¿Cuándo, y por qué, nace La biciteca?
Es nuestro tercer año… Surgió como librería online: vivía en Salamanca y me era muy difícil conseguir literatura relacionada con el ciclismo, y vi que le pasaba lo mismo a muchos otros. Así que pensé en aglutinar esos títulos, en ofrecer una fuente de información sólida sobre literatura ciclista. Después, cuando ya estábamos en marcha, descubrí que había muchos títulos imprescindibles descatalogados, así que decidimos dar el salto editorial para publicarlos.
¿Cómo ha evolucionado el sector?
Hace tres años había muy poco espacio para la literatura ciclista, mientras que ahora en casi cualquier librería es posible encontrar algún libro relacionado con el tema. La bici, en sí, está de moda, y la literatura está acompañando a ese fenómeno de la cultura ciclista. La afición a la bicicleta no se acaba cuando la persona llega a su casa, sino que a muchos de nosotros nos gusta seguir indagando en el tema. Leer ciclismo es también practicarlo, es ciclismo de papel… Una evolución mantenida que se refleja en la aparición de más títulos, de más aficionados, y de más personas que gracias a los libros alimentan esa pasión.
La afición a la bici no se acaba al llegar a casa, sino que nos gusta indagar más en el tema
¿Ocurre el mismo fenómeno en otros países?
Sí, y con más fuerza. En el mundo anglosajón la literatura deportiva está siempre entre los más vendidos, cualquier deportista o exdeportista escribe su autobiografía, porque los personajes deportivos suscitan mucho interés. En los Países Bajos o el norte de Europa hay mucha afición, y eso se refleja en lo literario: como ejemplo, Pedro Horrillo tiene dos libros publicados en esos países, y en Holanda existe una revista centrada, únicamente, en literatura ciclista.
¿Falta en España conocimiento ciclista, más contacto con nuestra historia y leyendas?
Sí. En Francia, por ejemplo, cuidan muchísimo a sus campeones, cosa que aquí no hacemos. Hablando con Federico Martín Bahamontes, el primer español ganador del Tour, me contaba que le llegaban cartas de extranjeros que le pedían que les firmara fotos, que le preguntaban cosas, pero que apenas pasaba lo mismo desde España. Aquí no cuidamos a nuestros campeones, pero la literatura es una forma de corregirlo: sirve para rescatar a esa gente, para homenajearles, para ofrecerles una segunda oportunidad.
¿Por qué el ciclismo es tan literario?
Porque es épica. Porque es un deporte de sufrimiento, de dolor y esfuerzo, y eso va anexo a la literatura. El ciclismo se presta muy bien a los grandes relatos, y de distintas maneras. Hay novelas de ficción, como El Alpe d’Huez, de Javier García Sánchez, capaces de reflejar en muchas páginas todo el sufrimiento y la emoción de una simple etapa del Tour.
¿Qué interesa más a los lectores españoles?
El tipo de lector está cambiando. Antes interesaban, sobre todo, las biografías: libros sobre el Chava Jiménez, Perico Delgado o Miguel Indurain. Luego han ido llegando otros géneros, y gusta mucho la literatura de viajes y cicloturismo como los de Juanjo Alonso ‘El Kapitán Pedales’, Salva Rodríguez o el Biciclown. También se están rescatando libros de historia, de los orígenes del ciclismo. Y en particular, me gusta mucho la ficción: en España apenas había nada publicado, pero ahora están hasta llegando novelas gráficas maravillosas.
¿Cuál es, en tu opinión, el ciclista más literario de la historia?
El Tarangu, Luis Ocaña, Eddy Merckx… Hay muchos, pero mi debilidad son los ciclistas de principios del s.XX y de los años 40 y 50 como Bartali o Coppi.
¿Qué tres títulos debería leer todo buen aficionado a la bici?
Mi querida bicicleta, de Miguel Delibes, es absolutamente recomendable. Delibes es un autor maravilloso y el libro es muy bonito, muy alegre, un auténtico tesoro. Después, ¡Bici! ¡Toro!: está ambientado en 1893 y cuenta el viaje de París a Madrid, en una bicicleta de piñón fijo y con frenos de cuchara, de un francés y un inglés. Es muy divertido, y refleja el espíritu de los sportsmen de esa época. Y, por último, recomendaría Las leyendas del Tour de Francia, de Jan Cleijne, una novela gráfica que acaba de publicarse en España y es una maravilla, con unos dibujos magistrales y un guión interesante y adictivo.