Especialistas en cascos, y orgullosos de diseñarlos y concebirlos en Italia, la sede de la compañía: así se define a sí misma MET, una de las marcas de referencia en todo lo que a cascos se refiere y de la que ya hemos hablado otras veces en Ciclosfera. ¿El motivo? La atención que la firma dedica, desde hace mucho tiempo, al ciclismo urbano, donde ofrece distintos modelos.
Uno de ellos, que ha sido objeto de una nuestras pruebas en profundidad, es el casco MET Corso, dirigido a los ciclistas que ruedan por la ciudad. El Corso es un casco de precio asequible (su PVP recomendado es de 60€), disponible en distintos colores (en concreto, el catálogo lo incluye en gris oscuro, amarillo, blanco hielo, azul petróleo y negro) y tres tallas: pequeña (S), mediana (M) y grande (L). En nuestro caso, esta última es la que hemos podido probar más en profundidad, y está recomendada para cabezas de entre 58 y 62 centímetros de diámetro.
El Corso tiene buenos detalles, como la opción de cambiar la visera rígida de serie por otra de tela más informal y que también está incluida.
Cuando tenemos el Corso delante, lo primero que llama la atención, aunque es una de las características habituales en cualquier MET, es el perfecto acabado exterior que presenta. El Corso, claramente enfocado a un uso en ciudad y, probablemente, por profesionales urbanos, es una clara apuesta por la simplicidad y la elegancia, que se ve realzada en la unidad probada por el bonito color azul petróleo. Esta apariencia clásica se ve reforzada por la presencia de una visera frontal rígida de plástico negro que, para quien así lo desee, puede sustituirse por otra de tela más "informal", que también viene incluida y que, además, cuenta con un remate reflectante en el borde. Mientras la primera ofrece un aspecto más deportivo, la segunda le da al casco un aire más retro: el proceso de sustituir una por otra es muy rápido, y puede realizarse todas las veces que uno quiera.
Otro de los puntos más llamativos de este MET Corso es la presencia de una luz roja LED trasera integrada. Es verdad que su acabado no es, en cambio, tan elegante como el resto del conjunto (una pieza de plástico blanca), pero a cambio su funcionamiento es muy sencillo y práctico. Basta apretarlo una vez para obtener una luz roja fija más que visible cuando circulamos con poca visibilidad, y ofrece una luz intermitente cuando lo apretamos dos veces. La luz está integrada dentro de la rueda que permite ajustar el casco a nuestra cabeza, por lo que muy pronto interiorizamos el hábito de, al ponernos el casco, encender la luz, multiplicando así su eficacia.
Además de esta luz, en la parte exterior del casco destacan varias líneas y abultamientos que realzan su estética, dándole un aire más deportivo. También hay tres piezas de plástico gris que suman deportividad: dos embellecedores laterales, ubicados junto a dos ranuras de ventilación (de las que hablaremos después) y uno más grande trasero, que une dos orificios de ventilación y marca toda la parte estética de la zaga. En esa pieza de plástico pone el logo 'CORSO', que da nombre al casco, y el conjunto (con las dos aperturas y la luz LED trasera) transmite solidez y belleza. Estos tres embellecedores también cumplen con otra función: son reflectantes en la oscuridad.
Hablando de las aperturas de ventilación, el Corso cuenta con dos frontales y alargadas, cuatro superiores y las dos traseras ya mencionadas. Todas estas aperturas de ventilación son fijas: a diferencia de otros modelos, no cuentan con rejillas o sistemas similares para cerrarlas en caso de, por ejemplo, lluvia.
Respecto a la parte interior del Corso, ofrece una calidad muy alta, destacable en un modelo con un precio recomendado de 60 euros. Toda una banda acolchada lo recorre transversalmente, y otras dos bandas acolchadas más pequeñas refuerzan la protección de la parte superior de nuestra cabeza. Todas estas bandas tienen un tacto muy agradable, y al estar sujetas con velcro a la estructura del casco pueden quitarse con facilidad para ser lavadas. Al ponernos el casco, la sensación es bastante cómoda: aunque lo apretemos mucho a nuestra cabeza, en ningún momento resulta agobiante ni molesto. En la parte frontal hay un acolchado frotal adicional que protege de impactos y, a priori, absorbe las posibles gotas de sudor que rueden por nuestra frente. Este acolchado puede quitarse fácilmente si deseamos sustituir la visera rígida por la de tela.
En cuanto a las correas, están en consonancia con la calidad general del casco. La correa está acolchada en la zona de la barbilla, y la extensión de las correas se regula con mucha facilidad y comodidad. La calidad, tanto de las correas como de sus enganches, es bastante buena, y a simple vista todos los elementos parecen también bastante duraderos. Toda la estructura interior del casco es de poliestireno, un material muy ligero y con mucha capacidad para amortiguar impactos: en este caso, permite que el peso aproximado del Corso esté, en esta talla grande, en torno a los 320 gramos, una cifra muy baja que habla de un casco bastante ligero.
En cuanto al uso práctico, hemos rodado durante toda una jornada (bastante calurosa) con este MET y no tenemos nada que reprocharle. Las aperturas de ventilación se notan, y sobre todo se agradecen. Ajustar la presión es muy sencillo e intuitivo. Las dos viseras tienen sus ventajas: la de plástico es sólida y apenas se nota al pedalear; la segunda es más grande y, en caso de que haya mucho sol, protege más nuestros ojos. En todos los casos el casco se percibe muy ligero y cómodo y las correas no rozan ni molestan lo más mínimo.
Con un PVP recomendado de 60 euros, el MET Corso nos parece una opción más que recomendable al contar con todo lo necesario para un casco de ciclismo urbano.
Como balance final, podemos afirmar que este MET Corso tiene todo lo que podemos pedirle a un buen casco urbano: es cómodo, ligero, seguro y tiene un precio muy razonable: su PVP recomendado es de 60 euros. Los maniáticos de la limpieza no tienen de qué preocuparse, ya que todas las partes internas en contacto con nuestro sudor pueden extraerse y lavarse. Los que prioricen la estética también quedarán satisfechos, porque el Corso es tan bonito como, eso sí, discreto (a menos que se elija el color amarillo fosforescente) y clásico. Y, en resumen, cualquiera que lo escoja habrá acertado, tanto por las cualidades de este modelo en concreto como por las garantías que ofrece una marca tan reputada como MET y, en España, un distribuidor como Comet.