pasaba nada: habrían disfrutado de la experiencia. ¡Pero llegaron!

Dicen que para que los sueños se cumplan hay que perseguirlos, y Toti, un mexicano de 14 años, puede corroborarlo. Ha pedaleado un año y tres meses por América hasta Ushuaia, Argentina, la ciudad más austral del mundo, donde los pingüinos le esperaban. Un viaje que comenzó cuando le confesó a su madre, Tata, que el sueño de su vida era verlos. “Cuando vi que hablaba en serio decidí apoyarlo” cuenta Tata, la madre, orgullosa de la decisión. “Me preocupaba su generación: viven encerrados en las pantallas. Además, como madre soltera, trabajaba mucho y el día no me rendía para dedicárselo a él”.

De México a Ushuaia en bicicleta: la increíble historia de Hopetrip.MX.
De México a Ushuaia en bicicleta: la increíble historia de Hopetrip.MX.

Una vez decidido que harían el viaje, tenían que ver cómo. Una posibilidad rápida, pero cara, era el avión. El coche era otra alternativa. Pero optaron por la bici. “La amamos” cuenta Tata. “Es nuestro medio de transporte habitual y algo que nos une mucho”. Acababan cada jornada de pedaleo agotados, pero el hecho de que sus piernas fuesen las responsables de cumplir el sueño “tenía muchísimo valor”, explica Tata. “Parece que ahora las cosas tienen que llegar fácil, al momento, pero no es así: todo cuesta un esfuerzo”, aseguro. Un esfuerzo que han reflejado en Instagram).

Otra educación es posible

¿Qué vas a hacer con su educación?, le preguntaban con cierto desdén. “Mi idea era hacer homeschooling”, cuenta Tata, “pero vimos lo complicado que era llegar, buscar sitio para dormir, y lo cansados que terminábamos, y vimos que era inviable” reconoce, “así que confié en que la enseñanza del viaje fuese mayor a la que iba a obtener en el colegio”. Ahora lo tiene claro: “Toti aprendió geografía visitando países y contactando con otras culturas. Aprendió matemáticas cada vez que cambiábamos de moneda y teníamos que recalcular el precio de las cosas. Aprendió viviendo”.

Tata y Toti... una cicloaventura extraordinaria (foto: instagram.com/hopetrip.mx/)
Tata y Toti... una cicloaventura extraordinaria (foto: instagram.com/hopetrip.mx/)

Todo viaje así genera dudas. Tata nunca se planteó si dejar su vida atrás y embarcarse en una aventura, pero la seguridad sí le despertó inquietud. “Antes de comenzar me enteré de que habían atropellado al hijo de un amigo ciclista. Fue un golpe muy fuerte” recuerda conmocionada. “Me hizo replantearme si merecía la pena el riesgo”. Pese a todo, lo hicieron. “No podemos vivir en el miedo. Es parte del aprendizaje: no hay que tenerle miedo a la vida” asegura.

Economía de subsistencia

Aunque muchos piensen que para viajar año y medio necesitas un colchón económico, salieron con mil dólares (algo más de 800 euros) y disfrutaron al máximo. “Dormíamos en casa de gente, estaciones de bomberos, iglesias... La hospitalidad de los que nos cruzábamos fue inmensa”, relata. Para no quedarte sin ahorros, el secreto es “ser consciente de lo que gastas”, cuenta. “Necesitábamos unos 9 dólares por día entre los dos”. Además, como Tata es tatuadora, decidió cargar con todo el material y en las ciudades más turísticas paraba para tatuar y así poder continuar sin agobios.

Destino final: Ushuaia. Toda una aventura ciclista.
Destino final: Ushuaia. Toda una aventura ciclista.

Comer fue lo más complicado. “Lo más económico era el arroz” explica Tata. “Soy vegetariana y, a veces, era difícil encontrar fruta y verduras. Comía mucho aguacate y plátano. Toti tenía hambre todo el rato y se cansaba de comer siempre lo mismo”, asegura. Todo lo vivieron a lomos de dos bicis. La de Tata fue bautizada como La Maldita: la compró una semana antes de empezar el viaje, era de segunda mano y no se adaptaba a ella. “Me costó unos 50 euros y cada día le pasaba algo diferente” explica. “La de Toti era mejor: una Benotto nueva, buenísima, aunque algo pesada”. Y al final del camino, los pingüinos. Un momento mágico. “El viaje había significado mucho: teníamos un objetivo y lo cumplimos” cuenta Tata, y decidieron continuar. “Habíamos quedado prendados de esta manera de vivir, pero llegó el covid y tuvimos que volver”.

Una vida en movimiento

La cuarentena fue dura pero, en cuanto pudieron, se lanzaron a recorrer México. “Se me habían ocurrido un montón de sitios, pero habíamos dejado las bicicletas en Ushuaia y no nos imaginamos que tardaríamos tanto en volver”. Por suerte, Benotto les dio una bici nueva a cada uno, aunque explica que viajar en tiempos de pandemia no es lo que era. “La gente ya no te acoge en sus casas. Se nota que las relaciones han cambiado, y es normal. Eso no quita para que nos dé mucha pena, porque disfrutamos mucho”.

La magia de América Latina, en bicicleta (Instagram: @hopetrip.mx).
La magia de América Latina, en bicicleta (Instagram: @hopetrip.mx).

Todo gran viaje siempre termina igual: planeando el siguiente. En su caso, otra ruta de 15 días por México. Y, cuando se pueda, tienen otros proyectos en mente, como pedalear por la Ruta de la Seda. Si sueñas fuerte y, sobre todo, si persigues esos sueños, no lo dudes: los pingüinos te esperarán al final de tu camino.