Profesora de arte... ¡y ciclista urbana! ¿Cuándo y cómo empezó tu relación con la bici?
Soy de Granada y, aunque no sea una ciudad demasiado amable para pedalear, ya me movía ahí pedaleando. Al llegar a Logroño la empecé a usar todavía más: Logroño tiene un tamaño y una orografía perfectos para el ciclismo urbano, siempre me resultó muy cómodo para moverme con mis hijas y creo que se dan todas las condiciones para elegir la bici como medio de transporte. Al trabajar en un colegio, todavía más: estás acostumbrada a ver a diario atascos y mucho tráfico en la puerta de los centros, y todo lo que puedas hacer por evitarlo, por sustituir un coche por una bici, me parece de bastante ayuda.
¿Cómo es tu día a día en bici?
Por la mañana voy de mi casa al colegio, que está a unos cuatro kilómetros. Cuando entro a primera hora hay menos coches, pero cuando voy a las nueve... ¡No paro de ver atascos, pero los evito con la bici y llego mucho más rápido! Pero, además, no es solo cuestión de rapidez: en bici cruzo el centro tranquila, a gusto. Llego de mejor humor al trabajo. Y, al salir, pedalear me ayuda a despejarme y desconectar durante la vuelta a casa.
"En bici llego de mejor humor al trabajo. Y, al salir, pedalear me ayuda a despejarme y desconectar durante la vuelta a casa"
¿Hay más profesores en tu colegio que se muevan en bici?
Sí, somos varios. Este año hasta tenemos un aparcabicis propio en el aparcamiento de profesores. Imagino que vernos llegar e irnos cada día pedaleando ayuda a integrar la bici entre los alumnos y las familias, que la normaliza como vehículo cotidiano. Porque esa es la clave en Logroño: integrar, normalizar, convivir. Nadie debe sentirse atacado: ni peatones ni ciclistas, pero tampoco automovilistas. Este colegio es muy grande, hay familias que viven lejos y es lógico que vengan en coche. Esto no es contra ellos, ni contra nadie: todos debemos convivir y respetarnos.
¿Cómo ves Logroño dentro de unos años? ¿Eres optimista?
Es cierto que, en los últimos tiempos, se ven más bicicletas y patinetes. Es una realidad indudable, y que exige trabajar con fuerza por la convivencia de la que te hablaba. Habrá más bicis en la ciudad: una vez que lo pruebas lo normal es que te enganches. Por eso la educación es lo primero: educación para los futuros ciclistas, que en las aulas se les enseñen sus derechos y sus obligaciones sobre una bicicleta. Pero, también, educación vial para aquellos que se mueven en coche y en moto. Y otra cosa: mejor señalización. Más información. Que los automovilistas, por ejemplo, entiendan la diferencia entre un paso de peatones y un paso ciclista, y que en uno nos tenemos que bajar de la bici pero en el segundo no. Y como eso... ¡muchas cosas más!
Y, por último... ¿en qué bici te mueves tú?
En una Winora eléctrica. Antes usaba una bici convencional pero es verdad que a veces, cuando venía con prisa, llegaba al colegio acalorada. Con la e-bike me es más cómodo: llego siempre fresca de mente pero... ¡también de cuerpo!