Mooose, la primera empresa española dedicada a la elaboración de manillares ergonómicos y de madera para bicicletas urbanas, da un paso más en su compromiso con un mundo más sostenible: este lunes, la empresa ha lanzado Hulla, un nuevo manillar que nace con el ambicioso objetivo de concienciar sobre la importancia de cuidar los bosques.
Hulla es una edición especial del manillar Bullmoose, uno de los más emblemáticos de la firma, que destina el 15% de su precio al Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Concretamente, a su plan de prevención de incendios.
“Con Hulla queremos continuar con nuestro compromiso medioambiental. El trabajo lo hacemos con el mínimo impacto posible, sin utilizar productos tóxicos ni especies de madera en peligro de extinción para hacer productos respetuosos, atemporales y esculturales para las bicicletas”, explica Curro Galván, CEO de Mooose.
“Con Hulla queremos continuar con nuestro compromiso medioambiental”
La inspiración de esta edición proviene de la obra Black Forest, **del español afincado en Chicago Íñigo Manglano-Ovalle. Se trata de dos grandes cubos revestidos con madera carbonizada, que tratan de sensibilizar sobre cuestiones como la deforestación, la naturaleza y el impacto ecológico de la cultura contemporánea. “Queríamos aplicar la fuerza de esta obra a un producto de uso diario como nuestros manillares, para visibilizar este problema”, comenta.
Los cubos de esta obra se han oscurecido mediante la técnica japonesa del Shou Sugi Ban, un proceso de acabado artesanal para proteger y teñir con una capa de carbón y que hemos empleado en estos nuevos manillares. Así pues, el proceso de creación de la edición Hulla es completamente artesanal: “Partimos de un manillar de madera de fresno, fabricado en proveedores de kilómetro cero. Después, tratamos los manillares con la técnica del Shou Sugi Ban, controlando la capa de carbón que se crea para él. Para ello, se lleva a cabo una exposición a un fuego muy potente y controlado, que crea dos veces seguidas una capa de carbón que protege la madera ante la humedad de forma natural”, ha apuntado Galván.
Galván destaca que esta técnica “no compromete en absoluto la resistencia del manillar; más bien lo contrario. Viene a ser un “lo que no te mata te hace más fuerte”, pues se utilizaba tradicionalmente en Japón para alargar la vida de la madera de uso intenso en el revestimiento de suelos y paredes”. Además del componente funcional, el Shou Sugi Ban es reconocido por su acabado estético, que varía en función del tiempo de exposición de la madera al fuego. Por ello, se han elaborado dos modelos para la edición Hulla, uno 100%, con una exposición al fuego más larga y otro, 70%, con una exposición menor a través de la cual queda un acabado pardo que marca la veta original de la madera del manillar.