El encuentro, llamado Skirt Bike, quería destacar “la libertad y la autonomía que la bicicleta permite a todas las mujeres” -y a todos en general-, además de promover el ciclismo urbano como un “transporte no sólo divertido, sino también elegante”, según aseguraron los organizadores.
Una tendencia en alza
De esta forma, cientos de mujeres ignoraron la lluvia de Bucarest, la capital, recorriendo varios kilómetros sobre sus bicis, con sus faldas de colores y tacones altos, para demostrar que el ciclismo urbano es un transporte saludable que no tiene por qué estar reñido con la elegancia.
Una buena iniciativa que quiere contribuir a consolidar el ciclismo urbano en Rumania, que empieza a abrirse camino en las calles.