Hélion no pintaba, narraba, porque sus obras se leen. Bajo esos colores fríos nada llama la atención, pero nos atrapa.
Hélion explicaba así Au Cycliste, que cuelga en el Centro Pompidou de París: "Es austera y concentrada. La pinté con ímpetu… Dibujé a un hombre sobre una bicicleta y él salió a ver paisajes y flores, cosas y mujeres".
El ciclista imprime velocidad y profundidad al relato, el hombre trajeado, seriedad y obligaciones. Desde la ventana una mujer nos mira y, casi imperceptible, una frágil hoja acaba de aterrizar en el suelo. ¿Cuál de los cuatro eres tú?