Hay obras que se hacen por pura necesidad. En otras, los responsables tienen la oportunidad de poner en cada fase del proceso lo mejor de su creatividad. Pero también existe un tercer tipo de proyectos: son aquellos en los que ambas circunstancias se dan la mano, creando infraestructuras que, además de útiles, ofrecen a los ciudadanos la posibilidad de recrearse ante su contemplación. Auténticas maravillas que perduran en el imaginario colectivo y que, con el tiempo, terminan por convertirse en iconos de una ciudad.
Ese es el camino que, a todas vistas, espera al nuevo túnel bajo la estación de Amsterdam. Desde hace años, a la capital de Holanda le hacía falta un nuevo paso para peatones y ciclistas bajo la conocida estación central. Pero no podía ser uno cualquiera. Y los arquitectos del reputado estudio holandés Benthem Crouwel Architects eran conscientes de ello.
"La idea de este proyecto arrancó hace ya muchos años, allá por 1996", explican a Ciclosfera los responsables del estudio. "Existía la necesidad de construir un túnel bajo las vías de la estación. El Ayuntamiento puso en marcha un concurso en el que participaron cuatro de los principales estudios de arquitectura de la ciudad. Finalmente, en 2008, Benthem Crouwel ganó la adjudicación y se puso manos a la obra".
Eficiencia… y belleza
Dicha obra no fue, precisamente, un camino de rosas. Y es que el proyecto de túnel bajo la estación central de Amsterdam entrañaba importantes retos. "Lo más difícil fue trabajar bajo las vías del tren, mientas éstos seguían circulando. Había un calendario muy ajustado, por lo que los operarios tuvieron que trabajar mucho, especialmente durante la noche".
Una vez inaugurado, la recepción del nuevo túnel por parte de los ciudadanos fue excelente. "Los ciclistas de Amsterdam aprecian mucho cualquier atajo, y este nuevo túnel les ayuda a ahorrar un tiempo considerable". Pero más allá de su funcionalidad, lo que de verdad valoran los ciudadanos es la belleza del resultado final.
"Hemos tenido la oportunidad de trabajar mano a mano con la diseñadora Irma Boom y la compañía de cerámica Royal Tichelaar Makkum, que ha invertido cinco años de trabajo para dar forma a los 46.000 azulejos y 33.000 baldosas que conforman el interior del túnel. Se trata de un diseño inspirado en una obra del pintor holandés Cornelis Boumeester (1652-1733) que representa un buque de guerra de Rotterdam, y que Bloom ha modificado ligeramente, aunando dicha pintura con un degradado abstracto y moderno". Simplemente espectacular.