Hemos de reconocerlo: con Ortlieb no podemos ser del todo objetivos. Desde hace muchos años, en el inicio de nuestra aventura con Ciclosfera, empezamos a usar distintos productos de la firma alemana, que desde entonces ha tenido para nosotros un aura de calidad, atención a los detalles y, por encima de todas las cosas, dureza y eficacia por encima de la mayoría de marcas. En los últimos años, y según la firma ha ido lanzando más y más colecciones orientadas al día a día y al ciclismo urbano, a todas esas virtudes ‘ruteras’ se le han sumado diseños cada vez más atractivos y modernos, capaces de añadir belleza a la reconocida resistencia de cada uno de sus productos.
El último en llegar a nuestros manos ha sido la Ortlieb Atrack 45l, una mochila impermeable tan original como ambiciosa. Original, sobre todo, por su revolucionario sistema de apertura, en el que una cremallera (de la que hablaremos largo y tendido) recorre toda la parte posterior. Pero también ambiciosa porque su diseño, materiales, acabados y polivalencia la sitúan, sin ninguna duda, en un nivel superior.
Disponible en tres colores, la Ortlieb Atrack brilla por su polivalencia: nos servirá tanto para cruzar la ciudad en bici como para irnos un fin de semana a la montaña
Poco a poco: lo primero que debemos decir es que la Ortlieb Atrack está disponible en tres colores, amarillo mostaza, rojo y negro, todas ellas con detalles azul turquesa. La que nos ha tocado en suerte es la negra y su aspecto, desde el primer momento, nos ha parecido espectacular. Los colores están muy bien combinados, tanto para hombre como para mujer, ya que las correas de color azul turquesa le dan un toque moderno y desenfadado al conjunto, que destaca por su sobriedad y contundencia. Dichas correas no solo son bonitas: fabricadas en nylon muy resistente, parecen capaces de durar toda la vida. Sobria pero moderna, claramente inspirada en una mochila de montaña (casi de escalada) pero tan novedosa y cuidada como para llamar también la atención en ciudad, la Ortlieb Atrack destaca, sin duda alguna, por una calidad notoria a primera vista.
Siguiente punto: capacidad. La Ortlieb Atrack 45 ofrece una capacidad más que suficiente para jornadas completas llenas de necesidades, tanto en lo que respecta a un atareado día de trabajo y reuniones cualquiera como para una excursión aventurera. Por fuera tiene dos bolsillos laterales de malla sin cremallera, y dos más pequeños con cremallera en la faja abdominal. Los cuatro bolsillos ofrecen un acceso muy sencillo y parecen duraderos, pero cabe achacarles un pequeño defecto: ninguno de los cuatro es estanco, lo que no los hace recomendable para llevar objetos de valor y que no puedan mojarse como el teléfono móvil, tarjetas o billetes.
Eso, en lo que respecta a la capacidad exterior. En cuanto a la interior, la Ortlieb Atrack 45l cuenta con cuatro bolsillos con cremallera, muy acertados para poder organizar el material, transportar documentación u objetos delicados (aquí sí) y absolutamente a prueba de robo, porque la cremallera exterior y su ubicación los hacen absolutamente imposibles de acceder sin un relativo esfuerzo.
Llama la atención la cremallera que recorre toda la Ortlieb Atrack: original, segura y de mucha calidad para aislar por completo el interior de la bolsa
A lo largo de toda la mochila encontramos correas (las ya mencionadas azul turquesa) que, además de bonitas y sólidas, son de enorme utilidad para ayudarnos a personalizar la mochila en función de la carga. Desde casco para la bici hasta un candado, pasando por bidones de agua, material de escalada o hasta una esterilla, a nuestra espalda podemos transportar, con plena seguridad y bastante comodidad, casi cualquier objeto.
Eso sí: para acceder a toda su capacidad interior debemos enfrentarnos a una única cremallera, algo tan novedoso como, en un primer momento, desconcertante. Una interminable cremallera exterior Tizip Masterseal 010 recorre todo el largo de la mochila, sellando por completo su interior. La cremallera llama la atención, en el acto, por su comodidad, diseño y calidad. Tiene forma de T invertida, está hecha de un plástico muy bueno y, como cuenta Ortlieb, está inspirada y es utilizada en, por ejemplo, ropa para deportes acuáticos, lo que nos da idea de su estanqueidad y resistencia a la presión y al agua (tanto dulce como salada), de sobra válidos para el propósito general de la mochila (¡hablamos, por ejemplo, de que aguanta temperaturas entre -30º y 70º o es estanca a una presión de 500 milibares!).
Dicho queda: esta cremallera y, en general, los materiales y acabados de la Ortlieb Atrack nos van a permitir llegar, casi, hasta el fin del mundo. Pero… ¿qué pasa cuando, simplemente, la queremos para el día a día? Pues a eso es a lo que nos debemos acostumbrar cuando hablamos de su original sistema de cierre. El hecho de que solo haya una cremallera exterior cambia, por completo, nuestra “manera de relacionarnos” con la mochila. Aquí no hay una boca superior a través de la que acceder, ni una cremallera lateral… No: para meter o sacar cualquier cosa debemos quitarnos la mochila y, en el suelo, manipular todo el conjunto. Eso es muy bueno para algunas cosas (seguridad, estanqueidad, tamaño del acceso) y no tanto para otras (comodidad, básicamente), pero no tenemos ninguna duda: el balance es positivo y, sin el menor género de dudas, Ortlieb sabe lo que hace. Si quieres una mochila “convencional”, si lo que buscas es una bolsa de la que, por ejemplo, sacar y meter un ordenador portátil y poco más, quizá no necesites una Atrack. Pero si, por ejemplo, el fin de semana vas a dejar el libro, el cuaderno o la tablet en casa y quieres también irte a dormir a la intemperie, cruzar un río o correr por alta montaña con condiciones climatológicas muy adversas, la Atrack no te va a decepcionar.
Dura, muy dura, pero… ¿es también cómoda? Pues… hablamos de una Ortlieb, con todo lo que eso significa. Las correas permiten ajustar la Atrack a casi cualquier tamaño, el acolchado (también en azul turquesa) es extraordinario y todo el conjunto es bastante ligero. La mochila es grande, pero nada aparatosa: podemos movernos con total facilidad, e incluso pedaleando y caminando a pleno sol (la hemos usado, de verdad, de forma más que intensiva) la ventilación ha sido perfecta, no llegando a ser nunca una molestia llevarla a nuestras espaldas.
Versátil, extremadamente resistente a la humedad, sólida y perfectamente capaz de transportar objetos muy pesados y voluminosos, objetivamente atractiva (aunque la estética, por supuesto, es cuestión de gustos), muy original (quizá, para algunos, incluso demasiado), cómoda, personalizable (puede comprarse, por separado, hasta un kit para llevar un bidón de agua al que podemos acceder a través de un orificio exterior con tapón, o un soporte para cascos que, además de para pedalear, nos vendrá muy bien si por ejemplo vamos a escalar)… Los adjetivos para describir a la Ortlieb Atrack son infinitod. Es normal: durante mucho tiempo, aproximadamente dos meses, nos ha acompañado por innumerables trayectos en bicicleta por la ciudad, la hemos subido a trenes para salidas de fin de semana, hemos sudado subiendo y bajando a paso ligero montañas y, ya puestos, hasta hemos llevado comidas infantiles para un picnic de “domingueros”. Y aquí sigue la mochila: como si acabásemos de estrenarla (no hemos visto el menos síntoma de desgaste o fatiga, ningún elemento se ha deteriorado o roto, y para colmo la mochila se limpia rápida y fácilmente con un poco de agua), esperando nuevas aventuras. ¿Cuál será la próxima?