No siempre es fácil diseñar un jardín. Para empezar, y si no está acotado, se precisa de una valla que lo delimite, de una puerta que permita el acceso y de varios espacios que alberguen diferentes tipos de árboles y plantas. Y en muchas ocasiones, nuestro sueño se ve frustado por el coste económico que supone la compra de materiales y mano de obra.
Una solución práctica y sostenible es servirse de bicicletas recicladas para llevar a cabo nuestro poyecto. Y tiene sentido: ¿por qué no utilizar la estructura sólida y estética de las ruedas o los marcos para separar las diferentes zonas?
La bicicleta permite todo un mundo de originales posibilidades que darán forma a un jardín único. Celosías, vallas, maceteros… ¿Una puerta? Muy fácil, bastará unir un par de cuadros o utilizar incluso la bicicleta como estructura para delimitar la entrada.
Todo es posible con un poco de imaginación: desde pequeños invernaderos hasta elegantes soportes para colgar esas plantas que tanto nos gustan. Una alternativa ecológica y económica que sacará nuestro lado más creativo.