Ciudades

Mafalda González-Alegre: “Le pongo la cruz a quien

Periodista, presentadora, guionista y ciclista habitual, Mafalda González-Alegre defiende las virtudes del ciclismo urbano con tanto humor como convicción.

¿Cuál es tu primer recuerdo sobre una bici?

El día que mis padres decidieron que era hora de quitarme los ruedines. Siempre he sido muy kamikaze, les dije que ya era mayor y quería intentarlo… y me estrellé contra un seto. A la primera. Tenía unos ocho años, y me hice en el brazo una cicatriz que todavía me dura. El seto, eso sí, era muy bonito: veraniego y lleno de camelias.

¿Usabas mucho la bicicleta de pequeña?

Soy de Vigo y ahí, más que ciclismo, se practica el alpinismo… ¡Está llena de cuestas! Yo encima vivía en una de las más empinadas de la ciudad, por lo que no era fácil. Eso sí, iba bastante a playas como la de Samil, donde podía patinar, jugar al baloncesto y montar en bicicleta a tope.

Ahora, en cambio, montas casi a diario.

Me encanta estar en la calle, que me dé el aire, y me pasa también en una ciudad como Madrid. Si puedo ir a algún sitio andando, o en bicicleta, lo hago. Me gusta moverme por mí misma, y sentir que todo el tiempo estoy haciendo algo útil. Moverte en bici es ganar tiempo: no sólo porque llegas antes, sino porque mientras dura el trayecto mejoras tu cuerpo y tu cabeza. Y, sobre todo… me da libertad. En bici puedes hacer todo lo que te dé la gana.

“Moverte en bici es ganar tiempo: no sólo porque llegas antes, sino porque mientras dura el trayecto mejoras tu cuerpo y tu cabeza”

Como ciclista urbana, ¿qué ves a diario en Madrid?

La gente conduce con mucha agresividad. La primera vez que cogí un coche acabé llorando: te pitan, no te dejan cambiar de carril… En bici, en cambio, tienes la sensación de decidir más por dónde vas, de tener más poder. Tú decides sobre el tráfico.

Y cuando escuchas frases como “Madrid no es para las bicicletas”, piensas…

Que es una gilipollez. Puedo juzgar a una persona, ponerle la cruz, por insultar a los ciclistas o decir ese tipo de chorreadas. Nos queda muchísimo, pero estamos aprendiendo a convivir. Creo en un centro de la ciudad con más peatones, con más ciclistas, con más personas que coches. La bici ya está en todas partes, y muchos se van a tener que acostumbrar. ¡Para lo que no está hecho Madrid es para tanto coche!

Mafalda González-Alegre (foto: Iván Castellano)
Mafalda González-Alegre (foto: Iván Castellano)

Tampoco, he oído, para despistarse mucho con la bici aparcada…

¡Me han robado de todo! El bolso, el móvil… y, claro, también una bici. Creo que seré una persona adulta cuando logre que dejen de robarme cosas. Lo de la bici fue tremenda: entré a un bar dos minutos, dejé la bicicleta candada en la calle… y cuando salí no estaba más que el candado tirado. Otras veces la he dejado atada durante horas, y no me había pasado nada.

Por eso te has pasado a la plegable.

Ya tengo más de 30 años, y no pienso permitir que me roben otra bici. Hacerse maduro es abrazar el pragmatismo… y una plegable es lo mejor que me puede pasar. No sólo por los robos: soy muy kamikaze, empiezo a pedalear y puedo terminar en cualquier parte… y llevar una plegable me abre la opción de volver en metro, tren o autobús. Exprimir toda mi energía y, a la vuelta, poder desplomarme.

¿Cómo te ha cambiado la vida ir en bici?

La bicicleta nos pacifica. El ruido, la contaminación… los coches crispan. Veo a las bicicletas esenciales para disfrutar de la ciudad. Tanto por los demás como, sobre todo, por mí misma: voy por Madrid como los extranjeros, sorprendiéndome por lo bonita que es, y en bicicleta, parándome, dándome el aire, sintiendo que hago ejercicio, es aún mucho mejor.

[Este artículo forma parte de la edición impresa del número 25 de Ciclosfera. Lee el número completo aquí]

Mafalda González-Alegre (foto: Iván Castellano)
Mafalda González-Alegre (foto: Iván Castellano)