Siete y media de la mañana del domingo 1 de mayo. Todavía no llueve en Nueva York, pero la previsión meteorológica no es demasiado buena: la posibilidad de lluvia es del 90% y hace frío. Por delante, un objetivo: recorrer pedaleando 40 millas, pasar por los cinco boroughs o distritos que componen Nueva York y completar la trigésimo novena edición del Five Boro Bike Tour, una magnifica oportunidad de cruzar, sin coches, la legendaria ciudad.
Una multitud ciclista
La salida es al sur de Manhattan, y toda una multitud de ciclistas se agolpa esperando que terminen los discursos de rigor y se dé la salida. No hay ningún espíritu competitivo, pero sí ganas de pedalear y una serie de normas: el casco es obligatorio. Las bicicletas eléctricas están prohibidas. El uso del teléfono, en movimiento, tampoco está permitido, al igual que los auriculares. Y eso sí: todo el recorrido está reservado a las bicicletas. Un sueño.
Mucho ciclista alrededor y, por delante, más de 64 kilómetros a lo largo de Manhattan, el Bronx, Queens, Brooklyn y Staten Island, donde termina el recorrido. Para completarlo, una Cannondale Quick. La marca la presentó ayer en un lujoso hotel en el Soho neoyorquino, y unos pocos (afortunados) periodistas hemos sido invitados a conocerla y probarla. ¿Y qué mejor que hacerlo usándola durante más de 5 horas ininterrumpidas y cruzando Nueva York?
Rápida, divertida y funcional: la Cannondale Quick 1
Dicho y hecho: me “toca” el modelo Quick 1 disco, una polivalente bicicleta que la marca define como “rápida, divertida y funcional”. Con frenos de disco hidráulico, horquilla de carbón y un cambio Shimano 105 2×11, la primera impresión es la de tener debajo una máquina resistente y cómoda, que pretende acompañarnos en casi cualquier tipo de terreno y circunstancia.
El terreno es, hoy, Nueva York, y las circunstancias empiezan a empeorar pronto. Partimos desde el sur de Manhattan, cruzando Greenwich Village o Koreatown a través de la Sexta Avenida. Empieza a llover casi cuando la variopinta masa ciclista entra en Central Park, que se cruza casi sin darnos cuenta hasta llegar al primer puente, el de Madison Avenue, que nos llevará hasta el Bronx.
Famoso hasta hace no demasiado tiempo por su peligrosidad, sin ser la zona más visita de la ciudad el Bronx ha cambiado. En todo caso, apenas es cruzado en este Five Boro Bike Tour, aunque sí es el lugar donde se realiza la primera parada, en la que los participantes somos invitados a comer algo de fruta, probar todo tipo de alimentos energéticos o, simplemente, estirar las piernas y contemplar el 3rd Avenue Bridge, por el que cruzamos otra vez para ir, ahora dirección sur y junto al río Harlem, por Manhattan.
La Cannondale Quick ya lleva unos kilómetros rodados, y la primera impresión se confirma: es una máquina cómoda, apta para distintos tipos de asfalto y subidas y bajadas no demasiado exigentes. Aunque no sea tan fina como otros modelos de la marca (una de mis bicicletas es la Cannondale Bad Boy 2, más fina y deportiva, pero también más frágil e incómoda), esta Quick 1 tiene un buen tacto, aunque a veces se echan en falta más marchas (aunque Nueva York no sea montañoso hay múltiples repechos y, por ejemplo, buenas rampas para cruzar los muchos puentes de la ciudad). No importa: pedalada a pedalada seguimos cruzando Nueva York, y pasamos después por Queens y Brooklyn.
Dureza y resistencia
El tiempo es cada vez peor: llueve (a ratos, diluvia), hay viento y mucho frío. Lo que podría haber sido un paseo turística por la ciudad, probablemente, más famosa del mundo, se ha convertido en un auténtico desafío. Pero no importa: cada cierto, tiempo, una banda de música (a resguardo del agua) ameniza nuestro rodar. No se ve a nadie bajarse de la bicicleta: dicen que los neoyorquinos son obstinados, y desde luego lo demuestran en este Five Boro Bike Tour. E, incluso, hay heroes: Cynthia, por ejemplo. Mientras rodamos, hablo un poco con ella: va a mi ritmo, parece infatigable pero rueda sobre una bicicleta infantil porque sufre acondroplasia. En otras palabras: es enana. Pero eso no la impide ir a la misma velocidad que el resto, incluso más, y llegará junto a mí a la meta. Admirable.
Esa meta está en Staten Island, justo enfrente de Manhattan. El puente hasta alcanzarla se hace eterno (son ya muchos kilómetros, más de 60, y sobre todo mucho frío: en un despiste se me olvidó ponerme guantes y en vez de dedos tengo diez pegotes de corcho), pero la meta está demasiado cerca como para deternerse. La Cannondale Quick 1, hay que reconocerlo, podría seguir varios días más: en este test ha demostrado ser resistente, eficaz y agradecida. Yo también, pero de llegar por fin a mi destino, donde se agrupan los puestos de comida y entretenimiento, se reúnen todos los participantes y se celebra una fiesta, por desgracia, hoy pasada por agua.
Han sido unas cuantas horas y kilómetros y el mal tiempo no nos ha permitido disfrutarlo como esperábamos… Aunque sí de otra manera. Al final, completar el Five Boro Bike Tour este primero de mayo se ha convertido en algo más heroico que placentero, en un ejercicio de resistencia más que de disfrute. Pero lo más importante está hecho: prueba completa y, sobre todo, la Cannondale Quick 1 está más que probada. ¿Mi impresión final? Que la marca acierta: ha creado un modelo robusto pero también gozoso, duro pero bonito, sencillo pero más que suficiente para recorrer cualquier ciudad. Esta vez ha sido Nueva York, y conmigo encima… ¡Gracias, Cannondale, por darme esta oportunidad!