Nacida en Tilburg, Holanda, en 1985, Van Willick empezó a pedalear muy joven: según ella, incluso antes de nacer, cuando sus padres hicieron un viaje a Italia en bicicleta. A los 18 años dejó la casa materna y, al levantar la vista, había “demasiadas cosas a mi alrededor que no podía comprender”. Así que decidió empezar a recorrer el mundo en bicicleta, lo que le sirvió para abrir los ojos y sentir, por primera vez, que podía ser absolutamente libre.
“La bicicleta me dio la oportunidad de acercarme, de verdad, a la gente”. Por eso pedalea: no para batir récords, sino para encontrar sus propios límites y disfrutar del camino. Para escapar de todo, menos de sí misma. “Mi bicicleta es una parte de mí. Somos inseparables. Cuando me preguntan si tengo novio, digo que mi bici es mi novio: sí, la amo. Y siento que ese amor es mutuo”.
Montañas, selvas, desiertos… Un viaje que comenzó en Islandia, en el que recorrió más de 40 países y conoció todo tipo de experiencias. “A veces me destroza, pero me hace sentir y saber quién soy”, concluye esta cicloaventurera.
Dirigido por Scott Hardesty y seleccionado por varios festivales de ciclismo y naturaleza como el Banff Mountain Film Festival (Canadá), el Peebles Outdoor Film Festival (Escocia) o el Vancouver International Mountain Film Festival (VIMFF).
Si quieres saber más de Van Willick (que ha vuelto a su ciudad natal, donde trabaja como ciclomensajera) puedes encontrarla en sus cuentas en las redes sociales Instagram y Facebook.