Se llama Andrew Holland, tiene 24 años y ha sido denominado “el ciclista más desalmado de Gran Bretaña”. El motivo, circular a toda velocidad por una acera de Blackpool (ciudad al noroeste de Inglaterra), atropellar a una niña de tres años que salía de su casa y arrastrarla unos cuantos metros.
El incidente fue grabado por una cámara de seguridad, se ha difundido en Internet y, por supuesto, ha causado la repugnancia de miles de personas. La niña, Lucie Wilding, sale después de su madre (que la espera junto al coche) de su casa. Nada más pisar la acera, un ciclista aparece en la escena golpeándola y arrastrándola por el suelo. Después sale el padre de la cría, que la recoge del suelo abrazándola, para después introducirla en el coche y llevarla al hospital.
La familia de la niña y el ciclista dan dos versiones distintas de lo sucedido
La controversia es todavía mayor porque las partes implicadas no se ponen de acuerdo. Según la familia de la niña, Holland apenas se paró unos segundos para recriminarles que la niña estuviera sola en medio de la acera, y se marchó a toda velocidad después. Sin embargo, el ciclista asegura que lo primero que hizo fue disculparse, y que al día siguiente acudió a una comisaría de policía para informar de lo sucedido.
“Mi vida ha sido destruida”, ha dicho Holland a algunos medios de comunicación británicos. También ha explicado por qué circulaba en ese momento, y tan rápido, por la acera: “La calzada está llena de coches por el tráfico escolar, y no sabía que era ilegal. Generalmente uso los carriles bici o la calzada”.
Por suerte, lo sucedido no ha sido dramático: la niña está sana (aunque algo magullada y, según parece, algo aterrorizada cada vez que ve una bicicleta), y ahora el revuelo se ha quedado en los tantas veces sensacionalistas medios británicos. Eso sí, nos sirve para reflexionar: basta un comportamiento inadecuado, una imprudencia, para que el nombre de todo un colectivo quede manchado. Ese vídeo, esas imágenes, ese accidente, puede ser usado por muchos para achacarle a los ciclistas un aura de incivismo, irresponsabilidad y falta de respeto por los demás.
Precisamente, es el civismo, la responsabilidad y el respeto lo que nos lleva a muchos, entre otros motivos, a movernos en bicicleta. Sed cuidadosos, pensad en los demás y evitar que estos sucesos ocurran. No caigamos en los errores que, tantas veces (y con tanta razón), criticamos y denunciamos de otros usuarios de la vía pública.