
“Con las bicicletas de carga está habiendo un problema”, nos cuenta el responsable de Txita, Dani Ruiz, que llega a esta conclusión después de cientos de personas preguntando por ellas en su showroom de San Sebastián: “las ven como un quiero y no puedo, Porque mucha gente quiere una cargo bike, pero siente que no se la puede llevar al no saber dónde la van a guardar. Son más grandes que una bici convencional y, evidentemente, no caben en el mismo espacio”.
Según afirma Dani Ruiz, el gran problema que mucha gente le ve a una bicicleta carga es dónde aparcarla
Sin embargo… ¿No habrá algo de prejuicio en todo esto? En efecto, como señala Dani, “cuando alguien compra una moto no ve tanto problema en dónde guardarla. Y lo cierto es que ambos vehículos son igual de seguros: incluso, muchas bicis lo son más porque incorporan un localizador GPS, y los candados a utilizar son prácticamente iguales”.
Repensar el espacio… y tu vida
En su opinión, una de las soluciones pasa por repensar el espacio. “Una muy buena opción es sustituir un segundo coche familiar por una bicicleta de carga, y simplemente usar el mismo garaje o plaza de aparcamiento en la calle. Aunque, desde luego, también hay quien alquila una plaza de coche en un parking, y después lo comparte con motos para así cubrir el coste”.
Alquilar una plaza de coche en un aparcamiento con motos o, simplemente, candarla bien en la calle, son soluciones muy sencillas y prácticas
De todos modos, el urbanismo también debería adaptarse. “En lugares como Alemania o Dinamarca, donde son vehículos cada vez mas populares, es normal contar con un espacio comunitario frente al portal de las casas”, explica. “Sin embargo, en España no lo es. Y es una pena, porque cuando ciudades como Vitoria ofrecen parkings públicos bien situados es verdad que funcionan muy bien”.
Pero, y más allá de la infraestructura, Ruiz insiste en el cambio de mentalidad: “Una cargo bike ocupa mucho menos que un coche. Es una apuesta personal, pero también política. Y hay algo que estamos viendo: cuántas mas vemos en la calle, más gente se imagina con una”. Y es que, aunque el aparcamiento muchas veces sea una excusa, “cuando alguien realmente quiere una”, concluye, “no le cuesta demasiado encontrar la manera de guardarla”.
