A lo largo de estos últimos años la bellísima Santander había sido escenario de una Tweed Cycling, que reunía a decenas de aficionados a la bicicleta vestidos con ropa de principios del siglo XX. Una fórmula que sus organizadores consideraban agotada, por lo que decidieron poner en marcha un paseo más “hippie”, que fomentara la bicicleta como medio de transporte bajo el lema “Usa la bici, no el coche, no contamines” sustituyendo al clásico “Haz el amor y no la guerra”.
Dicho y hecho: ayer domingo, a las 12.30, se convocó a todos los interesados en la Grúa de Piedra de la zona marítima de la ciudad, junto al Centro Botín. “Es un día y una hora de gran afluencia de gente paseando, y la zona está llena de turistas”, explica Rafa Casuso, uno de los organizadores. “La marcha fue muy simpática, con mucha gente haciéndonos fotos. Recorrimos toda la zona marítima para comer en Mataleñas, un parque de la costa, y regresando al centro de la ciudad para merendar. En total, pedaleamos unos 15 kilómetros”.
El objetivo, por supuesto, fue recordar a la gente lo eficaz, cómodo y divertido que es moverse en bicicleta. “El ciclismo urbano está flojo en Santander”, cuenta Casuso, presidente de Cantabria ConBici y miembro de la Mesa Movilidad Bahía de Santander. “Los carriles bici son escasos, y muy orientados al uso deportivo. El Ayuntamiento de Santander tiene paralizado desde agosto del año pasado el Plan de Movilidad Ciclista de Santander, que estaba a punto de publicarse. y contemplaba desarrollar una malla de carriles bici por toda la ciudad y favorecer las salidas a la periferia”. Según cuenta Casuso, tanto desde Cantabria ConBici como desde la Mesa han mantenido reuniones con la alcaldesa, Gema Igual, pero no han conseguido nada, aunque sí destaca el Plan de Movilidad Ciclista del Gobierno de Cantabria, que aspira a desarrollar infraestructuras y proyectos en colegios, empresas y la Biciescuela para adultos, desarrollada por Cantabria ConBici.
La marcha (que, según sus creadores, era “festiva, reivindicativa y activista, todo a la vez”) reunió, aproximadamente, a un centenar de ciclistas. Ciclistas que, esperemos, se multipliquen en próximas ediciones, y sobre todo en las calles de la ciudad. “Para quien no está acostumbrado, es duro moverse en bicicleta por Santander”, reconoce Casuso. “Pero las distancias son cortas y, aunque hay bastantes cuestas, creo que podríamos ser muchos más si se redujeran el tráfico y la velocidad”.