
El argumento es tan cotidiano como revolucionario: una niña de diez años, Wadjda, desea una bicicleta verde para competir con su vecino Abdullah. Su madre se lo prohíbe y la escuela lo ve impropio: “Las bicicletas no son cosa de niñas”, le repiten.
Pero ella no se rinde, y decide conseguir dinero participando en un concurso de recitación del Corán. En ese contraste, en el usar la tradición para conquistar un sueño moderno, radica buena parte de la fuerza de esta película.
Hacia la dignidad
La bici no es un simple objeto, sino un vehículo que lleva hasta la dignidad. Durante décadas, montar en bici en Arabia Saudí estuvo vetado a las mujeres por considerarse algo “indecoroso”, pero Wadjda desafía esa prohibición con su frescura infantil: quiere poder pedalear como todas las niñas del mundo y recorrer sobre ella un espacio que le ha sido negado. Por eso, esa bicicleta verde encarna la libertad, la igualdad y la posibilidad de un futuro diferente.
Heroica
Nacida en 1974, la directora Haifaa al-Mansour fue la primera mujer saudí capaz de dirigir y estrenar un largometraje. Lo hizo escondida muchas veces en una furgoneta y dando las instrucciones de rodaje a través de walkie-talkies, porque no podía estar en la calle dándole órdenes a actores varones. Tras el éxito internacional de La bicicleta verde, la realizadora ha dirigido películas como Mary Shelley (2017) o The Perfect Candidate (2019), y la revista Time la nombró como una de las cien personas más influyentes del mundo en 2019.

Contra todo
Grabar en exteriores requería permisos especiales, por lo que muchas escenas se filmaron con equipos reducidos para pasar desapercibidos. Muchas tomas debieron justificarse como un documental o un proyecto educativo para sortear la censura.
La actriz que interpreta a la madre de Wadjda, Reem Abdullah, era una celebridad en Arabia Saudí por sus papeles en televisión, y aceptar un personaje tan delicado supuso un riesgo para su carrera. Pero toda esa tensión se transformó en autenticidad: cada plano respira verdad y muestra una Arabia Saudí real, íntima y contradictoria.
Estrenado en 2012, 'La bicicleta verde' fue el primer largometraje saudí firmado por una mujer.

En el mundo
En su modestia, La bicicleta verde (Wadjda es su título original) fue un fenómeno global: proyectada en los festivales de Venecia y Toronto, recibió premios en Dubai, Friburgo, Rotterdam o Innsbruck. Situó a Arabia Saudí en el mapa del cine mundial y puso a Haifaa al-Mansour en la vanguardia del cine de autor.
Peter Bradshaw, famoso crítico de The Guardian, la describió como “una película sencilla y delicada que abre una ventana inédita a la vida cotidiana en Arabia Saudí”. Para Manohla Dargis, de The New York Times, era “un debut brillante, lleno de humanidad y humor, que convierte un gesto infantil en un acto de resistencia”. Y Jay Weissberg, en Variety, la resume como “una fábula luminosa que no cae ni en la condescendencia ni en el panfleto político”.

Dentro y fuera
La grandeza de la película también está en sus detalles técnicos. La fotografía del alemán Lutz Reitemeier alterna la dureza de los paisajes urbanos con cálidos interiores familiares. La música, del también alemán Max Richter, aporta un aire poético y universal que remarca la emoción sin excesos.
Y el preciso y sencillo guion, escrito por la propia directora, nunca cae en el panfleto: rico en ternura e ironía, consigue que la sonrisa de Wadjda hable más alto que cualquier discurso.