Bucaramanga es la capital de Santander, al noreste de Colombia. Hablamos de una ciudad caótica, llena de coches y motos, con un sistema de transporte público deficiente y caro, sin ciclorrutas e incluso con señales que prohíben la circulación en bici.
Además, a lo largo de los años, muchas promesas falsas, gobiernos indiferentes a la bicicleta y una nula inversión. Una realidad tóxica para los que pedaleamos o caminamos, una existencia llena de humos, pitos, maldiciones y excesos.
Tuvo que ser, claro, la iniciativa civil la que levantara la mano y dijera: hagamos la oficina de la bicicleta. Fue la iniciativa civil quien se lo dijo a Miller Salas, ingeniero, docente y nuevo director de la Dirección de Tránsito de Bucaramanga. Él dijo que sí y, horas después, salió a comprar su bicicleta, se lanzó al ruedo y ya pedalea con nosotros.
La oficina de la bicicleta tiene su lugar en el gobierno del alcalde electo Rodolfo Hernández. Suena a sueño, pero es real: ya existe en Bucaramanga un espacio en el que articular las iniciativas de los ciclistas, con posibilidades de hacerlas realidad y, así, incidir en la política pública cicloinclusiva y avanzar en bicicultura.
Hay un proyecto bandera: un sistema público de bicicletas que, en el futuro, sea intermodal. Y muchos pasos a seguir: revisar señalizaciones, invertir en infraestructuras, involucrar a la comunidad, rediseñar, reeducar y cambiar la realidad construyendo una política coherente al uso de la bicicleta.
Sin duda, la bicicleta embellece los paisajes urbanos y mejora la calidad de vida. Bucaramanga ha empezado el camino de convertirse en una ciudad amigable con la bicicleta. Un nuevo escenario para el tránsito en construcción de la vida colectiva. Una ciudad para todos. Ciudad en movimiento por la voluntad civil. No lo piensen mas. A la bicicleta hay que subirse ya.
- ‘La conquista de las Mujeres Bici-Bles’: conoce la apasionante historia de la autora de este artículo.