Tres ciclistas: uno español, uno francés y otro inglés. No es el principio de un chiste, sino el arranque de una historia con final feliz puesta en marcha por Oakley. La firma entró en contacto con los dueños de tres bicicletas viejas y, sin contarles sus intenciones, se las llevó a Londres para darles un lavado de cara sorprendente.
La capital británica es el lugar donde Oakley ha montado su proyecto itinerante Oakley In Residence. Un híbrido entre cafetería y taller de bicicletas que antes pasó por Los Angeles y que estará en Londres hasta el próximo mes de agosto.
Allí, los mecánicos pusieron todo el mimo del mundo para devolver a la carretera a las bicicletas de los tres ciclistas. Una vez dieron con el resultado perfecto, se las llevaron a su casa. La cara de los afortunados dueños de las bicicletas no tiene desperdicio: