Como en cualquier otra industria, la producción masiva y en serie de bicicletas ha aportado muchas ventajas (velocidad de fabricación o reducción de costes) pero también traído inconvenientes. Uno de los más repetidos, sobre todo por parte de los puristas, es la presunta pérdida de personalidad de gran parte de los modelos. La tan repetida frase de que “todas las bicicletas se parecen”. La sensación, para algunos, de que muchos modelos son “intercambiables”: bastaría con poner un logo aquí y quitar otro allá para que se desvanezca la personalidad y se difumine el carácter que, a priori, debe aportar cada marca.
De ahí que, de vez en cuando, nazcan nuevas y pequeñas marcas que abogan por crear productos muy especiales que se salgan de los canones habituales. Un buen ejemplo es la alemana Urwahn, marca nacida en Magdeburgo que apuesta por distintos elementos diferenciadores con el objetivo de crear bicicletas únicas. Un buen ejemplo es esta Urwahn Platzhirsch E-Urban, una e-bike de estética inconfundible, mucho equipamiento y un precio que la convierte, indiscutiblemente, en objeto de capricho, ya que parte desde los 4.499€.
Su dueño, eso sí, tendrá la total seguridad de estar pedaleando sobre una máquina especial. Especial por su fabricación, ya que su cuadro tiene un diseño muy innovador y está impreso en 3D. Y especial, también, por su casi infinito espectro de personalización y múltiples opciones de equipamiento. La Urwahn Platzhirsch E-Urban se vanagloria de ser “la primera bicicleta eléctrica impresa en 3D”, incorpora accesorios y componentes de gama alta y, esto es lo importante, transmite desde la primera pedalada la sensación de encontrarnos a lomos de una bici distinta.
El cuadro de la Urwahn Platzhirsch E-Urban, impreso con tecnología 3D, se combina con un motor eléctrico Mahle 35X.
Vamos, lo primero, con el cuadro de la bicicleta. Desde la primera impresión, es evidente que nos encontramos con unas formas muy originales, en particular la mitad trasera de la bicicleta y, más en concreto, el tubo del asiento y la vaina superior. Y es que, en esta Urwahn, todo cambia: en lugar de adoptar el clásico esquema de tubo de diamante nos encontramos con una vaina superior que “sale” del tubo del asiento, que se trunca hasta el eje de la rueda posterior. El efecto estético es sorprendente y, con un poco de imaginación, convierte a la parte superior de la bici en una analogía de la postura que adoptará el usuario sobre la máquina, transmitiendo un tremendo dinamismo al conjunto. La apariencia ya es llamativa en las fotos, pero todavía lo es más al natural: durante la prueba era complicado detenerse en un semáforo con la Urwahn y no sentir cómo atraía las miradas de los otros usuarios de la vía, especialmente si también iban sobre una bicicleta.
El cuadro, como ya hemos explicado, está hecho con acero e impreso en 3D. Según sus propios creadores, el proceso merece un certificado llamado ‘Fair Frame’ (Cuadro justo), ya que todos los pasos están realizados en Alemania con el objetivo de reducir gasto energético y conseguir una producción lo más sostenible posible. A nivel dinámico, las exóticas formas de la parte trasera del cuadro aportan, según la marca, una cierta amortiguación, ya que la rueda trasera queda “suspendida de manera elástica” y “compensa los desniveles de la carretera en beneficio de la comodidad de conducción”. Durante la prueba, en efecto, la rodadura fue muy confortable, y aunque las sensaciones no eran comparables a las que ofrece una bicicleta con suspensión trasera la Urwahn resultó muy cómoda, al mismo tiempo que también deportiva al sentirse en todo momento qué pasa bajo la rueda.
Al subirnos en esta Platzhirsch la posición es muy confortable, con una cierta deportividad perfectamente compatible con el uso urbano para el que está concebida. Solo los más observadores se habrán dado cuenta al verla por primera vez que es una bicicleta eléctrica, ya que el diseño disimula esta faceta y apenas hay cableado visible desde el exterior. El conjunto eléctrico consiste en un motor Mahle X35 EbikeMotion, cuyas principales bazas son su ligereza y pequeño tamaño. Situado en el buje de la rueda trasera, aporta 36V y una potencia de 250W, con un torque máximo de 40Nm y asistencia limitada a los 25km/h. Como hablaremos posteriormente, el motor es muy silencioso y su comportamiento es suave (no aspira a “grandes patadas”, sino a acompañar de forma natural nuestro pedaleo).
El resto del conjunto eléctrico viene dado por una batería Mahle Ebikemotion integrada en el tubo diagonal, con 250Wh de capacidad y alimentada por una discreta toma sobre el eje del pedalier. La gestión del conjunto se realiza de dos formas: por un controlador Mahle Ebikemotion iWoc Trio, instalado en la parte derecha del manillar, con tres niveles de asistencia y función de vibración, o el teléfono móvil, en el que podemos descargarnos la aplicación Ebikemotion y sincronizar, en un proceso muy sencillo y rápido, nuestra bicicleta, lo que nos permitirá obtener mucha información sobre la misma (estado de la batería, velocidad a la que circulamos, kilómetros recorridos, etc etc). Aunque, por supuesto, la autonomía dependerá de factores externos (nivel de asistencia que empleemos, peso del ciclista, desniveles), la marca habla de hasta 80 kilómetros, que pueden ser más si deseamos añadir una batería adicional de 208Wh adicionales, fácilmente instalable en el cuadro diagonal y con la apariencia de un bidón.
Hay algo más: nuestra Urwahn Platzhirsch también llevaba incorporado un sistema de localización GPS, escondido en la parte derecha del manillar. Alimentado por USB, dicho dispositivo refuerza la seguridad: nos avisa si alguien está manipulando la bicicleta cuando la tenemos aparcada y, por supuesto, nos dirá dónde se encuentra en el caso de que lleguen a sustraérnosla. El precio del localizador GPS es de 179€.
La unidad probada equipaba también guardabarros delantero y trasero, con un precio adicional de 49,95€, mientras que las luces vienen de serie. Es obligatorio detenerse en ellas: la delantera viene integrada en el manillar LightSkin, cumple con la normativa StVZO (reglamento de licencia de tráfico alemán) y es, simplemente, diminuta, lo que no impide que tenga una potencia destacable (150 lúmenes) y muy buena precisión. Respecto a la luz trasera, está también integrada, esta vez en la tija del sillín LightSkin, cuenta con cinco luces LED y ofrece una luz impecable.
Y ahora, por fin, toca hablar de sensaciones. Como veis en las fotos, obtuvimos un especial placer rodando con la Platzhirsch de noche, y por las calles de Madrid. El test más largo (la usamos repetidamente durante una semana) consistió en unos cincuenta kilómetros sin detenernos, que se pasaron volando: la bicicleta, simplemente, va como la seda. Quiero destacar lo grato que resulta, desde el primer momento, su ligereza. Desde la marca hablan de un peso de unos 14 kilos, lo que se explica por el poco tamaño del motor y delgadez de la batería. La sensación que da la Urwah, es más de ser una bicicleta convencional algo pesada que una eléctrica. Esto se acentúa cuando, como es mi caso, la he combinado con desplazamientos en tren: manejarse con ella al subir y bajar de vagones y escaleras mecánicas es bastante sencillo, los pesos está muy bien equilibrados y es perfecta para la intermodalidad.
Al bajarnos del tren… todo es vía libre para rodar. Las ruedas, Continental GP Urban con 35mm de anchura, ofrecen un rendimiento excelente: transmiten muy bien el estado del pavimento, son duras pero confortables y tienen buen agarre. Es cierto que la sensación en muchos momentos es de cierto traqueteo y dureza, pero el tacto es bueno: transmite deportividad, y captura la atención del ciclista. Sientes cada metro rodado, disfrutas de él y, a la postre, percibes que haces kilómetros concentrado en la conducción. Concentrarse en las sensaciones parece lógico y deseable... ¡considerando que vas sobre una bicicleta que roza los 5.000 euros!
La marca ofrece como opción sustituir el sillín Ergon por un Brooks Cambium, que hará la bicicleta todavía más especial.
El sillín es un Ergon SFC3 Evo Gel, de tacto, diseño y peso deportivos pero perfecto para desplazamientos urbanos. Su aspecto, algo muy importante en la Urwahn, es moderno, y combina con los puños Ergon GA30 Stealth, que ofrecen un magnífico agarre. Si queremos darle un aspecto algo más clásico a la bici, y probablemente algo más de confort, la marca ofrece sustituir el sillín original por un Brooks Cambium, con un coste adicional de 140 euros. Considerando la belleza del Cambium, e imaginándolo en esta bicicleta, el resultado estético debe ser fascinante.
Y queda un tema, muy importante, tanto que podríamos decir clave en esta Urwahn Platzhirsch: el cambio. Porque el modelo probado, que podemos decir es el “de serie”, incorpora un conjunto de una sola marcha con correa Gates Carbon Drive (hay otra opción, incorporar el Shimano XT de 11 velocidades con un sobreprecio de 500 euros). El hecho de combinar asistencia eléctrica, una sola marcha y una geometría bastante orientada a la deportividad, junto a las necesidades particulares de rodar por una ciudad como Madrid, llena de repechos, hacen que la experiencia sea muy original… y rápida.
Cuesta abajo, la Urwahn vuela. La bicicleta equipa unos frenos de disco hidráulicos Shimano, que transmiten suficiente confianza como para rodar rápido y con mucho aplomo. En otro detalle de buen gusto, los pedales están personalizados, incorporan el logo de Urwahn y ofrecen una superficie ligeramente rugosa que permite agarrar mejor el calzado. A la hora de pedalear, todo el conjunto funciona de manera armoniosa: sí, solo hay una marcha, por lo que más de una vez tendremos que ponernos de pie para impulsarnos. Pero, por supuesto, si no queremos hacerlo con tanta frecuencia recurriremos al conjunto eléctrico. Dada su suavidad de respuesta, el primer nivel de asistencia es poco perceptible, y puede ser perfecto para los que quieran hacer esfuerzo y tener una pequeña dosis de potencia extra. En los otros dos niveles, sobre todo en el tercero, dicha asistencia es más percibible, aunque insistimos, no es comparable a la de otros motores eléctricos más “extremos”. La Platzhirsch es eléctrica, pero procura no “parecerlo” demasiado. La correa Gates Carbon Drive, que hemos probado en muchas bicicletas, sigue encajando tan bien como siempre en un modelo refinado, urbano y eléctrico. Ofrece una suavidad extrema y, como es sabido, apenas necesita mantenimiento.
El precio de la versión eléctrica parte de los 4.499€, un precio basado en la exclusividad, gusto por los detalles y estética de la bici.
Toca hablar del precio, que arranca en 4.499€. La bici que hemos probado cuesta eso y más, porque incorpora una larga lista de accesorios que hacen que su precio final (con guardabarros, pedales personalizados, transportín trasero y localizador GPS) suba casi 400 euros más. El despampanante rojo óxido de este modelo no necesita un sobreprecio, al igual que los otros colores incluidos de serie: gris, negro, amarillo oro o azul cobalto. Por si eso no fuera suficiente, el cliente puede elegir entre una gama de 213 colores más, eso sí, con un sobreprecio de 250 euros. Y, además, hay ediciones especiales, como la elegante Vagabund. ¿Algo más? Sí, por supuesto: también puede comprarse como bicicleta convencional, sin asistencia eléctrica, con lo que el precio arrancaría en 3.799€. Su exclusividad, en cualquiera de los casos, queda atestiguada por un último detalle: con la bicicleta recibes, además, una caja con detalles tan cuidados como prácticos en el día a día, como un juego de herramientas con el logo de la marca.