Tres años después Dom, nacido en Londres hace 26 años, tiene más de 450.000 seguidores entre YouTube, Instagram y Tik-Tok. Ha reunido a multitudes en Dublín, Bruselas, Edimburgo, Berlín o Barcelona, distintos y coloridos pelotones ciclistas pedaleando a sus espaldas. "Todo empezó por accidente”, nos cuenta en su casa en Milton Keynes, a una hora de Londres. “Trabajaba para una empresa de eventos, Audio Venom, pero tuvimos que parar cuando nos confinaron. No sabía muy bien qué hacer y, mientras, se me ocurrió conseguir una bici, instalarle la mesa de mezclas, una cámara de vídeo y salir. Al tercer paseo… estalló".
Las calles de Dublín, Bruselas, Edimburgo, Berlín o Barcelona han sido escenario de las ‘raves’ de Dom
Pelotón feliz
Don iba al colegio en bicicleta y, al crecer, también la usaba a veces para ir a trabajar, lo que sin duda le llevó a tener la idea. "Ponerla en marcha fue sencillo", reconoce, “porque lo más complicado fue lograr que la cámara no temblase demasiado al rodar y captase todo lo que sucedía alrededor”. Ahora, probablemente, la mayor dificultad es controlar todo lo que sucede en cada salida, porque mientras él pincha techno o Drum & Bass y, con un micrófono, trata de interactuar con su público, muchas cosas pasan a su alrededor.
Ciclistas enloquecidos grabándole con el móvil, bailando y pedaleando a la vez. Colaboradores lanzando bombas de humo de colores. Confeti cayendo del cielo. O, claro, los otros quince o veinte altavoces, situados en otras tantas bicis, que le acompañan, para que así la experiencia sea igual de satisfactoria y atronadora allá donde estés en el pelotón.
“Son tantas cosas a tener en cuenta”, confiesa, “que echo de menos la pequeña instalación inicial, que podía configurar en veinte minutos. Ahora me lleva cinco horas, así que… ¡Imagínate el estrés que implica asegurarse de que todo funciona bien!” Desde luego, funciona. Porque lo que a algunos puede parecerles un desfile casi vandálico y a otros una fiesta descontrolada, tiene mucha organización detrás.
"Primero vuelo a la ciudad elegida", explica, “para pasar unos días allí, conocer a ciclistas locales y elegir la ruta, que recorremos un par de fines de semana antes para tenerlo todo previsto. Cuando por fin llega el día, arrancamos en torno a las dos de la tarde, para terminar el recorrido dos horas después y, donde acabe, hacer una fiesta hasta la medianoche”. No son necesarios demasiados permisos pero, afirma, “siempre avisamos a las autoridades, aunque al ir cada persona en su propia bici tampoco pueden hacer demasiado al respecto”.
“Son tantas cosas a tener en cuenta... ¡Imagínate el estrés que implica asegurarse de que todo funciona bien!” (Dom Whiting, DJ)
Los cuerpos
Ojo: en realidad, y aunque sea el vehículo predominante, no sólo ruedan bicis en torno a Dom Whiting DJ. También hay patinadores de todo tipo, skaters y cualquier persona que, aunque sea corriendo, pueda seguir el ritmo, tanto en lo que respecta a la velocidad de desplazamiento como a su intensidad. “Aunque pincho techno y algún clásico”, explica, “sobre todo me gusta pinchar Drum & Bass, porque es una música alegre y con un ritmo muy rápido. Fluye muy bien con la atmósfera, y con todo lo que genera el cuerpo al moverte en bicicleta”.
Gente sudando y de todas las edades. Ciclistas con perros o gatos. Sonrisas, caras de éxtasis, gestos de felicidad. ¿Se te ocurre algo mejor que ser parte de una fiesta, con buena música y bicicletas? “Es muy loco, la verdad, porque ves cosas que normalmente sólo pasan en un club. Así que sólo espero que, si compro suficientes granadas de humo y party poppers, la emoción se siga manteniendo un buen tiempo”.