Si bebes, no conduzas. Tampoco una bicicleta. Es el mensaje que están tratando de transmitir los agentes de la Policía Municipal de Madrid a todos y cada uno de los ciclistas a los que realizan controles de alcoholemia, especialmente durante los fines de semana.
Con la llegada de BiciMad, el sistema público de alquiler de bicicletas eléctricas, la movilidad ciclista en la capital se ha disparado, con un número de trayectos diarios que a menudo supera los 12.000. Y también el uso de las bicicletas en la largas noches de fiesta, en las que la bicicleta se convierte en la manera más cómoda y rápida de llegar a casa. El problema es que muchos lo hacen con unas copas de más, pensando que los habituales controles de alcoholemia no van con ellos.
Puede que hasta hace poco fuera así, pero las cosas están cambiando. Según informa el diario El Mundo, en lo que va de año se han realizado controles de alcoholemia a un total de 327 ciclistas, de los cuales 99 (un 30%) dio positivo. La cifra de controles es muy superior a la del pasado 2014, cuando sólo se hizo soplar a 68 ciclistas.
Sanción administrativa
Según explican los agentes, en caso de dar positivo, los ciclistas se enfrentan a una multa que oscila entre los 500 y los 1.000 euros, dependiendo de la tasa de alcohol, y la bicicleta queda inmovilizada. Se trata de una sanción administrativa, y que no conlleva responsabilidad penal como si se tratase de un turismo. Tampoco se ven afectados los puntos del carnet de conducir, en caso de que el ciclista lo posea.
Con este aumento de los controles, la Policía quiere hacer hincapié en el hecho de que la bicicleta es un vehículo, y como tal ha de ser considerado por sus usuarios. La gran mayoría de los ciclistas sometidos a un control de alcoholemia se muestran favorables a que así sea, y reconocen lo peligroso de circular en bicicleta en estado de embriaguez .
¿Y tú? ¿Alguna vez has cogido la bici habiendo bebido más de la cuenta?