Prueba de la mochila GO LED: máxima seguridad

Para muchos es, todavía, ciencia ficción. Incluso expertos en movilidad se han mostrado sorprendidos al hablarles de la GO LED, una mochila equipada con un sistema de intermitentes LEDs que se activan por un mando a distancia.

A primera vista, la mochila no se diferencia demasiado de cualquier otra del mercado. Es una bolsa con mucha capacidad (35 litros), exquisitos acabados y buenos detalles, como el compartimento acolchado para proteger nuestro ordenador portátil (de hasta 15,6 pulgadas) o tableta (de hasta 10 pulgadas), una funda para aislar la mochila de la lluvia o la presencia de abundantes bolsillos para guardar nuestras cosas. Es, además, ligera considerando su dureza y tamaño: apenas un kilo.

Sin embargo, lo que realmente diferencia a la GO LED empieza por un mando a distancia que nos permite controlar las señales luminosas. Es un pequeño dispositivo de plástico, en color negro, para enganchar al manillar de nuestra bici de tal forma que nos quede al alcance de la mano y podamos apretar sus botones. Estéticamente es muy mejorable, pero es cómodo y fácil de utilizar: dichos botones son los que envían instrucciones al sistema de luces que la mochila equipa. Contamos con cuatro señales intermitentes (Adelante, Stop/Warning, giro a la izquierda y giro a la derecha) que se activan con sólo pulsar un botón, avisando así a los otros usuarios de nuestros próximos movimientos.

Sin cables

La conexión entre la mochila y el mando es sin cables, lo que hace mucho más cómodo y utilizable el sistema. Ese es el objetivo de sus creadores: crear una herramienta nueva para el ciclista (que, desde luego, no está acostumbrado al uso de intermitentes) pero a la que le sea sencillo adaptarse. ¿Lo han logrado? En principio, y tras varias semanas de uso, sí. Aunque al principio se hace extraño interactuar con un sistema así, es cuestión de ser disciplinados y, ya que lo llevamos, usarlo. Es evidente que el propósito es “dialogar” con el conductor que llevamos atrás: puede ver, desde mucha distancia, que delante tiene un ciclista que se comunica con él, dándole información que le ayuda a evitar las sorpresas y maniobras imprevistas que, muchas veces, también hacemos los que pedaleamos.

La normalidad es una de las grandes bazas de la GO LED. Algo que parece muy sofisticado y engorroso se convierte, en realidad, en una herramienta tan sencilla como el timbre o una luz. Sólo debemos acordarnos de recargar las luces LED de la mochila (algo que se hace a través de un cable USB que sale de uno de los bolsillos) para contar con iluminación en la mochila durante mucho tiempo: según mi experiencia, incluso más que las 40 horas que la fábrica declara como autonomía.

¿Vale la pena adquirir una GO LED? Como siempre, es cuestión del consumidor. No es un producto en absoluto barato (el distribuidor anuncia un precio recomendado de 150€), pero tiene ventajas indiscutibles: es una buena mochila en cuanto a acabados, diseño y resistencia, es práctica por sus muchos y bien pensados bolsillos y tiene detalles, como zonas reflectantes, imprescindibles para el ciclismo urbano.

Al tratarse de una herramienta de seguridad activa nunca sabremos de cuantos “sustos” nos ha salvado, pero es evidente que, aunque sea por su originalidad, hará que los conductores se fijen más en nosotros. Además, resulta interesante el hecho de poder establecer un “diálogo” con los otros usuarios de la vía. Sí, siempre hemos podido señalizar nuestras maniobras con los brazos, pero ahora podemos hacerlo con potentes e intermitentes luces y, muy importante, sin quitar las manos del manillar ni los ojos de la carretera.

Conclusión: no es un producto en absoluto barato (son 150€), pero a cambio es original, práctico, incluso divertido y nos aporta más seguridad a la hora de rodar, sobre todo por la noche. Es interesante, también, porque evidencia la atención de cada vez más marcas a cuidar el ciclismo urbano, y ofrece soluciones (como la conectividad inalámbrica) que muy pronto serán frecuentes.