Pocos negocios pueden presumir de la tradición que distingue a Miner: hace más de 90 años, en 1926, José Luis Miner Zapirain ganó una apuesta a un compañero de trabajo, se lanzó al ciclismo profesional y llegó a obtener doce victorias consecutivas. Corrió para un equipo francés, para el Club Ciclista de San Sebastián (germen de la Real Sociedad) y terminó montando un pequeño taller desde el que, además, distribuía marcas nacionales e incluso extranjeras, como la francesa Dilecta. “Vivían en la trastienda”, cuenta su nieto, José Luis, “y con catorce años entró en el negocio mi padre. Tenía más visión comercial, llegó la Guerra Civil y tuvieron que reinventarse… Montaron un equipo, colaboraron con G.A.C. (Garate, Anitua y Compañía, fabricante de armas y después de bicicletas y motocicletas con la que desarrollaron modelos emblemáticos como la Motoretta) y lograron que el negocio llegase hasta este siglo. Fue hace cinco años cuando mis hermanos y yo tomamos las riendas de Miner, y le dimos un enfoque totalmente orientado al ciclismo urbano”.
“Creemos en la bici como medio de transporte urbano: por su eficiencia, valor ecológico, la cultura que la rodea y su belleza”
En efecto, José Luis y sus dos hermanos trabajaban en el sector de la ropa y el calzado, y se dieron cuenta de que la tienda debía cambiar. “Creemos en la bicicleta como medio de transporte urbano”, explica Miner, “además de por su eficiencia y valor ecológico por la cultura que implica y su belleza. Hemos viajado y pedaleado por Londres, Zurich, Tokio o Liubliana, y queríamos mezclar todo ese conocimiento y transformar el local”.
El resultado es Miner El lugar tiene algo de museo, incluye una especie de velódromo, puede alojar conciertos y presentaciones y hasta cuenta con un mostrador donde, en los años cincuenta, ya se cortaban cadenas de bicicletas. “No teníamos que inventarnos una personalidad”, cuenta Miner, “porque ya la teníamos. Ofrecemos tres plantas con taller, muchas bicicletas, ropa y accesorios. Un espacio de unos 300 metros cuadrados, donde aspiramos a dar todo tipo de soluciones al ciclista urbano”.
En cuanto a las bicicletas, llama la atención el esmerado gusto con el que se percibe que han sido elegida cada marca. Paseando por Miner encontramos, por ejemplo, modelos de Tokyobike (“encajan muy bien con nuestra filosofía por su estilo, funcional y con mucha personalidad”), Pelago (“nos encantan tanto sus bicicletas como la juventud de sus responsables”), Bobbin (“son bicis muy bonitas, con mucho estilo, y le gustan mucho a las ciclistas”), Schindelhauer (“la tecnología es puntera y sus diseños, espectaculares”), Reid, Orbea o las eléctricas Riese & Müller. “Intentamos tener modelos especiales”, reconoce Miner, “salirnos de lo que suele encontrarse en una tienda convencional”.
“Hay muchísima gente pedaleando en San Sebastián, y si lo tuviéramos más fácil seríamos muchos más”
Cuestionado sobre la situación del ciclismo urbano en San Sebastián, Miner valora que “hay muchísima gente pedaleando por aquí, y la ciudad es muy llana, pequeña y cómoda para desplazarse en bici”. Sin embargo, también lamenta la escasez de infraestructuras, en especial aparcamientos que fomenten que la gente apueste por usar bicicletas de mayor valor. “La bicicleta vive un buen momento”, explica, “pero en lo referente al ciclismo urbano hablaría más de una progresión que de un boom. Va para arriba, se ven más bicis en las calles, pero eso no se refleja en grandes resultados comerciales”.
¿Qué falta, entonces, para que la bici urbana explote en nuestro país? “Mentalidad”, contesta inmediatamente. “La gente joven lo tiene más interiorizado, pero hay que ponérselo fácil. Nos hemos acostumbrado a la poca infraestructura existente, pero es poca y deficiente. En lugares clave, como el bulevar de San Sebastián o la playa de la Concha, hay diez aparcabicis, cuando cientos de chicos irían hasta ahí pedaleando. Si quieres promover el uso de la bici hay que facilitarlo: ofrecer buenos aparcamientos, favorecer el desplazamiento a las empresas… Cuando se haga todo eso, mucha más gente irá en bici. En San Sebastián hay motivos para el optimismo: cuando sales a pasear, o te fijas en eventos como el Festival de Cine, te das cuenta de que, pese a no tenerlo fácil, miles de personas ya usan a diario la bici. Cuando se les faciliten las cosas muchos más también la usarán”.
Un deseo y un sueño que, desde luego, habría compartido el padre de José Luis, fallecido el pasado julio. “Él era el alma de Miner”, recuerda con cariño su hijo. “Era imaginativo, incansable, rebelde e inventor. Trabajó desde los 14 años y lo seguía haciendo con más de ochenta, y es el creador de la Motoretta o los frenos Cantilever. Hasta informaba del Tour de Francia en los años 50: se subía al tejado para captar con una antena rudimentaria alguna radio francesa y, con sus hermanos, ponía los resultados, clasificaciones y entrevistas en unas hojas que después pegaban en el escaparate. ¡La calle se llenaba de aficionados al ciclismo que se enteraban así de qué había pasado en el Tour!”
Miner
Ronda Kalea 7
20001 San Sebastián (Donostia)
Tel: 943 271 050