Se acabaron las excusas y los parches. La contaminación del aire de París ha llegado a un punto en el que hace falta determinación y voluntad política. Y parece que la alcaldesa de la capital francesa, Anne Hidalgo, está dispuesta a afrontar el reto sin miramientos.
A partir del próximo 1 de julio, los vehículos matriculados antes de octubre de 1997 tendrán prohibido circular por las calles de la ciudad los días laborables entre las 8 y las 20 h. Tampoco podrán hacerlo las motocicletas anteriores a junio de 1999, así como los autobuses y de antes del 1 de octubre de 2001. Se trata, según los responsables de movilidad de la capital francesa, de los vehículos más contaminantes de entre los millones que circulan por sus calles. Hay excepciones: la limitación no afectará a vehículos históricos (más de 30 años) que no se dediquen a fines turísticos o empresariales, ni a aquellos adaptados para personas con problemas de movilidad u otras funciones sociales como los camiones cisterna.
Se calcula que la medida afectara a un 10% del parque móvil de París, lo que ha levantado una agria polémica entre los parisinos. Y es que son muchos los ciudadanos que consideran que la nueva normativa perjudicará a aquellos que no pueden permitirse comprar un coche nuevo y, por tanto, menos contaminante.
La nueva medida de Anne Hidalgo se suma a la prohibición, vigente desde el pasado 8 de mayo, de circular durante un domingo al mes por la Avenida de los Campos Elíseos, lo que fue recibido con gran éxito por los peatones y contribuyó a disminuir en un 30% las emisiones de CO2, según el Ayuntamiento de la capital.
Objetivo: un aire más limpio
La nueva ley es sólo la primera de toda una serie de medidas con las que París se quiere poner al frente de la lucha contra la contaminación y el cambio climático, especialmente tras la celebración de la Cumbre del Clima del pasado mes de diciembre en la propia capital francesa. Tal y como ya ha anunciado el equipo de Gobierno, el objetivo para 2020 es dejar circular por el centro sólo a vehículos de cero emisiones, así como a los coches con motor de gasolina registrados después de enero de 2011.
La realidad es que París vive una situación que muchos consideran insoportable: en lo que va de año se han superado en más de diez ocasiones este año los 50 miligramos por metro cúbico de PM10, las partículas nocivas derivadas del dióxido de nitrógeno. El límite establecido para estas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de 40 miligramos. Ello le ha colocado a la cola de las ciudades europeas en materia de calidad del aire.