De más está decir que, al escuchar la palabra Cannondale, muchos piensan en máquinas supersónicas concebidas para ascender imposibles montañas o surcar interminables carreteras. Pero la marca estadounidense cuenta con un catálogo muy extenso en el que también brillan modelos más urbanos y, como es norma general en estos últimos tiempos, equipados con un motor eléctrico de asistencia al pedaleo.
La Cannondale Treadwell Neo es una de las máquinas pertenecientes a la última hornada del fabricante. Presentada hace unos meses, la hemos elegido como una de las bicicletas de prueba de este verano. ¿Por qué? Es obvio: su atractiva estética, su sencillez, su filosofía y, claro, su precio relativamente asequible (al menos al hablar de una bicicleta eléctrica de una marca tan prestigiosa) la convertían en un inmejorable cebo para nuestro apetito ciclista. ¿Nos ha gustado? ¡Os lo contamos en los próximos párrafos!
Vayamos por partes: en primer lugar, y pese a que su aspecto no lo delate, la Cannondale Treadwell Neo es una bicicleta eléctrica. ¿Qué significa esto? Para los no iniciados, lo explicaré en unas pocas palabras: es una bicicleta como cualquier otra, en la que hay que pedalear… pero que cuenta con un pequeño motor eléctrico que nos empuja. No es una motocicleta en absoluto, ya que exige de nuestras piernas para moverse. Eso sí: si así lo deseamos (porque siempre podemos utilizarla con el motor apagado, o desplazarnos en ella con la batería descargada), contaremos con una energía “extra” notable, que nos permitirá evitar grandes esfuerzos y, en líneas generales, nos ofrecerá una experiencia muchísimo más relajada.
Porque así resumiría mi relación, durante algo más de un mes, con la Treadwell Neo: relajación. Comodidad. Disfrute. Durante ese tiempo la he usado a diario para ir y venir del trabajo, para dar innumerables paseos y, en resumen, para desplazarme a cualquier sitio no demasiado lejano. Porque, es evidente, la Treadwell Neo no está concebida para grandes hazañas cicloturistas o recorridos muy exigentes, sino para el trato que yo la he dado: relajado. Viajes obligados, cotidianos, pero que automáticamente se transformaban en un placer.
Al grano: a la hora de hablar de una e-bike, lo primero es el conjunto eléctrico. En este caso, Cannondale equipa el Mahle Ebikemotion X35. ¿Qué supone eso? Apostar por la ligereza y la sencillez. Con la Treadwell Neo, la marca no busca grandes prestaciones ni un empuje muy notable, sino una asistencia suave que, al mismo tiempo, resulte silenciosa y permita una autonomía notable. No solo eso: el conjunto también resulta bastante ligero, lo que cuadra a la perfección con una filosofía como la de esta bicicleta, que pretende ser muy manejable y “todoterreno”. Ojo: todas esas virtudes no impiden que el motor X35, equipado en el buje trasero, aporte un par máximo de 40 Nm, más que suficiente para que pedaleemos con muchísimo más desahogo. Con una asistencia que se corta al alcanzar los 25km/h, el motor pesa 2,1 kilogramos (todo el conjunto, incluyendo batería y cableado, ronda los 3 kilos) y también llama la atención por su silencio. De esta forma, todo cuadra: la estética, suavidad y escasísima rumorosidad nos hacen olvidar, muchas veces, que estemos sobre una bicicleta eléctrica y no sobre una ‘playera’ de las de toda la vida.
La suavidad y silencio del motor nos hace olvidar, muchas veces, que vamos sobre una bicicleta eléctrica
¿Y la batería? Es una Inner Tube X35 de 250W alojada en el interior del cuadro. Es muy delgada, lo que permite que la bicicleta ofrezca un aspecto esbelto alejado del de otras e-bikes similares. Nuestro contacto con la batería será excepcional: solo se muestra el puerto de carga, ubicado en la parte inferior del cuadro. La Treadwell no está pensada para que montemos y desmontemos la batería constantemente (la maniobra puede hacerse con un destornillador y es sencilla, pero no cómoda), por lo que, para cargarla, debemos tener una toma de electricidad cercana (o bien en el garaje donde vayamos a estacionarla o con un fácil acceso cargándola hasta nuestra casa).
La forma de manejar el conjunto eléctrico también podría definirse como minimalista: tanto, que en un principio solo consiste en un botón, el llamado iWoc ONE. Hablamos de un botón con un LED iluminado, montado en el tubo superior del cuadro y con dos funciones: ajustar el empuje del motor (en este caso, tres niveles) e informarnos de la batería restante. En efecto, la luz y sus distintos colores (blanco, verde y rojo) nos permiten estar informados de cuánta autonomía (aproximadamente) nos resta y cuánto nos está ayudando el motor.
La conectividad es una de las grandes bazas de la Cannondale Treadwell Neo
Pero hay mucho más, y es una de las grandes virtudes de esta bicicleta: el iWoc ONE también nos ofrece una gran conectividad. Porque, al descargar la aplicación de Cannondale e identificar nuestra máquina, se abre un enorme mundo de posibilidades. Gracias a un sensor ubicado en la rueda delantera, cada uno de nuestros desplazamientos quedará registrado en el teléfono móvil, permitiéndonos saber desde la velocidad a la que rodamos hasta la distancia recorrida, el número de calorías consumidas o el tiempo empleado en el viaje. Pero hay mucho, muchísimo más: el apartado ‘Garaje’ nos informa del estado de algunos componentes y la necesidad de cambiar alguno de ellos o revisar a fondo la máquina. La sección ‘Recursos’ nos permite tener, al alcance de la mano, toda la información sobre nuestra máquina o localizar el distribuidor Cannondale más cercano, todo a través de una sencilla conexión Bluetooth.
El esfuerzo hecho en este sentido por la marca es notable: crear una bicicleta sencilla pero que aproveche todas las posibilidades y tecnología que ofrecen los teléfonos móviles es loable. ¿Es todo esto mejor que un display en, por ejemplo, el manillar, como ofrecen la mayor parte de las e-bikes? Cuestión de gustos. Lo que resulta seguro es que la solución elegida por Cannondale es simple, y basta un par de horas para acostumbrarnos a ella.
Eso sí: no nos engañemos, el placer que genera esta bicicleta no viene de toda esta tecnología sino de su rendimiento en marcha. Un rendimiento marcado por su cuadro y componentes, por supuesto. El primero es de aluminio, disponible en tres tallas y, en este acabado básico, solo en el llamado ‘Verde Mantis’. La unidad probada venía equipada con barra alta, pero hay otra versión llamada ‘Remixte’ completamente igual pero con barra baja (más cómoda para subir y bajar). Aunque, por supuesto, es cuestión de gustos, lo cierto es que todo el mundo que vio la bicicleta se sintió muy atraído por su aspecto, y fueron muy pocos los que se dieron cuenta a simple vista de que era una eléctrica. Uno de los elementos más llamativos es el manillar Cruise Control Riser, que pro su configuración y anchura recuerda a los de una BMX. Lo cierto es que cuadra a la perfección con el resto de la bicicleta, permite una postura muy cómoda y con las muñecas muy descansadas y plena maniobrabilidad.
Esa postura tan cómoda es generalizada en toda la bicicleta. La Treadwell Neo no quiere llevarnos a ningún tipo de límites, sino ser una fiable y tranquila compañera de viaje para desplazamientos bastante relajados. El manillar está alto, y el sillín, Cannondale, prioriza el confort a todo lo demás. Se agradece, y la marca lo ha logrado: por muchos kilómetros que le hiciera nunca me sentí dolorida. En general, desde que te subes a esta bicicleta y ajustas todo a tu tamaño la sientes como un guante, como una máquina perfecta para tu cuerpo. Volviendo al manillar, su anchura permite, por ejemplo, colocar cualquier tipo de luz delantera. Y algo más: el cuadro cuenta con un adaptador (camuflado por una tapa con el logo de Cannondale) para colocar nuestro teléfono y tener así, delante de los ojos, la información generada en cada desplazamiento.
Ya en marcha, la bicicleta es fiable, y nos permite disfrutar de cada metro recorrido, algo a lo que sin duda contribuye la asistencia del motor. El comportamiento de la bicicleta es muy noble y tranquilo, algo a lo que también contribuye, desde luego, la elección de las ruedas, unas 650b equipadas con neumáticos Maxxis DTR-1 47c. Esto implica circular sobre unas gomas con un diámetro reducido pero una notable anchura y volumen. Lo primero nos permite alguna que otra excursión fuera del asfalto sin temor a pinchazos o pérdidas de tracción, y el volumen nos aísla de las irregularidades del terreno sin necesidad de recurrir a ningún tipo de suspensión. En resumen: una vez más, la palabra es comodidad, que además va acompañada por una notable sensación de seguridad, algo con lo que también tienen mucho que ver los discos de freno hidráulicos Tektro HD-R280.
Los neumáticos aíslan muy bien del terreno y toda la bicicleta transmite un gran aplomo
Para terminar, queda hablar del cambio. Cannondale ha optado por una transmisión Shimano Altus, con un solo plato y nueve piñones. Su manejo es muy sencillo, y no ha dado el más mínimo problema ni exigido apenas mantenimiento durante las semanas (y muchos kilómetros) en los que hemos realizado la prueba. Una vez más, la elección de la marca es absolutamente acorde con la filosofía general de la bicicleta, que rehuye de complicaciones y aspira a ofrecer un paseo relajado, aunque por supuesto con suficiente recorrido como para afrontar casi cualquier cuesta gracias a las nueve marchas y, por supuesto, la asistencia eléctrica a nuestra disposición.
Por mi parte, no mucho más. Definiría la Cannondale Treadwell Neo como una máquina eficaz y divertida, sencilla, cómoda. Un modelo que aúna todas las ventajas de una bicicleta convencional con el plus de rendimiento, satisfacción y relajación que entrega la tecnología eléctrica. Su precio recomendado, 1.999€, implica un equipamiento limitado (no cuenta, por ejemplo, con luces o guardabarros), pero el conjunto es una base más que suficiente que, además, podemos personalizar a nuestro gusto. Después de la prueba, he de decir que no tengo el más mínimo reproche a la Treadwell. Más bien todo lo contrario: a la hora de devolverla, siento que me despido de algo parecido a una amiga. Durante todo este tiempo hemos conocido lugares a los que probablemente no habría llegado de otro modo, disfrutando de la primera parte de este verano. ¡Ojalá cualquiera que pueda tenerla para siempre sienta lo mismo durante mucho, muchísimo tiempo!