Lo que durante años fue un oscuro e impersonal parking para 38 coches es, desde hace casi cinco años, una atractiva y modélica instalación capaz de albergar 680 bicicletas. Pero el aparcamiento sur de la estación central de Karlsruhe, en Alemania, es algo más, casi un símbolo del compromiso de intentar cambiar la movilidad de una ciudad.
Objetivo: 30%
La historia comienza hace más tiempo, en concreto en 1991, cuando Rem Koolhaas, un prestigioso arquitecto holandés (merecedor, en 2000, del considerado premio Nobel de la arquitectura, el Pritzker), recibió el encargo de proyectar junto a la estación de tren un nuevo edificio emblemático para Karlsruhe: el ZKM (acrónimo de Zentrums für Kunst und Medientechnologie o, en español, Centro de Arte y Tecnología de los Medios de Comunicación).
El proyecto, del que quedan impactantes bocetos, se quedó en eso: tras muchas desavenencias entre las partes implicadas Koolhaas se quitó de en medio, y el edificio terminó construyéndose en otro barrio de la ciudad. Así fue cómo, desde entonces, el espacio siguió siendo un anticuado aparcamiento para coches y autobuses, hasta que como nos explican desde Johnny Architecture (el estudio que absorbió Tafkal, la oficina que originalmente desarrolló el proyecto), “en primavera de 2017 las cosas empezaron a cambiar”.
Unas obras en la zona sirvieron de excusa para que el ayuntamiento, según los arquitectos, “enviara una señal a la comunidad”: Karlsruhe abandonaría su anticuada infraestructura favorable a los coches e impulsaría el uso de la bicicleta para que ésta alcanzase el 30% del reparto modal.
En apenas nueve meses, y con un coste total neto de 600.000 euros, el oscuro espacio se transformó en 1.300 metros cuadrados inmaculados para que los ciclistas aparcasen allí sus monturas. “El aparcamiento no es sólo apto para bicis urbanas y convencionales”, cuentan desde Johnny Architecture, “sino que incluye zonas para bicicletas de carga, remolques o de recarga de e-bikes”.
Además, la estación ofrece un moderno vestuario para cambiarse de ropa, taquillas con llave, fuentes de agua fresca y un taller con herramientas profesionales para que cada usuario pueda mantener o reparar su bici.
Colorido y premiado
Dividido en cinco zonas, cada una marcada y señalizada con un color diferente en suelo y paredes (y que también supone un guiño a las líneas del metro de la ciudad), el aparcamiento cuenta con soportes para anclar las bicis e iluminación concebidos por Johnny Architecture. El espacio cuenta con una entrada propia en la zona sur de la estación (hay otro aparcamiento, este de 440 plazas, en la zona norte), y como nos explican desde Karlsruher Fächer GmbH, la entidad municipal que lo gestiona, “es también directamente accesible desde el vestíbulo de recepción que conecta todas las vías”.
Abierto las 24 horas, y todos los días del año, toda la electricidad viene generada por energías renovables. Dejar tu bicicleta allí cuesta un euro diario, aunque hay billetes mensuales (8,50 euros), semestrales (35 euros) y anuales (75 euros) con los que el usuario también, si le viene mejor, puede usar el aparcamiento norte.
Y no, no sólo nosotros pensamos que es una Maravilla ciclista: la instalación mereció el Premio Alemán de Ciclismo a la mejor infraestructura en 2020. Y es que, poniéndolo así de fácil… ¿Cómo no va a apostar la gente por la bici en lugar de por un caro, contaminante y aparatoso coche?.