El objetivo es reducir el peligro en las calles. Pacificar, se dice por aquí. Y es un buen paso: según los datos que maneja el ayuntamiento, la limitación reducirá las muertes en la ciudad en un 7%, lo que equivale a 30 muertos menos al año.
Tráfico más seguro y, por otra parte, no mucho más lento. La media de velocidad en los trayectos urbanos en Londres está estimada en 21,9 millas por hora, por lo que el nuevo límite de velocidad implicaría que, en un trayecto de 2,5 kilómetros, se tardarían 25 segundos más.
El ayuntamiento ha señalado que la policía apoya la medida, y que la hará cumplir. Pero también que no se trata de una ley recaudatoria: la cuantía de todas las multas será ingresada por el gobierno central, y el ayuntamiento no recibirá ningún beneficio por este tipo de multas.
Nada de badenes: el ayuntamiento confía en que los propios conductores se obliguen a reducir la velocidad
Toda la ciudad disfrutará de esta reducción de la velocidad, excepto la carretera A3211, que une Victoria Embankment y Byward Street; los carriles y puentes entre esta carretera y el río Támesis y la A1210.
Para hacer cumplir la ley, la ciudad no llenará la ciudad de badenes, sino que el ayuntamiento “confía en que los propios conductores se obliguen a cumplirla, sin necesidad de ser obligados a frenar por infraestructura intrusiva”.