En tiempos de oportunismo y emprendimientos cortoplacistas, hablar con alguien con tantos planes, entusiasmo y ganas de cambiar las cosas como Manuel Marín resulta casi conmovedor. Nacido en Jaén, en 1976, Marín está convencido de sus ideas, pero lejos de querer imponerlas busca compartirlas para hacerlas realidad, y con el conocimiento, corazón y facilidad de palabra que gasta es difícil no dejarse convencer por él: desde hace cinco años es uno de los máximos responsables de LIVALL, empresa china especializada en cascos inteligentes que aspira a ser un actor fundamental en la nueva movilidad. La empresa, con Marín al frente, ubicó hace doce meses su sede europea en Madrid, y desde entonces ha vendido 30.000 cascos y aspira a alcanzar los 100.000 en 2022. “Pero mi objetivo no es simplemente vender”, asegura Marín, "sino hacer una disrupción en la movilidad y prevenir accidentes. El mundo se ha vuelto inteligente, smart, y nuestros cascos deben ser un elemento decisivo para que la movilidad también lo sea".
Exdirectivo de Telefónica y empresario tecnológico desde hace décadas, Marín creó en 2015 Yellow River Capital, un fondo de inversiones del que forman parte proyectos tan punteros como Wallbox, start-up española de gestión y carga de vehículos eléctricos que debutó en la Bolsa de Wall Street con un valor inicial de casi 1.800 millones de dólares. "Inicialmente solo invertía en empresas españolas", recuerda Marín, "pero cuando conocí a Carlos Alfonso Oyarvide, Jefe de Operaciones de Morgan Stanley en Asia, me ofreció ayudarle a buscar start-ups de tecnología disruptiva en ese mercado". Fue así cómo descubrió LIVALL, un fabricante de cascos inteligentes que buscaba ayudar a gestionar la movilidad en un país, China, donde a diario se producen cientos de accidentes por la irrupción masiva de automóviles, motos, patinetes o bicicletas en las calles. "Vimos que el tener tantas opciones de movilidad es muy interesante", explica Marín, "pero para ser escalable la movilidad debe ser, ante todo, segura. Nos pusimos en marcha y pasamos de facturar un millón de euros en 2015 a los 21 millones actuales, me convertí en cofundador CTO y CEO de LIVALL en Europa invirtiendo parte de mi patrimonio en la empresa y decidimos instalarnos aquí".
Y es que, además del mundo empresarial, las finanzas o el emprendimiento, la gran pasión de Marín es la movilidad. "La forma de desplazarnos en las ciudades ha cambiado", asegura, "y cambiará mucho más: ya no tiene sentido movernos en coche sino que combinamos el automóvil con la bici o el patinete, mucho más sostenibles y prácticos para las distancias cortas. Pero mi obsesión es que, además de eficientes, sean seguros, y para eso debe haber más controles y homologación. El tráfico no debe ser una feria, sino un espacio marcado por el respeto, la educación y las normas. Por eso hacemos cascos inteligentes que, además de protegerte de una caída, te sirvan para evitarla comunicándote con los otros usuarios de la vía. El casco va integrado al usuario, viaja en un lugar muy visible y puede incorporar la tecnología necesaria para interactuar con el resto del tráfico: si el automovilista sabe lo que vas a hacer con tu bici te respetará, y así podrás pedalear más seguro".
"El casco va integrado al usuario, viaja en un lugar muy visible y puede incorporar la tecnología necesaria para interactuar con el resto del tráfico: si el automovilista sabe lo que vas a hacer con tu bici te respetará, y así podrás pedalear más seguro", nos cuenta Manuel Marín.
Por eso la bicicleta y, en concreto, el ciclismo urbano juegan un papel muy importante en la filosofía de LIVALL. "La bicicleta tiene una imagen muy buena en la sociedad", explica Marín, "porque es sostenible, ecofriendly, saludable. Pero además las bicis son estables, frenan bien, son seguras, cada vez más universales gracias a la electrificación y, afortunadamente, van disponiendo de más infraestructura propia en las ciudades. Lo que genera más dudas es el patinete eléctrico: su irrupción ha sido abrupta, demasiado intensa y descontrolada, por lo que desde la sociedad y los ayuntamientos no están demasiado bien vistos. Por eso las instituciones les pondrán limitaciones legales como seguro y casco obligatorio, para así minimizar el número de usuarios y que sólo los usen las personas suficientemente convencidas y responsables para hacerlo". ¿Y la bici? ¿Qué pasará con la bici? "Su camino hacia el casco o el seguro será distinto", explica. "En países como los Países Bajos o Escandinavia están creciendo los sistemas de suscripción, en los que pagas un renting y te dejan una bici en casa. Pagas por usarla, no por tenerla, y ese servicio va acompañado de un mantenimiento, casco y seguro. En España ya está en marcha, y tanto empresas como entidades financieras lo apoyarán porque es la forma de hacer más segura y escalable la nueva movilidad. Ojo: a mí las obligaciones, las imposiciones, no me gustan, pero si metes una rueda en un bache y te vas al suelo en tu bici el casco puede salvarte. Y, sobre todo, nuestro casco te va a ayudar a que no te tire un coche. Nunca habría apostado por los cascos si no fuesen inteligentes: nuestro aporte es completamente distinto, con un LIVALL puedes hablar por teléfono o escuchar música pero, sobre todo, estarás conectado al trafico que te rodea con total seguridad".
Para conseguirlo, desde la marca colaboran con Google o Seat en el marco del Automotive Innovation Lab (AIL), están en conversaciones con el presidente de la Real Federación Española de Ciclismo, José Luis López Cerrón o forman parte de la DGT 3.0, el proyecto que, gracias a la tecnología 5G, hará que los conductores compartan información en tiempo real. "España tiene una gran ventaja", asegura Marín, "y es que la DGT es toda una referencia europea en cuanto a regularización y seguridad vial, con una imagen internacional muy fuerte y mucho peso como entidad, por lo que será importante la homologación y normalización de nuestra tecnología. A cambio, suele funcionar con mucha lentitud y validar y homologar nuevos productos les exige demasiado tiempo. Pero deben hacerlo: la nueva movilidad no espera a nadie, y es urgente gobernarla y regularizarla. Por supuesto, hay que empezar con la educación vial, con que el automovilista respete a los otros usuarios y que los que viajen en patinete o bici respeten también las normas, pero hay que ir más allá. España, la DGT, aceptan y quieren hacer realidad esa movilidad sostenible, pero debe gestionarse a un ritmo más ágil por la velocidad a la que está creciendo".
Ser protagonista y líder de esa nueva movilidad, sacar adelante y lograr la máxima rentabilidad con un proyecto empresarial así… ¿Cuál es el mayor reto de Marín en LIVALL? "Como CEO", asegura, "intento participar al máximo en todos los ámbitos: seleccionar proveedores, desarrollar prototipos… ¡Si hasta me meto en el diseño de las cajas de los cascos! Pero me gusta, sobre todo, compartir nuestra visión, nuestra misión, con nuestros clientes, y uno mis grandes retos es el de desarrollar una comunidad. Tenemos una aplicación, LIVALL Riding, para compartir tu ubicación y rutas, comunicarte con compañeros de grupo, subir fotos y hasta desarrollar retos comunes. Y funciona, ya somos dos millones de usuarios en el mundo y ese es un gran objetivo: tener una conciencia común. Construir un mensaje grupal. Y, en resumen, pedalear por algo concreto: obtener la máxima seguridad y satisfacción personal pero, también, construir una eficiencia, una sostenibilidad y una seguridad para todos".
La diferencia
¿Qué hace "inteligentes" a los LIVALL? Como no podía ser de otro modo, la tecnología. A simple vista, ya son distintos, porque muchos de sus modelos incorporan una luz frontal y trasera de posición, además de luces laterales intermitentes para anunciar nuestros giros. Todo se controla con un dispositivo que se engancha al manillar, pero hay más: gracias a un acelerómetro, los cascos también llevan una luz trasera de freno. Dicho acelerómetro también activa una alarma: en caso de caída o reducción súbita de la marcha (por ejemplo, algún problema de salud como un infarto), enviará un mensaje a nuestros contactos compartiendo nuestra situación geográfica. ¿Algo más? Sí: el ocio… y el negocio. Porque los LIVALL, conectados por Bluetooth al teléfono, nos permiten hacer y recibir llamadas o escuchar nuestras listas de música favoritas. Y sí, todo es legal: incorporan altavoces laterales externos, que emiten sonido pero nos permiten escuchar también todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
LIVALL Store: el espacio para experimentar la movilidad tecnológica
Además de en grandes superficies como Mediamarkt, o por supuesto a través de Internet (o, lo que es casi lo mismo, Amazon), es posible descubrir los LIVALL en la primera tienda física de la marca en España. La LIVALL Store está en el Centro Comercial Plaza Norte 2, en las afueras de Madrid, y es un lugar inmejorable para descubrir su catálogo y, sobre todo, probar en primera persona su gama para bicicleta urbana, de montaña, carretera y hasta de esquí. El objetivo es que pronto haya LIVALL Stores en Barcelona, Valencia y Lisboa, y que aterricen en 2023 en París, Londres y otras ciudades europeas.
Premios y vidas salvadas
Los LIVALL han visitado ya algunas de las ferias tecnológicas más importantes del mundo, como el CES de Las Vegas o la IFA de Berlín, y recibido galardones como el iF Gold Award 2021, el mayor premio de diseño del mundo. Pero, además, los LIVALL han merecido el galardón AXA Ponle Freno, ya que tres usuarios salvaron su vida gracias a llevar un casco con el servicio SOS Alarm, que les permitió ser encontrados y rescatados a tiempo. Por todo ello, AXA ha incorporado los LIVALL en su oferta comercial de seguros de vida y accidentes.
Y después vendrá la moto
LIVALL estuvo presente en EICMA, la feria de motociclismo que se ha vuelto a celebrar recientemente en Milán y que es toda una referencia en el sector. El objetivo, claro, es llevar toda la tecnología y adelantos de sus cascos a las motos. Sin embargo, como explica Marín, "las certificaciones y exigencias son mucho más estrictas", asegura, "y tenemos que ir paso a paso. Por un tema de experiencia y seguridad, por supuesto, pero también de tecnología: en determinados campos, lanzar muy pronto productos muy avanzados puede hacer que no sean comprendidos. Nuestro objetivo no es el motorista adicto a la gasolina, al ruido, sino todos los que se sumarán a la moto eléctrica, a la tecnología, al confort. A los usuarios de patinetes, de bicicleta, les gusta la tecnología, y a los que se suban a una Harley-Davidson o una Ducati eléctrica, también. Ese será nuestro nicho".