Casi 400 personas apuntadas para un webinar al que, desgraciadamente, sólo pudieron asistir 150 en directo. Pero ya está aquí para que la disfrutéis. Nuestra charla protagonizada por mujeres ciclistas del mundo fue interesante y enriquecedora como pocas. En ella contamos con siete invitadas de excepción: Andrea María Navarrete (Colombia), Daniela Suau (Chile), Jimena Pérez (Argentina), Blé Binatti (Brasil), Maya en Bici (México), Isis Mas (Madrid) y Silvia Casorrán (Barcelona). Activistas de la bicicleta que dialogaron, durante una hora y media, sobre la situación en sus países por la crisis del COVID-19, el papel que está jugando la bicicleta y hasta qué punto afectan el género y los prejuicios a la hora de pedalear. Mucha, mucha tela que cortar.
Daniela Suau fue la primera en intervenir. “Estamos en situación de cuarentena en siete ciudades de Chile. Una de ellas es Santiago, de cuyas 52 comunas están en situación de cuarentena total siete de ellas. Tenemos aproximadamente 3.000 personas enfermas y se han producido unas 17 muertes. Esperamos que la cuarentena total, que se va a ir extendiendo, consiga aplanar la curva del coronavirus. Pero me atrevo a decir que no sé si las autoridades están a la altura. Estamos mirando a España sabiendo que es ahí hacia donde vamos”.
“En cuanto al ciclismo urbano, en este contexto está todo restringido”, relató Daniela. “Apenas la he sacado para ir a hacer la compra, que es una de las excepciones que tenemos en Santiago en este momento. Estamos viendo más ciclismo, eso sí, en el sector de la mensajería: las personas necesitan productos básicos, y en ese sentido la bicicleta vuelve a aparecer como el mejor vehículo que existe”.
En Colombia también están en cuarentena. “Yo llevo tres semanas en casa, siguiendo todas las indicaciones que se han dado desde el gobierno”, contó Andrea María Navarrete, desde Bogotá. “El gobierno ha puesto en marcha iniciativas como espacios y ciclovías temporales para la bicicleta. También ha habido un esfuerzo por parte de empresas privadas, algunas de las cuales han proporcionado bicicletas a personas que trabajan en el sector de la salud. Todo esto refuerza el trabajo incansable que está haciendo nuestra alcaldesa, Claudia López, que en mi opinión está liderando bastante bien la crisis del coronavirus”.
“En Bogotá, el gobierno ha puesto en marcha iniciativas como espacios y ciclovías temporales para la bicicleta”
Desde Ciudad de México, Maya nos contó que lleva desde el 18 de marzo en cuarentena. “A día de hoy, en México tenemos 37 defunciones. Diariamente, las autoridades sanitarias ofrecen dos comparecencias para informar sobre la situación del COVID-19 en el país. En cuanto a la bicicleta… no hay mucho eco de lo que se está proponiendo desde la sociedad civil para potenciar el uso de la bicicleta para los desplazamientos cuando sea necesario”.
La bici, esencial
Silvia Casorrán, técnica del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) y coordinadora de la Red de Ciudades por la Bicicleta, habló de la situación de España, que calificó como “dramática”. “Creo que todos hemos infravalorado este virus, y de hecho yo la semana anterior al confinamiento estaba en México. Me sabe mal, pero en España la bici no se está tratando como lo que debería ser en una situación como esta: un elemento imprescindible. Hablamos de una movilidad individual que te permite una mayor seguridad en tus desplazamientos. Aquí lo primero que se hizo, casi el primer día de confinamiento, fue cerrar los sistemas de bici pública, casi todos los del país. No se han habilitado ciclovías temporales como en otros países, y encima vemos cierta persecución hacia los usuarios que van a trabajar en sus bicicletas. Parece que muchos piensan que la bicicleta es sólo una herramienta de ocio, cuando lo que es ante todo es una herramienta de movilidad cotidiana para muchos”.
“Tenemos in aire más puro que nunca, más que los últimos 100 años”
Silvia también quiso destacar los aspectos positivos que puede tener esta crisis. “Espero que este confinamiento nos sirva a todos para reflexionar sobre qué estamos haciendo mal. Estamos viendo los beneficios que la no movilidad motorizada está produciendo. Tenemos in aire más puro que nunca, más que los últimos 100 años en España. Creo que la bicicleta tendrá que ser un elemento indispensable cuando volvamos a la normalidad”.
Blé Binatti, desde algún lugar de Brasil cercano a la frontera con Argentina y Uruguay, nos contó que ha visto cómo “muchos sistemas de bicicleta pública de Latinoamérica sí se están potenciando en estos momentos de crisis”, dado que “el transporte público colectivo conlleva un mayor peligro de contaminación. La bicicleta está siendo una gran herramienta para los desplazamientos más cortos o para el que no tiene coche”. En su país, Brasil, los gobiernos locales “están tomando medidas”, frente a la inacción del ejecutivo central liderado por el ultra Jair Bolsonaro. “Nuestro presidente no cree en la pandemia, lo cual es un desastre”, lamentó Binatti.
Isis Más, confinada en su casa de Madrid desde el día 14, coincidió con Silvia en las críticas a la gestión que se ha realizado en España en materia de movilidad. “Se ha cerrado Bicimad, que es el transporte público de bicicletas. Se puede usar la bici para actividades que están permitidas: ir a hospitales, a trabajar a comprar comida… pero es verdad que ha habido un acoso a los ciclistas en las últimas semanas por parte de la policía, y aunque tuvieran permiso, los han ido parando cuando iban a trabajar, a la ida y a la vuelta, y esto es porque al final aquí no se ve la bici como medio de transporte”.
“En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro no cree en la pandemia, lo cual es un desastre”
Jmena, desde Salta (Argentina) sí usa la bicicleta para desplazarse por su cuidad. Además, trabaja en el sector sanitario “Estoy en casa. Y estamos buen, aunque perdemos la noción del tiempo”, reconoció. “Por suerte, en mi provincia no hay muchos casos y la cuarentena es obligatoria en todo el territorio nacional, así que se está cumpliendo en la medida de lo posible. Como no salgo mucho a la calle, cuesta ver con tus propios ojos lo que está pasando, pero cuando salgo a mi trabajo en el sector de la salud voy, por supuesto, en bicicleta”. Eso sí: a veces no es sencillo. “Hay un perímetro en el centro de la ciudad donde no me han dejado pasar con mi bici: te piden que vayas fuera del perímetro. Si vas caminando te dejan entrar sin problemas” cuenta. “Desgraciadamente hay gobiernos, como pasa un poco en Salta, que no ven la bicicleta como un medio de transporte válido. No lo veían desde antes de la pandemia y ahora con la mucho menos”.
Revueltas y bicicletas
La situación de Chile, donde en los últimos meses se han vivido fuertes protestas sociales, también requería nuestra atención. Desde Santiago, Daniela se pronunció largo y tendido sobre el tema. “Este un tema esencial”, apuntó Daniela. “Para el mundo la crisis comenzó hace un par de meses, o un mes prácticamente, pero en Chile ha sido un doble golpe, porque ya venimos de un estallido social, de un “Chile despertó” en octubre, que cuestiona el modelo neoliberal. Chile es la cuna del neoliberalismo en América latina, y los chilenos salieron a protestar, a decir que no queríamos más este modelo. Lo que empezó a pasar, o que esperábamos que pasara, era que una vez pasado el tiempo estival, el verano, que acá en Chile es entre diciembre y marzo, volviésemos a salir a la calle, porque naturalmente el gobierno no ha dado respuesta absoluta a las demandas sociales que el país está manifestando. Llegamos al 8M con muchísimas mujeres en las calles y justo una semana después llegó el virus”, explicó.
Cuando arrancaron las protestas en octubre, “lo primero que ocurrió fue que hubo un cese de transporte público”, contó Daniela. “Dejó de funcionar el metro, dejaron de funcionar bastantes buses de transporte público… Todo esto hizo que se duplicaran los ciclistas en Santiago. Por lugares por donde pasaban 450 ciclistas cada hora empezaron a circular 900. Nuevamente, la bicicleta demostró que es un medio eficiente, inteligente e ideal para situaciones de crisis como la que actualmente estamos viviendo en Chile. Desde el estallido social a la fecha ha habido un incremento muy fuerte del uso de la bicicleta. Porque pedalear es un acto político”.
“La bicicleta demostró que es un medio eficiente, inteligente e ideal para situaciones de crisis como la que actualmente estamos viviendo”
“Desde las organizaciones de la sociedad civil hacemos un llamamiento a la integración real, formal, de la bicicleta dentro de todo el eje de movilidad en el transporte público”, reivindicó Daniela. “A diferencia de otras ciudades latinoamericanas, no tenemos esa integración, por ejemplo no contamos con grandes estacionamientos en las estaciones de metro, y por tanto no puedes pretender que exista la intermodalidad. La sociedad civil en Chile sigue haciendo mucho más que las autoridades en términos de fomentar y de incentivar a otras personas para que usen la bicicleta. A eso se suma otro factor, que es que dentro de este estallido social surgieron un montón de organizaciones nuevas, de nuevos ciclistas que están haciendo todos los domingos lo que se llama la “revolución ciclista”, convocando a miles de ellos a las calles. Salen con la bicicleta como su herramienta de lucha, como su manifestación social, a reclamar aquellas cosas que no nos gustan de este mercado que finalmente es el gobierno, porque nos trata como si fuéramos bienes de mercado más que personas que tenemos necesidades que satisfacer”.
Uno de los casos que más han dado que hablar en España ha sido el de la policía dando el alto a ciclistas que van a trabajar a pedales. ¿Ocurre eso en otros lugares del mundo como, por ejemplo, Ciudad de México? “No hay un freno como tal al uso de la bici”, respondió Maya desde la capital del país norteamericano. “Por supuesto: las autoridades llaman a permanecer en casa, aunque hay que dejarlo muy claro: de parte de la alcaldía de la bicicleta de Ciudad de México y de las organizaciones civiles hay una propuesta muy clara de crear ciclovías temporales para afrontar esta crisis sanitaria. Se propone el cierre de calles para que la bicicleta funcione de manera efectiva como transporte individual y que se logre así el objetivo del distanciamiento social. Porque hay que decirlo: aquí la gente sigue usando el transporte público. La gente sigue teniendo necesidad de moverse” .
¿Una oportunidad para reinventarnos?
Esa fue la pregunta que lanzamos, a mitad de la charla, a todas las personas que nos estaban viendo: ¿Crees que la crisis del COVID-19 nos hará reflexionar sobre cómo vivíamos antes? El debate estaba servido. Y las opiniones, muy divididas: el 61% respondió afirmativamente, frente al 39 que se muestra escéptico ante esa posibilidad. En otra pregunta, invitábamos a los lectores y asistentes al webinar si creen que la situación actual será una oportunidad para el ciclismo urbano. Ahí no había discusión: el 94% contestó que sí, frente a un exiguo que opinó lo contrario.
“Yo confió en que todo esto va a traer una oportunidad”, apuntó Silvia Casorrán. “Eso sí: desde las adminitraciones tenemos que trabajar desde ya para planificar el escenario post Covid para que la movilidad sostenible tenga más importancia de la que ha tenido hasta ahora. Con el transporte público va a ser un reto, porque la distancia física entre los usuarios es poca, y cada vez nos estamos volviendo más desconfiados. Pero no hay duda de que la bicicleta es el medio infalible para salir de estos, y más aún en las distancias urbanas e interurbanas, que son generalmente de entre 5 y 10 kilómetros. Ya no es un tema de salud, sino social, económico y medioambiental. Esta va a ser una crisis muy fuerte a todos los niveles, y va a significar un antes y un después, también para la bicicleta. Trabajaremos para ello”.
Desde Argentina, Jimena recordó que en lugares como Salta, la bicicleta se percibe como “un medio de transporte que usan las clases bajas. Que un médico o una médica vaya a trabajar en bici es algo que no se entiende”, lamentó. Respecto a la oportunidad que puede suponer la situación actual, Jimena apuntó que esta crisis puede serlo “no sólo para la bicicleta, sino para muchas causas sociales en el mundo entero. Ahí está la clave. Quienes estamos en los movimientos ciclistas tenemos que unirnos a otros, como estamos haciendo con el feminismo, pero también hay otros muchos movimientos, como los ambientalistas, que luchan por una mayor oportunidad en el mundo. Debemos unirnos y ver el objetivo conjunto, más allá de la movilidad ciclista”.
“Toda esta contingencia de salud pública nos ha puesto a reflexionar sobre cómo cuidarnos y cuidar a los demás”
“Estamos en abril, el mes en el que celebramos mundialmente la actividad 30 Días en Bici”, recordó Andrea María Navarrete. “Hemos decidido replantearlo: no sólo aplazarlo a otro mes, sino también pensar en cómo podemos hacer, desde casa, promoción del uso de la bicicleta”. Más allá del apunte, Andrea María quiso recordar que “estamos en un contexto de cuidados. Por fortuna, toda esta contingencia de salud pública nos ha puesto a reflexionar sobre cómo cuidarnos y cuidar a los demás. Eso hace que salga a la luz la necesidad de revisar el diseño y la planificación de las ciudades, a la luz de estas tareas de cuidado. En el caso de Bogotá, creo que este es el fuerte y la gran apuesta de la administración actual”.
Pedales y género
Bicicletas y muer. Fue otro de los grandes bloques del webinar. Y de nuevo, había mucho que decir. “En nuestro país todavía tenemos una gran desigualdad”, recordaba Maya. “En la Ciudad de México nos enfrentamos a un grave problema de violencia sexual en espacios públicos, sin importar la forma en la que nos traslademos. Piropos, tocamientos, abusos… Hay muchos grupos que ruedan para promover que sean más las mujeres que se mueven en bicicleta. Porque aquí también hay un gran desequilibrio: en Ciudad de México un 76% de los ciclistas son hombre, frente al 24% de mujeres. Esto tiene que ver con muchas cosas, pero también con la infraestructura y los espacios”.
“Hay varias miradas respecto a la mujer en materia de movilidad”, intervino Daniela, desde Santiago de Chile. “Hay que entender que la movilidad es una necesidad. Y desde ese punto de vista, las mujeres tenemos un uso completamente distinto al de los hombres: hacemos un 7% más de viajes que los hombres en un día laboral, mientras que en los hogares en los que hay vehículos motorizados particulares, estos son usados por el 41% de los hombres frente al 14,7% de mujeres. La mayoría de las mujeres hacen el 50% de sus viajes diarios caminando”.
“En España, y por suerte, parece que las mujeres cada vez pedaleamos más”, apuntó Silvia Casorrán. “De hecho, los datos del último Barómetro de la Bicicleta, de diciembre de 2019, dicen que la brecha de género en este aspecto ha disminuido un 43% de mujeres frente a 57% de hombres, cuando en el anterior Barómetro no llegábamos al 37%. Pero por ejemplo, en la bici pública de Barcelona está mucho más igualado: hay un 49% de mujeres frente a un 51 de hombres. Lo que se está viendo es que las mujeres necesitamos, como decían las compañeras, que la infraestructura sea segura, porque nuestra percepción del riesgo es probablemente diferente. Y se ve que las ciudades que están apostando por construir una infraestructura segura para la bicicleta el uso entre las mujeres aumenta. Aun así, también hay que recordar que el 15% de las mujeres en España no sabe montar en bicicleta, frente al 5% de hombres”.
“Moverse en bicicleta es diferente debido al rol que tenemos asignado las mujeres”
“Es importante aclarar que, a la hora de montar en bicicleta, no hay ninguna diferencia biológica entre un hombre y una mujer. Parece obvio, pero en el pasado se creía que sí existía esa diferencia”, recordó Jimena. “Más allá de eso, moverse en bicicleta sí es diferente debido al rol que tenemos asignado según nuestro género. Nosotras nos movemos de manera distinta por esos roles de cuidado, pero no deberíamos seguir perpetuándolos. Pero hay una cosa importante: una cosa es salir a la calle en bicicleta siendo mujer y cumpliendo determinados estereotipos impuestos por la heteronorma a los que contribuye la publicidad: una mujer con características muy femeninas, que usa una bicicleta con caño bajo y canasto… y otra cosa es salir a la calle vistiendo de otra forma y con otra expresión de género. Ahí se da otro tipo de violencia. Con la primera se da el acoso callejero, como decía Maya. Pero con esta otra, cuando decides salir y romper con ese estereotipo, se produce una violencia que tiene que ver con el rechazo a que una mujer habite el espacio público de la manera en que lo quiera habitar. Y ahí no importa tanto si va en bicicleta o caminando, aunque es verdad que, dado que la bicicleta te da poder, algunos pueden verlo como una alevosía. El problema, pues, es mucho más acto: mientras no tengamos sociedades mucho más equitativas va a ser muy difícil cambiar determinados patrones de conducta”.
“Tradicionalmente se nos ha enseñado a ser más precavidas, y se nos anima menos a hacer actividades deportivas”, explicó Isis. “Sufrimos más acoso en la vida, y cuando vamos en bici también. Quizá porque llamas más la atención muchos conductores o transeúntes se creen con el derecho a darte su opinión sobre el hecho de que vayas en bici. También creo que las referencias son siempre masculinas. Necesitamos ver más mujeres en bici para que otras se animen. En una ciudad como Madrid siempre se dice que el tráfico es muy agresivo y que montar en bicicleta aquí es algo muy difícil, pero luego cuando lo haces te das cuenta de que no lo es tanto”.
“Las bicis compartidas están siendo una herramienta fundamental para que las mujeres empiecen a usar la bicicleta en las ciudades”
“En los conteos que se han hecho en Rio de de Janeiro, las mujeres nunca hemos superado el 8% de los viajes”, desvelo Blé. “Lo bueno es que en las bicis compartidas están siendo una herramienta fundamental para que las mujeres empiecen a usar la bicicleta en las ciudades. Por ejemplo: hay veces en las que yo quiero ir en bici pero no volver de noche en bicicleta. Una bici compartida me permite usarla para la ida y volver, si tengo oportunidad, en otro medio de transporte. También y como decía Isis, más mujeres en bici también equivale a más seguridad para todos”.
“Es cierto que el sesgo androcéntrico, como decían mis compañeras, está ahí. Pero creo que debemos tener en cuenta el enfoque diferencial, a sabiendas de que somos distintas”, opinó Andrea María. “Tampoco hay que olvidar la perspectiva interseccional, entendiendo el análisis de género como una categoría compleja que puede cruzarse con otras como el estatus económico, la clase, la identidad de género o el estado migratorio, que es algo muy grave en este continente. Todas ellas son condiciones que también pueden reforzar las desigualdades en el espacio público, y es necesario tenerlas en cuenta en los análisis de género cuando vemos las experiencias de las mujeres en el espacio público y en la ciudad”.
“Al final, si las mujeres requerimos un espacios más seguros, se nota mucho dónde se ha apostado por ellos”, apuntó Silvia. “El camino está claro: hacer infraestructura segura para todos. Pensar en las ciudades 8/80, de ocho años a ochente, y darse cuenta de que todos nos tenemos que sentir seguros. Eso pasa por quitarle espacio al vehículo motorizado, algo que se puede hacer en estos momentos debido a la crisis del COVID-19 creando ciclovías temporales que luego puedan convertirse en permanentes”.
“Las mujeres somos muy capaces de hablar de muchísimas cosas, y no solamente de género”
Llegados a este punto, surgió en el chat del webinar una pregunta interesante ¿Qué pueden hacer las marcas y tiendas para fomentar el ciclismo femenino? “Creo que las bicicletas de carga pueden jugar un papel importante”, apuntó Silvia Casorrán, “dado que somos muchas más las mujeres que, por ejemplo, llevamos a los niños al colegio. Pero para eso necesitamos espacios de aparcamiento seguros, lo que en una ciudad como Barcelona es complicado, y también que las infraestructuras sean lo suficientemente anchas. Ahora mismo nos encontramos con carriles bici en los que, si se quieren cruzar dos bicicletas de carga, o si quieres adelantar a una, no es posible”.
Jimena recordó algo fundamental: “la importancia de la presencia de mujeres en eventos y paneles de expertos. Las mujeres somos muy capaces de hablar de muchísimas cosas, y no solamente de género. Normalmente se nos invita cuando son charlas de género, y sucede que en otras charlas hay una desigualdad notable. Hay que insistir en esto, sea cual sea el área en el que se trabaje. Tenemos que conquistar esos lugares: puestos jerárquicos dentro del gobierno y puestos de decisión de todo tipo”.
“El año pasado tuvimos una experiencia muy interesante en Bogotá: organizar un taller de mecánica para mujeres. Es un trabajo que está muy masculinizado. Ahí hay un punto importante a trabajar dentro del sector. También es clave tener en cuenta el diseño ergonómico, que es diferente en el caso de las mujeres. Y no solamente pienso en bicicletas prototípicas para el ciclismo urbano, de ruta o de montaña, sino también en bicicletas para llevar a personas o pensadas para gente con discapacidad. Es importante que si las marcas están diseñando bicicletas y productos para mujeres, vinculen a las mujeres en su diseño”.
“El tema de género siempre es un tema sensible”, intervino Daniela. “Y debo decir que es un tema que a los hombres les cuesta entender. Tiene que ver con esta exacerbación que ven muchos con el énfasis que damos las mujeres respecto a la relevancia de estar presentes. Efectivamente hay que motivar para que más mujeres participen, sino también asegurar nuestra participación. Hacerlo es representativos respecto al rol que representamos en la sociedad. Un ejemplo: en Chile se está debatiendo sobre la paridad de género en el Congreso. Resulta que el 52% de las votantes somos mujeres, y sin embargo no se está garantizando esa equidad de género. Como feminista, creo que es importante que se fuerce en un principio en aras de lograr un equilibrio que hasta la fecha no existe”.