Si tenía que ocurrir en algún lugar, ese tenía que ser Dinamarca. Sille Kongstad, una joven de Copenhague, se hizo un día una pregunta: si a la gente le gusta tanto vivir en bicicleta, ¿por qué no querría el mismo vehículo para realizar su último viaje? Dicho y hecho: Sille se puso a trabajar en una idea de negocio por la que muchos no quisieron apostar: la bicicleta fúnebre. Hubo quien se rió de ella, pero hoy puede decir orgullosa que su idea se ha convertido en una realidad. Y los habitantes de la capital danesa lo han recibido con los brazos abiertos.
“Hay servicios funerarios muy extraños en el mundo, así que, ¿por qué no?”
“Empezó como un simple proyecto, apenas con un dibujo en un papel”, cuenta Sille en su web. “Estuve echando un vistazo a la gran cantidad de modelos de funerarias que existen por el mundo, a cada cual más extraña, y me decidí a intentarlo. Ha sido un largo camino hasta llegar hasta aquí, pero sin duda ha merecido la pena”.
Con un 36% de la población que se mueve a diario en bicicleta, sobre la que recorren más de un millón de kilómetros al día de media, Copenhague es el lugar perfecto para una idea de negocio como la de Sille. Eso sí, que realizar este último trayecto en bicicleta sea infintamente más sostenible que hacerlo en coche no significa que sea barato: alquilar una de estas bicicletas cuesta entre 200 y 335 euros, según indica su web. Aunque quizá merezca la pena no escatimar a la hora de realizar un viaje tan importante…