“Simplemente me centré en viajar, en conocer, en experimentar” comenta con total naturalidad, como quien ha salido a caminar sin rumbo concreto por su barrio. Pero con esa frase está resumiendo los 29 países y 250 días de anécdotas maravillosas y también momentos que le hicieron temer por su vida.
Pero ahora viene lo bueno. Por si fuera poco, Juanma Mérida se lanzará a la aventura de rodear toda Sudamérica en bicicleta, empezando desde Colombia para acabar atravesando todos los países del continente latino en un recorrido épico de 30.000 kilómetros en menos de un año, ¡y sin asistencia!
Echa un vistazo a la entrevista con Juanma Mérida
”Se puede planificar un viaje de un fin de semana, pero no uno de 5 meses, pueden ocurrir demasiadas cosas que manden al traste tus planes” (Juanma Mérida)
Lo que nos hace levantar las cejas en un gesto de sorpresa es que el propio Mérida se define como una persona miedosa, pero al mismo tiempo, capaz de aparcar en alguna esquina de su cabeza todos esos temores: "El miedo es algo que reside en la mente. No me dejo afectar por él. Siempre me he considerado una persona muy temerosa, con miedo a muchas cosas en la vida, desde niño. En nuestra sociedad es común el miedo a salir fuera, a exponerse… Yo no quería vivir con miedo” y se subió a una bicicleta. Una cosa más para la que la bicicleta vuelve a ser la herramienta perfecta solucionadora de problemas. “Exponerme a la gente, a los a las condiciones meteorológicas… Poco a poco fui afrontando esos miedos”.
Lo mejor y lo peor: “Se fiaban de mí, a ciegas”
El ser humano está lleno de sorpresas, independientemente del país en el que resida. Pero hay otro aspecto que destaca de todos con los que se fue encontrando: “la hospitalidad”.
“La gente se vuelca contigo y normalmente te ayudan en todo lo que pueden. En el norte de Suecia, por ejemplo, contactó conmigo una chica y me ofreció alojamiento gratis en su casa a mi paso por el país. Lo más alucinante es que tenían una comida familiar en otro lugar y me dejaron completamente solo, se fiaban de mi a ciegas”. Pero lamentablemente, también hubo momentos de poca humanidad. En un pequeño descuido le “levantaron” el casco y unas gafas. “Tuve que hacer muchos kilómetros sin casco hasta que pude llegar a una ciudad lo suficientemente grande donde comprar uno. Son los únicos kilómetros que he hecho en mi vida sin protección en la cabeza”.
Fauna salvaje: “… entre vivir o morir”
Cruzarse con todo tipo de animales en su viaje a África llegó a ser lo más normal del mundo. Jirafas, cebras, leopardos… sobre todo a partir de Kenia y hacia el sur, donde están menos controlados y es normal verlos al margen de la carretera. Todo era perfecto, pero a Juanma le esperaba un buen susto.
“Cruzando un parque nacional en el sur de Tanzania, me topé con una Leona salvaje en medio de la naturaleza. Se quedó mirándome fijamente, amenazante. La tenía a menos de 100m de distancia y pensé, Juanma… la decisión que tomes ahora va a ser entre vivir o morir. Actué muy bien, porque había leído sobre esta posibilidad. Frené suavemente, me bajé y levanté la bicicleta a pulso, para hacerme más grande a sus ojos. Ella simplemente me miraba. Yo estaba paralizado. Por suerte pasó un camión. Me puse en medio de la carretera y me dije o me atropella el camión o me come la leona y entre las dos opciones, prefiero que me atropelle el camión. El camionero me vio y supo enseguida lo que me estaba pasando. Empezó a tocar el claxon hasta que la leona se dio la vuelta tranquilamente y se metió dentro de la selva”.
El accidente: “Apareció un coche a toda velocidad, iría a más de 150km/h”
En muchos países del norte de África se conduce, como en Reino Unido, por el lado izquierdo de la carretera. “Me tuve que acostumbrar rápidamente, pero en un cruce que yo tenía que tomar a mano derecha, cometí el error de mirar instintivamente, primero a la derecha. Había una curva a lo lejos, creía que no venía nadie, pero apareció un coche a toda velocidad, iría a más de 150km/h”.
“Se me echó encima y no pude hacer nada. Con muchos reflejos acabé frenando, pero el coche me golpeó en la rueda delantera y me hizo caer al asfalto. Pensé que iba a acabar en el hospital, pero no me pasó absolutamente nada. El casco me salvó la vida, porque noté cómo mi cabeza golpeaba primero el coche y luego el suelo”.
Problemas mecánicos: “Me tiraban piedras cuando pasaba, me emboscan, aparecían de cualquier parte”
“Llega un momento durante el viaje que un pinchazo ya no lo asumes como un problema mecánico, se cambia y punto. Lo realmente importante me ocurrió cuando se me rompió el buje delantero. Crucé una zona de Etiopía bastante conflictiva en la que los niños me tiraban piedras cuando pasaba, me emboscan, aparecían de cualquier parte, y eso fue algo con lo que tuve que lidiar durante muchos kilómetros. Ninguna piedra llegó a golpearme a mí, pero sí llegó a golpear la bicicleta y creo que una dañó el buje”.
En el viaje por África Juanma se gastó exactamente 2.475€.
“Me tocó pedalear 2.000km con la bicicleta rota, la rueda casi no giraba. En Etiopía fue imposible encontrar esa pieza. Los mecánicos callejeros, con herramientas muy rudimentarias, a golpes, me lo iban solucionando, pero yo notaba que la rueda iba cada vez peor. Además, Etiopía es el país más montañoso de África. Subí puertos de montaña de más de 3000m de altura con la bici frenada, pero no me quise rendir. Cerca de Nairobi mi bicicleta dijo “basta”, por mucho que pedalease, no avanzaba. Un camionero me llevó 25km hasta la siguiente ciudad y al día siguiente, cogí un autobús local, parecido a una furgoneta hasta Nairobi, donde encontré la solución”.
¿Equipaje? Poca cosa
Una tienda de campaña, algo de ropa ciclista y herramientas básicas. "Uno se va dando cuenta de que la mayoría de cosas que llevas no te hacen falta. Se aprende con la experiencia".
Juanma pedalea con ropa de ciclismo “es muy ajustada y cómoda. Te protege del del asiento. Llevaba solo un culote y dos maillots de ciclismo. Unos pantalones con extensor para hacerlos largos o cortos, dos calzoncillos, un par de camisetas, tres pares de calcetines, una camiseta térmica y una chaqueta de plumas ultraligera. Nada más”.
Un libro para dejarlo todo por escrito
Todas estas experiencias no deben quedar sólo en la memoria del aventurero, o en las conversaciones de una cena. Estas vivencias estaban pidiendo a gritos permanecer eternamente por escrito.
“El libro se va a titular Muzungu, que es la palabra que se usaba en suajili y significa ‘blanco’ o ‘extranjero’. Ahí contaré, de verdad, todo lo bueno y todo lo malo, mis sensaciones de África y la extrema pobreza con la que he tenido que convivir”. Y también, sin ánimo de hacer spoiler, en ese libro podrás leer cómo Juanma encontró el amor en África.
Y lo que está por venir: Sudamérica
La mirada de Juanma lo dice todo. El mundo se le queda pequeño. Quiere montar en la bici para continuar devorando kilómetros. No está incómodo en una conversación pausada, pero mientras terminamos la entrevista, tenemos la sensación de estar retrasando su próximo viaje. Uno más, que lo lleve aún más lejos, que le haga sentir aún más grande.
O quizá no. Puede que viajar, recorrer lentamente nuestro planeta, a ritmo de bici, es lo que le hace ser consciente de lo pequeños que somos. “En estos viajes, me he dado cuenta de que he crecido mucho como persona, de una manera brutal y creo que ya no podría viajar de otra manera. Es un sueño que quiero seguir cumpliendo”.
Le deseamos muchísima suerte en este nuevo desafío y seguiremos de cerca cada una de sus pedaladas por Sudamérica. ¡Estamos contigo, Juanma!